POPULAR, PERO EXCLUIDA

VOXPRESS.CL.- Los sobrevivientes de generaciones pasadas la comparan con Carmen Lazo, “La Negra”, una combativa y deslenguada diputada del PS que en el hemiciclo de la Cámara de Diputados hizo gala de ‘cantárselas claritas” a cualquiera, incluso con chilenismos si lo consideraba necesario. Desde esa perspectiva, Pamela Jiles (Partido Humanista) podría ser considerada su heredera en el ámbito parlamentario, porque su vocabulario, a veces insolente, es rico en expresiones fuertes, desafiantes y amenazadoras, lo que desde 2017 le ha significado la devoción de las turbas subversivas para, como ella lo dice, “sacar a Piñera desde La Moneda”.
Su tono de gran audacia política y su sintonía con los extremistas urbanos, le han equivalido una gran recompensa: ser la precandidata presidencial mejor evaluada de la izquierda, pero, increíblemente, discriminada por su sector, que no la quiere en el medio para la gran primaria de julio. Cualquiera se quisiera tener entre los suyos a una carta tan popularísima para las elecciones de fin de año, pero, a excepción del PC, desde el Frente Amplio hasta la DC, y pasando por el PS y el PPD, no la quieren junto a ellos. El PR está en meditación, porque su presidente, y también aspirante, Carlos Maldonado, es quien más empeño hace para que la diputada del Partido Humanista participe de la gran primaria que está preparando la oposición.
Nieta e hija de fieles militantes comunistas, se educó en la Cuba de la dictadura castrista hasta que regresó a Santiago para ingresar a Periodismo en la Pontificia Universidad Católica. Proveniente de una familia muy tradicional de Ovalle, heredó el mismo carácter socarrón y desfachatado de sus tíos.
Tras abandonar las JJ.CC. no dejó pasar la oportunidad de enrolarse en el Frente Amplio, luego de que éste se fundara en enero de 2017. Ese mismo año, tres militantes humanistas fueron electos diputados, ella, Tomás Hirsch y Florcita Motuda (Raúl Alarcón). Hoy, sólo queda ella, pues el primero renunció tras 36 años de militancia, aduciendo que “el partido perdió su rumbo y es necesario recuperar el proyecto humanista en otro lado”, en tanto el segundo, un excéntrico cantante -según él- rehabilitado de las drogas fue expulsado, luego de ser denunciado por violación, agresión y difusión de imágenes íntimas por una ex pareja.
Más allá de sus 400 militantes, el Partido Humanista, por ahora, descansa exclusivamente sobre los hombros de Jiles y de su jefe de gabinete, el también periodista, Pablo Maltes, candidato a convencional constituyente. Éste, conocido como “Abuelo” en el ámbito de la TV farandulera, le transfirió su apodo a ella y con el mote de “La Abuela” hizo toda su campaña hasta ser electa diputada hace cuatro años.
Recientemente fue llevada a la Comisión de Ética de la Cámara por haber tratado de “segundón” al subsecretario de la SEGPRES, Máximo Pavez, denuncia que ella relativiza, “porque con mucha frecuencia he escuchado palabras mucho más graves en el hemiciclo”. De paso, denunció a dos de sus acusadores, Gonzalo Fuenzalida y Paulina Núñez (RN), al primero porque rehusó vacunarse y a la diputada, porque “me agarró a golpes en el hemiciclo cuando enfrenté a Chadwick por los muertos por el virus".
El Partido Humanista abandonó el Frente Amplio, luego de no participar en el Acuerdo de Paz para terminar –sin lograrlo- con la violencia, el 15 de noviembre de 2019, y que terminó con La Moneda entregando la Constitución. Además, se marginaron de ese oscuro salvamento del Presidente, el PC y el Frente Amplio, a excepción de Gabriel Boric quien, en solitario, firmó el documento. Hoy, el precandidato de Convergencia Social es partidario de que Jiles no participe en la primaria amplia de la izquierda. José Miguel Insulza (PS) tampoco está de acuerdo en que se la incluya, haciéndose eco de sectores que la acusan de “populista” e “individualista”, imputándole que “es incapaz de forjar acuerdos”, al punto, la acusan, que ella provocó la renuncia de Hirsch a su partido.
Otros, como el radical Carlos Maldonado, estiman que “hay que tomar muy en cuenta y muy en serio los números”, en alusión a que, según las encuestas, Pamela Jiles supera a todos los precandidatos del sector, y lo atribuye a que la población la considera “la heroína” de los retiros del 10% desde las AFP´s: la diputada llegó al punto de amenazar que “si el Gobierno se opone, habrá que apelar a la revuelta popular”.
En la última consulta de Criteria Research, Jiles resultó ser la tercera figura presidencial más conocida, después de Joaquín Lavín y Evelyn Matthei-, con un 90%, y la carta con mejor aprobación popular, con un 40%. Luego le siguieron Daniel Jadue (PC), con un 31%, y Heraldo Muñoz (PPD), con un 17%. Paula Narváez (PS), no marca.
En la misma encuesta, la humanista aparece con un 9% ante la pregunta “¿quién le gustaría que fuera el próximo Presidente?, mientras que Rincón y Muñoz llegan sólo a un 2% y Paula Narváez (PS) no aparece.
En tres oportunidades, Pamela Jiles ha dicho que “le gano a cualquiera en cualquier tipo de primarias”, y como ello parece ser así, de acuerdo a los números, es que los demás competidores de la izquierda están reticentes a enfrentarla, en especial el ex canciller de Michelle Bachelet, Heraldo Muñoz. Robustecido por su triunfazo en la primaria interna del PPD sobre el populachero Francisco Vidal, ahora se impone con facilidad a su oponente directa, y también bacheletista como él, Paula Narváez.
Esta Llanera Solitaria, muy cercana al Frente Manuel Rodríguez –su único hijo es fruto de una relación con un subversivo-, resulta muy cercana a los más duros y más jóvenes de la izquierda, pero, de momento, se halla muy distante de ser tomada en consideración en una primaria presidencial opositora que, como sea, quiere dar señales -aunque no creíbles- de ser ajena a la violencia política.
Para acentuar su soledad, el SERVEL le recordó que su partido, de momento, no puede inscribir una candidatura presidencial, porque no está legalizado en tres Regiones.
Hábil, bien informada y siempre muy atenta a su entorno, ha vuelto a exprimir al máximo su rol de prima donna de los retiros del 10%, al concentrar el protagonismo en esta tercera oportunidad. Con gran viveza desafió al Presidente a no recurrir al TC a cambio de que ella se comprometía a renunciar a su candidatura, como si ésta fuese un hecho consumado. Eso es reflejo de lo que más se le reprocha, su populismo barato, pero que, igual, le acumula puntos para su real interés, y harto más a su alcance: ser senadora