LA FRONDA EXTREMISTA

VOXPRESS.CL.- Desde ya podría decirse que, al menos en la primera vuelta presidencial, no se cumplirá el cacareado anhelo de la izquierda de ir junta en un solo bloque, ello después de algunas señales clarísimas que alejan, aún más, cualquiera posibilidad de las pocas que siempre han existido.
Luego del plebiscito, para el cual, aunque sin ponerse de acuerdo, la izquierda votó a la antigua, como tabla, en favor del Apruebo, la esperanza de que ello volviera a repetirse se esfumó, luego de que el frenteamplismo anunciara que para la elección de convencionales constituyentes irá solo y después de que la (ex) Concertación se reagrupara en Unidad Constituyentes, esto es, sin el PC. Así, cualquiera opción de unidad quedó, de plano, en el olvido.
Este escenario de fraccionamiento acaba de agudizarse, proyectándose a las elecciones presidenciales de noviembre de 2021: el FA cerró una propuesta oficial de primarias exclusivamente al Partido Comunista, aunque, deferentemente, la hizo extensiva a un atomizado Frente Regionalista Verde, casi irrelevante. El pacto, de momento, es para la elección de convencionales constituyentes de abril, pero con ello se alejan las intenciones de realizar esta preselección electoral de modo general para toda la izquierda con motivo de la presidencial de noviembre del 2021.
Refiriéndose a dicha instancia, Daniel Jadue, el alcalde de Recoleta y carta del PC, siempre ha puesto en duda la propuesta de la humanista Pamela Jiles de abrir la primaria a toda la izquierda, manifestando que “ése es un autoengaño, porque sabemos muy bien que si es un comunista el que se imponga, en la segunda vuelta el resto no votará por él”.
El Frente Amplio y el PC han coincidido en muchos objetivos de su agenda legislativa y, tácitamente, han trabajado sobre la base de pautas comunes, como es patrocinar y estar detrás de la violencia política y estimular la destitución del Presidente. Ambos partidos son los más visibles y activos representantes de Chile en el Grupo de Puebla (ex Foro de Sao Paulo), y son estos ejes comunes los que los animan a dar este paso segregacionista al interior de la izquierda.
El lanzado precandidato Daniel Jadue ha dicho que “Beatriz Sánchez (FA) sería una competidora fantástica”, y aunque ésta ni su montonera se han pronunciado categóricamente respecto a su postulación presidencial, no hay signos evidentes de quién otro podría ocupar su lugar. Sólo el recién llegado Marcelo Díaz (ex PS) ha revelado su disposición e interés: “estoy dispuesto”.
Este paso del frenteamplismo cayó como bomba en la (ex) Concertación, actualmente en vías de hacerla renacer y rearmada bajo un nombre pasajero, porque en cuanto a medición de fuerzas electorales, y más con la crispación actual, quienes claramente ‘la llevan’ son los extremistas, muy bien representados por el FA y el PC.
Sin embargo, por encima de la superioridad de adherentes de esta fronda, su asociación no les resultará suficiente para arrimarse al poder sin más apoyos. Claramente, aunque juntos, al FA y al PC les faltan votos para consolidar una mayoría que les permita conquistar La Moneda el 2021, y, por ello, el frenteamplismo decidió jugar una inteligente carta que podría darle dividendos: ofreció al PS que se sume a esta alianza, siempre y cuando realice “gestos públicos y sinceros” de su renuncia, y definitiva, a la (ex) Concertación. Incluso, en esta invitación, ni siquiera puso como condición, “a cualquier eventual socio”, que no tenga nexos con actos de corrupción, como sí lo estableció cuando por primera vez se le instó a la unidad de la izquierda.
Esta fue la postura defendida por dos ex diputados de RD, Pablo Vidal y la ex mano derecha de Jackson, Natalia Vallejo, quienes renunciaron al Frente conscientes de que sólo con el PC no les alcanzará.
No deja de ser tentadora la oferta para un partido que se autodefine “heredero de Allende” y que convocó a votar Apruebo porque “la Constitución del 80 fue hecha exclusivamente para exterminar a los socialistas”. En estos momentos, el PS se haya atado a la Unidad Constituyente por su lista común para la Convención Constituyente, pero después de la elección de abril quedará libre de ese vínculo y podrá sopesar, en toda su magnitud, lo que significa continuar en un lado o renunciar a éste para irse al otro.
La (ex) Concertación tiene a un solo precandidato, Francisco Vidal (PPD), y la DC anunció una primaria interna para elegir al suyo, en tanto el socialismo carece de una carta que reciba algún tipo de mención en las encuestas, por muchas que sean las sospechas que ellas originan. José Miguel Insulza se jubiló, aunque molesto porque lo descalificaron en virtud de su edad, y Carlos Montes parece haberse resignado a su frustrado abordaje.
Sabe bien la colectividad que en alianza con el PPD, la DC y una mínima fracción PR, sus posibilidades de éxito están muy limitadas, en tanto sintoniza mejor con el FA y el PC, los ‘fabricantes’ de estas renovadas generaciones de hordas rebeldes que lo quieren cambiar todo en cuestión de horas. Esta nueva fuerza electoral rindió un grandísimo examen con motivo del plebiscito.
Tanto el binomio FA/PC como el propio PS, saben que éste es el único partido de la (ex) Concertación al cual no le originaría náuseas votar, llegado el momento, por un comunista. Las fichas dispuestas para esta jugada de los duros de la izquierda, están sobre la mesa y, aunque falta tiempo para que se muevan, para la izquierda en su conjunto y para los intereses suyos y los del país, la apuesta socialista puede resultar de vida o muerte.