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UNA RESPUESTA PENDIENTE


VOXPRESS.CL.- En el periodismo, en tiempos lejanos en que efectivamente se impartían conocimientos, solía decirse que las noticias son como las olas, una se monta sobre la otra. Éste es el motivo de que muchos sucesos trascendentales hoy, ya no lo serán ayer y, así, encadenadamente hasta llegar al olvido. También era recurrente en las aulas de antaño la insistencia -de calificados docentes- de no cejar en las investigaciones de acontecimientos relevantes del pasado, subordinados por el oleaje del día a día.


Apelamos a tiempos de la buena pedagogía periodística frente a lo ocurrido con el caso de Tomás Bravo, de tres y medio años, quien luego de permanecer casi tres meses en una morgue pudo ser sepultado sin que se supiese el real motivo de su muerte, ocurrida en febrero en Arauco, y que conmovió al país.


Imaginamos que dados todos los antecedentes conocidos, tras el hallazgo de su cadáver, nadie da crédito a la versión de que murió de hipotermia e inanición. No es la primera vez, ni será la última, en que un caso de esta naturaleza culmina, al menos hasta hoy, sin culpables.


Desde la desaparición del niño hasta su hallazgo, y con posterioridad a éste, ocurrieron hechos tan contradictorios, desconcertantes y extraños, que su desenlace lo menos que tiene es credibilidad. Durante los tres meses en que el episodio estuvo ‘en el aire’, salieron muy mal parados la Justicia, el Ministerio Público, las policías investigadoras y el Instituto Médico Legal (IML), todas, absolutamente todas, las instancias involucradas en hechos como éste.


En nuestra historia criminal, no son pocas las víctimas a quienes nunca se les hizo justicia, y la ciudadanía, por las muestras que dio durante los meses de suspenso, no olvidará fácilmente que a todo el sistema penal le queda una materia pendiente en el caso de Tomás: encontrar la causa, pero la causa real, de su desaparición y posterior muerte.


Independiente de la responsabilidad de su tío abuelo, que lo dejó solo por 20 minutos a campo abierto y vecino a una carretera, hay hechos que hablan por sí solos, que abren interrogantes y que nunca tuvieron respuestas, al menos hasta ahora.


Nunca, en la historia policial chilena, se realizó una búsqueda tan gigantesca de un desaparecido, tan intensa y profesional como la desplegada por mil hombres para dar con el paradero del niño Tomás. El Intendente de Bío Bío se instaló de punto fijo en la zona para supervisar los rastreos de la PDI, Carabineros Ejército, Armada, y Bomberos, apoyados por buzos tácticos, comandos, aviones fotogramétricos y drones. Pese a este descomunal rastreo, el cuerpo sin vida del menor apareció a 2 mil metros de la zona de búsqueda… Fue ésta la primera interrogante abierta.


Luego hay que considerar un hecho que pareció pasar inadvertido, pero que, hasta la fecha, nunca se resolvió: Estefanía, la madre de Tomás, desde el día siguiente a su desaparición hasta el hallazgo, no cesó de clamar que “ruego a quien lo tenga, por favor me lo devuelva”. Esto es, nunca ella dejó de aludir a un secuestro, más todavía si en las indagaciones se conoció la existencia de una disputa por deslindes de tierras de su familia. De partida, la data de muerte no coincide con la fecha de desaparición de Tomás, por lo cual, la explicable hipótesis del rapto ha permanecido hasta hoy, y, claro está, sin respuesta.

Luego, la fantasiosa actuación del fiscal de Arauco no tiene precedentes en el siempre controvertido Ministerio Público: en la audiencia de formalización, aseguró que el autor del crimen fue su tío abuelo, que el niño murió asfixiado por un elemento introducido en su boca según informe del IML y que “el autor” tenía huellas en brazos y costillas originadas por la pequeña víctima cuando, en brazos, lo trasladó hasta el sitio del hallazgo. La jueza no demoró en desestimar su versión por la inexistencia de una sola prueba. ¿Qué pretendió el persecutor? ¿Condenar rápido a una persona para dar vuelta la hoja? ¿Qué motivaron su apuro y su mentira?


A su vez, la Fiscal Regional, instada a hacerse cargo del proceso, semanas después de aquel vergonzoso episodio de su colega, declaró que “hay dos o más sospechosos, están libres y es posible que en estos momentos nos estén mirando por televisión”. Sólo horas más tarde, recibió el informe oficial del IML de Concepción que concluyó que el niño murió de hambre y frío.

Lo inaceptable de esto es que dicha conclusión de la medicina legal se filtró mucho antes de que la Fiscal lo conociera.

¿Cuál fue el interés de ‘alguien’ desde dentro del IML de dar a conocer el veredicto tanatológico antes de que lo supiera la Justicia? ¿Cerrar el caso ahí mismo? Después de ello, la persecutora regional se refugió en el silencio, sin volver a referirse a sus “sospechosos”.


En el Bío Bío están ‘curados de espanto’ desde el icónico crimen con desaparición de Jorge ‘Coke’ Matute Johns, y de momento están esperanzados en que la acuciosidad del equipo de abogados defensores de la familia, pueda dar, y ojalá pronto, con respuestas veraces. El profesional a cargo es el mismo que terminó por descorrer el velo en el caso de Fernanda Maciel, la joven embarazada enterrada en un domicilio de Conchalí.


Debe ser la comunidad, toda y no exclusivamente la de la zona de Arauco, la que esté permanentemente exigiendo que las investigaciones del caso no cesen. No se puede pedir a los medios de comunicación que estén encima de todo lo que, al respecto, se haga, porque está decepcionantemente comprobado que sólo se ocupan de la ola del día. No les inquieta lo mucho que otra dejó pendiente, la del día anterior, de la semana anterior, del mes anterior o del año anterior, muchas de ellas, probablemente, más trascendentales de las que momentáneamente tienen bajo sus pies.

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