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UNA VELA EN LAS TINIEBLAS


VOXPRESS.CL.- Por miedo, apuro, descuido o presión, el felizmente silencioso ex Presidente de la República, en su momento, no evaluó ni imaginó el tremendo daño que le estaba causando al país, al concentrar tres elecciones nacional en una misma fecha: una de ellas, la de delegados “del pueblo” para la Convención Constitucional. En medio de tantos y tan heterogéneos candidatos, a río revuelto la ganancia la hicieron, muy astutamente, los planificadores, protagonistas y combatientes de la revuelta de octubre del 2019.

El resultado, con algún importante nivel de tardío asombro, lo está conociendo día a día la ciudadanía: como la revolución no les resultó en las calles, la están haciendo a través de una vía legal y aparentemente remitida a la institucionalidad.

Si a ello se le suma el bajo y discretísimo nivel intelectual de un buen número de convencionales, lo que se viene es, simplemente, un engendro, tal como lo definió el delegado Fuad Chaín, ex presidente de la DC, ex diputado, abogado y empresario de turismo, al renunciar a seguir integrando la mesa directiva de la Convención. “Le buscan las cinco patas al gato para eliminar el Senado republicano”, dijo.

Un dato escalofriante que refleja el fondo y forma en que están trabajando estos “luchadores sociales”, fue que el informe de la Comisión de Sistema Político fue devuelto por el Plenario, al rechazar 93 de sus 96 artículos.

Consecuencia de que la Convención aspira a plasmar una Constitución a la pinta de una minoría extremista odiosa, es que debió solicitar más plazo de funcionamiento y, por ello, acortar el tiempo que tendrá la Comisión de Armonización (?) para ordenarlo todo y racionalizar lo que pueda antes de la redacción final.

Este procaz atropello al genuino reflejo de un Estado de Derecho, fue el que llevó a un grupo de senadores -cuyos cargos corren peligro de extinción- a solicitar la presencia en Chile de una delegación de la Comisión de Venecia para que, primero, observara; luego, investigara y entrevistara, y finalmente diera un veredicto sobre este monstruo que proyecta parir la Convención Constitucional. Su diagnóstico fue duramente impugnado por el vocero comunista de la asamblea, Marcos Barraza, quien lo calificó de “indebida intromisión extranjera en los asuntos internos de Chile”.

No existió intromisión extranjera por la presencia de 8 mil milicianos cubanos durante la Unidad Popular ni por el ingreso ilegal de 320 agentes chavistas, enviados por Nicolás Maduro para dirigir la subversión de 2019.

La Comisión de Venecia (Comisión Europea para la Democracia por el Derecho) es un órgano consultivo del Consejo de Europa, creado en 1990 y formado por expertos independientes en el ámbito del derecho constitucional. Su creación se debió la a necesidad de asistencia constitucional en Europa central y oriental, tras la caída del Muro de Berlín y la disolución de la Unión Soviética. Su sede está en Venecia (Italia y cuenta con 62 Estados miembros, entre ellos, Chile. Coopera con la Unión Europea y la Organización de los Estados Americanos (OEA). Su misión, es asesorar legalmente a los Estados miembros y ayudarlos a que “adecuen su estructura legal a los estándares democráticos del modelo europeo”, poniendo por delante, siempre, “el Estado de Derecho”. Su misión (textual) es “evitar las experiencias políticas que dieron origen a la Cortina de Hierro y al Muro de Berlín”.

Entrega “ayuda constitucional de emergencia” a los Estados que se encuentran en proceso de transición -como es el caso específico de Chile.

Los miembros de la Comisión de Venecia son académicos universitarios de Derecho Público e Internacional, jueces de tribunales supremos y constitucionales, miembros de parlamentos y expertos en administración del Estado.

La delegación que permaneció en Santiago entre fines de febrero y mediados de marzo, evacuó un informe en que establece que “no percibe ni siente” que existan sólo las alternativas de Apruebo o Rechazo para el plebiscito obligatorio de salida, el que determinará si la Constitución propuesta es aceptada o rehusada por la ciudadanía.

Antes de partir, el grupo de expertos hizo algunas observaciones. Explicaron que el documento que se presente como propuesta de nueva Constitución, “debe ser claro, técnicamente completo y sólido“, todas condiciones y sellos que no se cumple. Ello abre una opción de reforma constitucional por parte del actual Senado antes de que se materialice la elección no voluntaria, programada, a estas alturas, para fines de año, pues surgió una obligación de tener listo un proyecto alternativo para la eventualidad de que el referéndum le sea adverso al proyecto de la Convención.

Apuntando al corazón del odioso debate de la Convención, los integrantes de la Comisión de Venecia instruyeron evitar “vacíos jurídicos” y políticos, al aprobar nuevos sistemas”. En cuanto a la adopción de un sistema legislativo unicameral, el informe es clarísima: “no existe una regla general a favor de tener una o dos Cámaras”, pero hace simultáneamente, una comparación entre la eliminación del Senado y los regímenes autoritarios en el mundo. Esta reflexión fue la que más iras originó entre los convencionales extremistas, porque es, precisamente, el final del camino al que quieren llegar: implantar el modelo socialista sin que la gente se dé cuenta.

La presencia en Chile de la Comisión de Venecia le abrió los ojos a muchos, descubrió los demoniacos propósitos de los delegados extremistas y comprobó que la propuesta de sistema político es totalitaria. Aunque la devastación institucional continúa en la Convención, al menos unos expertos internacionales prendieron una velita en medio de tantas tinieblas.


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