ZORROS DESCUERADOS

VOXPRESS.CL.- Un más que centenario proverbio chino dice que “cada paso en falso que da el zorro, más lo acerca a la peletería”. Es una frase realista y muy actual que define a quienes quisieron dárselas de listos y terminaron siendo cazadores cazados por esta dura derrota de los otrora gigantes de la derecha chilena, RN y la UDI, tan maltratados por la ciudadanía en la elección para consejeros constitucionales.
Por la influencia de pequeños grupúsculos dominantes en ambas colectividades, ahora las culpas las están pagando los historiales de ambos partidos por el bochornoso desenlace electoral y por la evidente fuga, de ayer y de hoy, de militantes y simpatizantes en busca de techos que auténticamente interpreten sus valores, sus miradas, sus sentires y su desconcierto ante el acercamiento de sus directivas a un enemigo natural.
Con los atisbos de una apertura política en pleno régimen militar, en 1987, políticos que respaldaron la acción del 11 de septiembre, dieron a luz, simultáneamente, movimientos que, a muy poco andar, derivaron en RN y la UDI, ambos comprometidos públicamente con la continuación de Augusto Pinochet en el poder. Sus adherentes, obviamente, habían estado de plano en favor de la Constitución de 1980, aunque -hay que reconocerlo- respaldaron la decisión de Ricardo Lagos, en 2005, de democratizar aquella Carta Fundamental, extirpándole los ‘enclaves autoritarios’.
Unidos, RN y UDI llevaron dos veces a la derecha a la Presidencia, en medio del reinado de la (ex) Concertación. Previo a ambos triunfos electorales, que hicieron soñar en una larga permanencia de la derecha en el poder, en RN apareció una cuña de raigambre DC que impuso la idea de una “derecha liberal o moderna”, en tanto en la UDI estallaba su crisis doctrinaria que la llevaría –hasta hoy- a una montaña rusa de presidencias con interpretaciones diversas respecto al sello ideológico del partido.
Automáticamente, se precipitaron a tierra los vuelos de esperanza de un largo reinado y surgieron las subdivisiones internas que llevaron a muchos militantes RN a marcharse hacia los Republicanos y otros tantos de la UDI hacia EVOPOLI. Ambos, al unísono, pisotearon su identidad ideológica.
En ambas colectividades, los vivitos zorros que intentaron llevar las aguas partidistas hacia sus molinos personales, hoy, sin mayor pudicia, ponen a la venta sus errores, dado sus altos precios.
A partir de la llegada y absoluto dominio de Sebastián Piñera al manejo de RN, se generó en el partido la convicción de que en su interior podrían convivir dos ‘almas’, coincidentemente la misma definición utilizada por la izquierda para intentar explicar su colapso gubernamental.
En tanto en la UDI, el desplazamiento de los viejos tercios, caracterizados por los ‘coroneles’, produjo un recambio de dirección que sumió al partido en la confusión y, lo más grave, lo indujo a errores de cálculo, de visión y de olfato político alarmantes.
Mientras RN creyó, y muy mal, que debía ocupar el espacio que velozmente fue dejando la ahora inexistente DC, en la UDI, real y probadamente popular, la grandeza de la política predicada y practicada por Jaime Guzmán se redujo a una pelea corta de intereses personales y de una miopísima lectura de lo que siente y piensa la población.
La instalación de la “nueva derecha” por parte de Piñera y de su ministro Rodrigo Hinzpeter, derivó en una óptica que fracasó presidencialmente en dos oportunidades y se acentuó en las conducciones de Cristián Monckeberg y de Mario Desbordes. Francisco Chahuán se ofreció como salvador, pero insólitamente le prometió a la opinión pública que “Chile tendrá un Estado Social y democrático de derechos”…En su locura arrastró a una de las promesas emergentes del partido, Diego Schalper.
La UDI, y sin tener porqué, está pagando el precio de la aún inexplicable decisión de poner en la presidencia y en la secretaría general a Javier Macaya y a Josefa Hoffmann, respectivamente. Para las primarias presidenciales del 2017 descartaron a Evelyn Matthei, porque, aseguraron, que “nadie más que Joaquín Lavín es capaz de evitar que Daniel Jadue (PC) llegue a La Moneda”.
Ni Lavín ni Jadue siquiera vencieron en las primarias internas de sus respectivos partidos.
Lo inteligente hubiese sido que, tras ese papelón, se les marginase a ambos, pero ahí están, todavía, tratando de explicar lo inexplicable: ¿por qué adhirieron al Gobierno transformador y estatista de Boric que sólo quiso darse, él y el PC, el gusto de tener una segunda oportunidad constitucional?
Hoy ambas colectividades están enfrentadas al desafío de cerrar todos los caminos a los empeños de este Gobierno por imponer cualquiera de sus objetivos totalitarios, y de ahí que las dos, por su representación parlamentaria, están llamadas a cautelar su histórico, y fundacional, patrimonio democrático y libertario. Ello, eso sí, al margen de pasarles las respetivas cuentas a quienes pavimentaron el camino para tan pavoroso fracaso electoral: apenas diez consejeros constitucionales, cuatro RN y seis UDI.
Es el resultado de haber llegado a un arbitrario “Acuerdo por Chile” con la izquierda, y ello entre cuatro paredes, sin prestar atención a lo que pedía la gente.