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LA MONEDA Y SUS SIRENAS



VOXPRESS.CL.- Partiendo de la premisa que una es mitología y la otra, realidad pura, las poco convincentes y forzadas convocatorias del Presidente Gabriel Boric a la oposición para que ésta le permita sacar a flote a su moribundo Gobierno, se parecen mucho a la historia de Ulises y los cantos de sirenas.

Ulises es uno de los más grandes héroes de la mitología griega, protagonista de dos obras de Homero, la Ilíada y la Odisea. A raíz de sus debilidades, la literatura lo considera el más humano de los héroes de dicho autor. Prueba de ello es la perenne leyenda de los cantos de sirenas escuchados por él y los tripulantes de su nave, lanzándose a las profundidades del mar Jónico, locamente atraídos y confundidos por esos embriagantes llamados de tan imaginarias especies: éstas, sumergidas, les decían “ven aquí para que puedas oír nuestra voz”, y, así, dominarlos.

Si se compara este homérico relato con el escenario actual entre el Gobierno y parte de la oposición, se concluye que ésta no atina, o no parece darse cuenta, de que desoye el sentir ciudadano en cuanto a que no quiere que le tienda una mano a quien ha actuado mal intencionadamente y que recurre a esta artimaña en la búsqueda de algún mínimo orificio de salida a su fracasado intento de refundar Chile.

Desde sus tiempos de escolar disidente, de activista universitario y de diputado subversivo, Gabriel Boric siempre tuvo, y ha tenido, como irrenunciable meta la de establecer en el país un régimen totalitario socialista.

Pese a que ninguno de sus montajes le ha resultado, continúa en su propósito de “cambios profundos” y reformas estructurales para satisfacer sus sueños de toda una vida. En el marco de esta postura, ha llegado al descaro de afirmar que “le tiendo una mano a la derecha (oposición) para que no siga yendo en contra de la gente y, así, construyamos juntos un país con mejor calidad de vida para todos”…

La ministra de la SEGPRES, Lya Uriarte, siempre dispuesta a traspasarle toda la responsabilidad del Gobierno a la oposición, en vísperas de la votación de la reforma tributaria, manifestó que “la derecha quiere a Chile y, por eso, confiamos en que nos dará su apoyo en la Cámara”…

La de La Moneda es una maniobra tan burda que cuesta asumir que haya opositores que no se percaten de ello. Subsisten sectores --muy visibles— de la oposición, en especial al interior de Chile Vamos y, específicamente en RN y EVOPOLI—incapaces de leer e interpretar correctamente lo que la ciudadanía siente, necesita y anhela: que este Gobierno, ya derrumbado y terriblemente perjudicial para la población, no reciba ningún tipo de salvataje en virtud de su alta traición a la Patria por su escandaloso empeño en fracturar la democracia e imponer su ley del abuso ideológico.

“Lo que le importa a los chilenos es que todos unidos trabajemos en la solución de sus problemas más urgentes y que no perdamos más tiempo en peleas chicas” proclamó el Presidente, en uno de sus cada vez más frecuentes llamados a que la oposición le ayude a salir del pantano en el cual se hunde cada día.

“Si al Gobierno le va mal, le va mal a todo el país” es la tramposa muletilla boricista en su perpetuo afán de endosarle a la oposición los problemas de la ciudadanía. “No se han podido acelerar las medidas contra la delincuencia y el terrorismo, porque la derecha se retiró de la mesa por un gran acuerdo nacional” advirtió la ministra del Interior, Carolina Tohá, desentendiéndose de las súplicas de la población por combatir, ya mismo y de frente, la criminalidad, no con negociaciones, ni con “usos proporcionales de la fuerza” ni leyes largoplacistas.

En el marco de este escenario, llega a ser tan incomprensible la conducta de sectores de Chile Vamos, al punto que uno de sus senadores, Manuel José Ossandón, continuó solitariamente sentado a la mesa sobre seguridad, pese a que el Presidente se negó a echar pie atrás en el indulto a un puñado de peligrosos delincuentes. El mismo parlamentario, ahora, anunció que no votará por nadie de su coalición para consejero constitucional, sino por un ‘amarillo’ de sangre DC.

El invento de una neo derecha o derecha liberal o moderna, gestada en la primera administración de Piñera, se pagó caro: en dos oportunidades tuvo que devolverle la banda presidencial al socialismo y en su segundo período, por salvar su ego, se vio obligado por la izquierda parlamentaria a cederle una cuota importante del poder propio del Ejecutivo.

Desde Pozo Almonte, el Presidente Boric fustigó, una vez más, al empresariado: “Tarapacá es la Región con mayor riqueza privada, pero con la mayor pobreza del país”. Ocultó, por cierto, que el gran nivel de precariedad social se debe a la inmigración ilegal descontrolada en la zona, ello porque la izquierda, con Boric a la cabeza, rechazó las expulsiones de extranjeros delincuentes, presentó recursos de protección en su favor y agregó a la Ley de Inmigración un artículo que prohíbe las repatriaciones a adultos acompañados de menores…”. A partir de ese momento, se triplicó la presencia de niños en la frontera norte. Y, recientemente, sin escrúpulos, Tohá culpó “al Gobierno anterior” (hoy oposición) del atochamiento de ilegales con órdenes de deportación.

Quien hoy le pide a la derecha que le tienda una mano se propuso, mediante un Golpe, como el de octubre de 2019, el derrocamiento de un Presidente democráticamente electo y tomarse a la fuerza La Moneda para establecer un sistema político dictatorial. Fruto de ese perverso objetivo es que la gente no lo quiere: en un hito histórico, desde los 90, nunca un Jefe de Estado, como éste, tuvo más de un 50% de reprobación popular al cumplir un año en La Moneda.

Según el escritor francés Gustavo Flaubert, “hay que tener cuidado con los cantos de sirenas, porque nos cantan, nos llaman y si vamos con ellas, jamás volvemos”. En tanto, su compatriota periodista Gastón Leroux aconseja “taparse los oídos si escuchas llamados desde bajo el agua”.

La misma ministra que sarcásticamente comentó que “la derecha quiere mucho a Chile”, llegó hasta la Comisión de Expertos encargada del pre proyecto constitucional para explicar la “ineludible necesidad” de establecer en la próxima Carta Fundamental el Estado social, esto es, un sistema político totalitario, enemigo de todo lo que huela a privado.

Ser opositores firmes y no obsecuentes en nada entorpece una lógica y solidaria labor legislativa en favor de leyes que van en claro y directo beneficio de las personas. Eso es suficiente para desarrollar una buena política; pero es intolerable no atender el sentimiento popular, expresado categóricamente el 4 de septiembre.

La desesperación del pacto gubernamental, en particular, y de la segunda ‘alma’ izquierdista, en general, es muy explicable por la encrucijada en que se encuentra

Boric, quien no cumplió el compromiso del Grupo de Puebla firmado en Caracas, primero por el fracaso del Golpe extremista y, luego, por su estilo ‘quirúrgico’ --al modo de Salvador Allende-- de llevar a Chile al socialismo a través de la Convención. Venezuela ya le dio la espalda; Bolivia se restó de la tradicional solidaridad ideológica y el Don Corleone mexicano López Obrador, omitió a Chile en su proyecto de una alianza latinoamericana anti-inflación.

Para ser un correcto opositor y hacer una oposición acorde al sentir de la gente, es recomendable seguir los consejos del gran pensador chino Confucio, quien escribió que “frente a un hombre bueno, trata de imitarlo, y frente a uno malo, ¡examínate a ti mismo!”.


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