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NEOLIBERALISMO DEL SIGLO XXI


VOXPRESS.CL.- “En la economía basada en la colaboración (sistema social democrático de derechos, impuesto por la Convención en el fracasado proyecto constitucional de la izquierda) predomina la dura realidad y paradoja de que “en este bello compartir", nadie da nada voluntariamente (la ´solidaridad´ es controlada por el Estado), y el capitalismo se instala porque el comunismo se ofrece como mercancía. Cuando esto ocurre, desaparece toda opción revolucionaria”.

Esta reflexión, que encaja como anillo con la polarizada coyuntura chilena, fue escrita el año pasado por el más célebre de los filósofos contemporáneos y fecundo autor de textos que han sido todo un ‘hit’ mundial, como ‘La Sociedad del Cansancio’. Byung-Chul Han, nacido en Seúl, es experto en estudios sociales y académico de la Universidad de las Artes de Berlín.

A raíz de la arbitraria mesa de negociaciones por una nueva Constitución, impuesta por los derrotados del Apruebo para aminorar la vergüenza por el abrumador Rechazo, lo que está en el fondo del debate no es más que la disyuntiva entre el neoliberalismo y el socialismo.

Para engatusar a la ciudadanía, los auto convocados para una iniciativa que nadie se las pidió, se enfrentan por los flecos, pero todos, izquierdistas, extremistas, opositores, conservadores, populistas y colorientos, defienden sistemas contrapuestos, en los cuales se enfrentan la libertad del hombre y la opresión al hombre.

Byung-Chul Han escribe en alemán y está considerado como uno de los más destacados del pensamiento contemporáneo por su permanente crítica a la sociedad del trabajo. Afirma que el neoliberalismo hace del trabajador un empleador de sí mismo, que se auto exige, y que se somete a su propia disyuntiva del éxito o del fracaso. Dice que, por lo mismo, “no está marcado por el sistema dominante”, y que “cada uno es amo y esclavo de su persona”: sus expectativas no dependen de un régimen político. El Estado Solidario, impulsado por Boric y el PC, despoja a los más ricos (vía tributaria o expropiatoria) para transferir ese capital, como dádiva, a los más pobres.

En los archivos de todas las televisoras chilenas están registradas las reacciones del dictador venezolano Nicolás Maduro, luego de que se cumpliera el plan golpista en Chile acordado por el Grupo de Puebla reunido en Caracas: “¡Bien, Chile! ¡No pensé que iríamos tan rápido!” en alusión a la revuelta del 18/0, “y, ahora, a terminar con el neoliberalismo para instalar una asamblea constituyente” (la repudiada Convención).

Desde esa fecha, el 2019, y hasta hoy, la izquierda, pese a su apabullante derrota del 4 de septiembre, puja por la instalación de su sistema político, probadamente fracasado en el mundo, para extirpar el “explotador neoliberalismo”. El Mandatario no cesa en difundir que la Constitución en vigencia “está deslegitimada y no es igualitaria”, como hubiera sido la suya, cocinada arbitrariamente por el extremismo en la no fraguada Convención.

Byung-Chul Han, en una reflexión aparecida en el libro “Psicopolítica: neoliberalismo y nuevas técnicas de poder”, dice que “quien fracasa en el neoliberalismo se hace responsable a sí mismo y no puede culpar al resto de la sociedad ni al sistema vigente”. Consecuencia de ello, afirma que “al no existir alguien o algo sobre quien descargarse se acaba cualquier ímpetu revolucionario”.​ En su obra La Sociedad del Cansancio, escribe que “la dialéctica del amo y el esclavo no conduce finalmente a ningún tipo de libertad, excepto cuando el patrón es uno mismo”.

Con relación a este tema, en su artículo "¿Por qué hoy no es posible la revolución?", Byung-Chul Han afirma que “no es posible explicar el neoliberalismo desde un modo marxista. En el neoliberalismo no tiene lugar ni siquiera la "enajenación" respecto del trabajo y, menos, la “distribución colaborativa dirigida por el Estado”, tan propia del comunismo.

Estas líneas que acaba de leer no tienen más finalidad que aportar algunas luces al debate actual, en el cual hay necios -algunos de Chile Vamos- que se refieren al neoliberalismo como el peor de los venenos, siendo que han vivido, han evolucionado y han progresado gracias a dicho sistema de convivencia social por más de dos décadas consecutivas.


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