LOS IDIOTAS LA LLEVAN

VOXPRESS.CL.- En vísperas de un año asombrosamente electoral, como el que viene, parece ser que a los atributos y antecedentes de los candidatos, habrá que agregar, quizás por primera vez, una gran dosis de oportunismo, ello, claramente, hoy más importante que el consabido populismo.
La gente, en especial la joven y “revolucionaria” está a la orden para brindar su apoyo a quien diga lo que ella quiere escuchar: su voto está disponible para quien le hable o le proponga temas de rebelión y revuelta.
Se están sucediendo, y con gran frecuencia, señales de que la masa joven hace prevalecer situaciones circunstanciales por sobre ‘estados generales’, esto es, sistemas de vida acordes a sus anhelos de bienestar y de progreso. Desechan el interés colectivo común, sustituyéndolo por su propia convicción ideológica.
Ejemplo de ello, y que refleja un nuevo estilo electoral, es lo que ocurrió en los comicios del 17 de diciembre de 2017 y del 25 de octubre de 2020. En el primero, a la nueva generación de votantes no le importó que el radical apoyado por el PC, Alejandro Guillier, se perdiera, permitiéndole a la centroderecha recuperar el poder. Para el extremismo, en aquella oportunidad sólo valió la alternativa novedosa de Beatriz Sánchez. Al no lograr ésta acceder a la segunda vuelta, todo lo que viniera después no le importó. Para este tipo tan peculiar de ciudadanos no constituye su preocupación el destino de la izquierda en su conjunto, sino sus propios estilos y visiones acuñados para la conquista del poder.
El segundo ejemplo, el de la elección del 25 de octubre, corrobora la misma sensación: el extremismo se movió con fuerza, seducido por la meta de demoler la actual Constitución. Era ése un objetivo colateral acordado en Venezuela por el socialismo internacional, y, por tanto, una orden que debía cumplirse. Con la desaparición de la Carta Magna del 2005 le dieron un golpe duro a “los residuos de la dictadura” y, de paso, le propinaron otra derrota a su firmante, Ricardo Lagos, y, con ello, a la izquierda conservadora.
Esta masa no está ‘ni ahí’ con proyectos país, ciudadanos, comunales o regionales, porque se trata de individuos que no saben convivir al interior de una sociedad y, por lo mismo, no les interesa el bien común ni el progreso colectivo: Por eso es que no reparan en destruir o incendiar propiedades, legitimando, así, la única vía para la cual fueron adoctrinados: la violencia.
Quienes se inscriban para ser candidatos a cualquiera de las instancia que estarán en juego el próximo año, si aspiran a ganarse el alma de esta masa irreflexiva, tiene que estar muy claro en cuanto a que su discurso deberá apuntar a saciar sus rebeldes apetencias.
Esta realidad se refleja, casi patéticamente, en las encuestas que periódicamente miden afectos y desafecciones, tras acontecimiento de interés popular. Puede resultar ridículo, y hasta contraproducente, pero es así: el Congreso Nacional, vapuleado en todos los sondeos por su composición corrupta y abusiva, subió un 30% en aprobación, algo increíble, y todo ello porque aprobó un segundo retiro de los fondos de pensiones.
Es posible, y muy posible, que el Parlamento haya aprobado alguna moción o dar lugar a una ley de tremenda importancia, pero ello no importa. Curioso: el mismo Parlamento desacreditado y mafioso, pasó a ser digno de una buena calificación por satisfacer intereses particulares, que incluso benefician a sus enemigos ricos.
Los griegos definieron como ‘idiotas’ a todos aquéllos que vivían “fuera de la sociedad”, que eran incapaces de aportar a ésta y que actuaban de acuerdo al vaivén de sus intereses particulares. Lamentablemente, con el paso del tiempo esta acepción fue desvirtuada y el apelativo se le endosó a los tontos y estúpidos.
Es en estos idiotas en los cuales las empresas consultoras de opinión centran sus trabajos de campo, y de ahí los resultados que se obtienen y que ¡se difunden!, confundiendo a la opinión pública.
Días atrás, una encuestadora que, bien se sabe en qué terrenos realiza sus sondeos, publicó que, enfocándose en preferencias presidenciales, el “personaje mejor evaluado'' es la diputada del Partido Humanista, Pamela Jiles. El gran motivo por el cual ella es catapultada a esas alturas es por su dislocada presión para que se aprobara el segundo retiro de los cotizantes desde las AFP’s y por su enérgica declaración de que “si el Gobierno no quiere gastar en el pueblo y éste Congreso le pone trabas, hay que patrocinar el levantamiento popular”.
Jiles, periodista que estudió en la Universidad Católica, es nieta, hija y sobrina de connotados dirigentes comunistas nacionales, provenientes de la ciudad de Ovalle. Parte de la Básica y la Media la hizo en Cuba, durante el exilio de sus padres, y luego de formar parte del PC, pasó al Frente Amplio, desde donde se marginó. Tiene un hijo de una relación por ella solicitada con un encapuchado subversivo del FPMR.
Como un muy mal modelo de los campos de trabajo de las encuestadoras, la segunda mejor evaluada después de Jiles como figura presidencial es la, todavía, presidenta del Colegio Médico, Izkia Siches, ex JJ.CC. e independiente pro Frente Amplio, quien lleva tiempo desaparecida del primer plano por su embarazo. Ella, al interior de La Moneda, se enfrentó a Salud durante el peak de la peste y obligó al Presidente a decir y hacer lo que ella quería. En 2014 divulgó un tuit, preguntando si alguien se ofrecía para ‘pitearse’ (matar) al Mandatario.
La razón de que estando ausente del debate público aparezca alzada en una encuesta, se debe al manipuleo del Frente Amplio por posicionarla. El partido la percibe como su única carta de consenso dentro de su montonera, y el hecho de que una encuestadora la haya ‘resucitado’ se debe al escozor frenteamplista, por la forma en que Jiles abandonó el colectivo para seguir sola con su Partido Humanista.
Para mayor comprensión de la ‘transparencia’ de estas encuestas, en el tercer lugar de “preferidos” como eventuales candidatos presidenciales, figura Joaquín Lavín, quien ya admitió que Chile Vamos ni en broma consideró la posibilidad de hacer suyo su programa de Gobierno “Convivencia Nacional”, según él, “sin derechas ni izquierdas”. Su permanente aparición como el “aspirante de la centroderecha”, es fruto, como tantas veces lo hemos explicado, de una estrategia extremista para confundir y enredar a los electores del ex sector del alcalde, siendo que nunca nadie alcanzó, siquiera, a insinuarle que fuese el próximo aspirante a La Moneda.