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LA DISPERSIÓN DE LA PANDILLA


VOXPRESS.CL.- Al más puro estilo de las bandas que se dispersan en varias direcciones después de cometer algún delito, en el movimiento terrorista/anarquista Vocería del Pueblo (VDP) -que no es partido, sino montonera-, están partiendo cada uno para su lado, pero su división es exclusivamente en lo formal, pues su objetivo central de sepultar a Chile vía la Convención Constitucional, permanece firme y en pie.


La VDP surgió espontáneamente, tras ganar el Apruebo en el plebiscito. Luego de esa victoria de la izquierda, el mismo grupo que ideó y participó en la subversión del 18/O, percibió que si por la fuerza no pudo sacar al Presidente desde La Moneda, el exterminio de la institucionalidad y del modelo que ha permitido avanzar al país, eran fácilmente posible mediante la ‘toma’ de la Convención Constituyente.


Poco le costó al extremismo aglutinarse con dicha finalidad, pues todos son “luchadores sociales” que, aunque provenientes de distintas sensibilidades, son por igual fruto de la vía violenta. Muchos de ellos compartieron los conversatorios y diálogos vecinales organizados por el PC y el Frente Amplio, inmediatamente después de que la oposición le impuso al Mandatario la convocatoria a una nueva Constitución. Otros se conocieron en las vandálicas manifestaciones, incendios y saqueos que organizaron por meses en varias ciudades del país y con mayor salvajismo en el Gran Santiago. Como recién lo ha reconocido públicamente el Jefe de Estado, el que no acabasen con el Estado de Derecho y con la democracia “sólo se debió” a la acción de Carabineros.


Muchos de ellos derivaron desde las JJ.CC. a esta naciente pandilla de la VDP. Temidos barristas de Colo Colo y la “U” también se les unieron.


Esa masa de violentistas que prometieron ser fieles a la desobediencia civil, se mantuvo siempre en contacto con coordinadores y líderes activistas nacionales a través de las redes sociales. Si no todos se identificaban, se ubicaban entre ellos y conocían los sectores periféricos de la capital a los cuales pertenecían, de modo tal que estructurar con espontaneidad una cadena era cosa de horas, si no de minutos.


Con esta tremenda “base de datos”, poco demoró en concretarse la idea de tomarse la Convención Constituyente vía electoral, para, como está dicho, desde ahí, en forma legal, inducir al país hacia un totalitarismo socialista. Hay que reconocerlo como una lección para los políticos tradicionales: el trabajo en terreno que realizaron sus cabecillas fue notable, comprometiendo a casi todos los “luchadores sociales” para que fuesen a votar. Sacaron cuentas rápidas: “con nosotros, más el Frente, el PC y los aborígenes, armamos una mayoría”. En las elecciones del 15 y 16 de mayo cumplieron a cabalidad, yendo todos a votar, especialmente en horario vespertino, una vez despejada la caña.


El resto de las fuerzas competidoras en la elección quedaron atónitas, al comprobar que ese mismo día 16 al atardecer habían perdido la futura Constitución y, con ello, puesto en peligro ferozmente el futuro del país.


Para festejar la captura de la Convención, sus activistas convocaron a “festejar” a todos los “luchadores sociales”, instándolos a rodear la sede del Congreso Nacional como presión a los “boicoteadores” que se oponen a una Carta Magna totalitaria. Como Carabineros los mantuvo a distancia, sus convencionales abandonaron la asamblea para adherirse a las violentas manifestaciones, arruinando con ello la ceremonia inaugural, en la cual hubo silbidos para el pabellón nacional. Lo que a partir de esa fecha están haciendo, es por todos conocidos y por todos sin importancia…


La incipiente y “transformadora” VDP parecía ir viento en popa hasta que sus dirigentes tuvieron la mala idea de llevar candidato presidencial y al Parlamento, atribuyéndoles el mote de “independientes”, primero por no ser un partido legalmente constituido, y, segundo, para hacer picar a los ingenuos y cándidos. Los candidatos de partidos reconocidos oficialmente por el SERVEL no tienen la necesidad de adjuntar 33 mil firmas de adherentes de sus candidatos. La VDP debía reunirlas.


El primer impacto que dividió a los ‘voceros’ no fueron las firmas de respaldo, sino la designación de Cristián Cuevas como carta presidencial. Por su pasado comunista, éste ex dirigente gremial del cobre y agregado laboral en España, fue impulsado y defendido por la corriente vinculada al PC, y aunque así lo proclamó el movimiento, no llegó a ser candidato, y ello dada la presión del sector que agrupa a las etnias. Se produjo un enfrentamiento entre las partes, se concretaron los primeros abandonos del barcos y la unción de Diego Ancalao como aspirantes presidencial, lo que derivó en el escandaloso fraude en las firmas de sus patrocinadores.


Denunciada la VDP por el SERVEL ante el Ministerio Público por el delito de engaño y violación a la Ley Electoral, la Fiscalía Nacional inició de inmediato la indagatoria para determinar responsables en las firmas falsas de 23 mil patrocinadores de Ancalao, ‘autorizadas’ por un notario fallecido y en una notaría que no funciona desde 2018.


El fraude interno originó que de los 27 convencionales originales de la VDP sólo le quedan oficialmente 13. Los rebeldes que desconocen a la autoridad de la montonera, le prometieron a quienes se quedaron que seguirán apoyando la “causa revolucionaria”, pero a condición de que la Mesa Directiva de la Convención los reconozca como un grupo autónomo. No quieren que, de aquí en adelante, se les mezcle con los pillos que idearon el fraude ante el SERVEL; es de imaginarse que, también, tienen la certeza de que ninguno de ellos aparecerá formando parte de las listas falsas y que, por lo mismo, no serán motivo de acciones penales.

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