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LA CONVENCIÓN CAPTURADA


VOXPRESS.CL.- “Todo listo, todo dispuesto” era la muletilla predilecta que, al inicio de cada partido de fútbol relatado por él, utilizaba un fallecido profesor, abogado y dirigente radical dedicado a ese rentable hobby. Así, igual, se está en estas horas, a la espera de que se ponga en marcha el trabajo de la Convención Constituyente, cuya partida ha tenido más obstáculos que los previstos.


El primer contratiempo que debió superar la Convención, fue pronunciarse sobre quién debe dirigir su constitución, prevista para que ello ocurra en los jardines de la sede capitalina del Congreso. La mayoría izquierdista de la asamblea se opuso a que dicha ceremonia fuese conducida por alguien de alguno de los tres Poderes del Estado. A la postre, será el SERVEL, quien tendrá la misión de echar a andar la rueda, para que, luego, los convencionales elijan una mesa que dirija sus debates.


De acuerdo a la sólida coordinación de un bloque duro armado por la Vocería del Pueblo -todos integrantes activos del Golpe del 18/O-, la testera que regulará el trabajo constituyente no será un mosaico de la diversidad, como se predicó, sino una síntesis del dominio del extremismo. Un hecho alarmante si se considera que ésta es una instancia de trascendental importancia para el futuro del país.


Más allá de su repudiable y anti-democrático violentismo político, la Lista del Pueblo, ahora llamada Vocería del Pueblo, está logrando lo que se diseñó en el Grupo de Puebla, en Caracas, cuando se decidió y planificó el Golpe del 18/O: transformar la asamblea en una herramienta de la arbitrariedad ideológica, reemplazando de una plumada los modelos de institucionalidad.

Eso fue lo que celebró Nicolás Maduro, tras conocer el “éxito” de la subversión de octubre de 2019.


En una lección de trabajo territorial de hormiga, primero, y de capacidad de tejer redes con sus convergentes extremistas, después, el grupo Vocería del Pueblo captó de inmediato la adhesión de los convencionales indígenas, llegando a casi 40 asambleístas alineados con un mismo fin. Su exigencia inmediata será una que nada tiene que ver con la elaboración de una Carta Magna: la liberación de los ‘presos políticos’, en prisión por el aniquilamiento del Metro de Santiago y de los detenidos por atentados terroristas en La Araucanía. Se han propuesto, además, fijar como feriado inamovible el 24 de junio como Día Nacional de los Pueblos Originarios, en repudio a que ese festivo sea trasladable, tal cual ocurrió recientemente.


Estos aliados, con idénticas convicciones, dieron un paso más, y muy relevante, en la víspera de la instalación de la Convención, al lograr un pacto de 87 convencionales para agruparse y defender “una propuesta común”. Al bloque extremista inicial se sumaron ‘independientes’ que nunca lo han sido, más los convencionales del Frente Amplio y del Partido Comunista.

Si los asambleístas son 155 y la Vocería del Pueblo logra manejar y controlar a 87 de ellos, es fácil y simple concluir hacía qué lado se inclinarán las resoluciones en torno a una nueva Constitución.


Gran parte de los integrantes de este pacto mayoritario, tienen un aro reducido de conocimientos inherentes a la materia a la que se abocarán, por lo que se limitarán a imponer sus criterios de raíz socialista y totalitaria. Consecuencia de la elección del 15/16 de mayo, antes de iniciarse esta instancia, se empezó a cristalizar lo que tanto, y siempre, se temió.


Para algunos, éstos que nunca se juegan, queda “la esperanza” del plebiscito de salida, es decir, que el contenido de una nueva Constitución debe ser aprobada en un referéndum de carácter obligatorio. Pero si a la izquierda se le sigue entregando todo en bandeja y se le mira de abajo hacia arriba, que es lo que ha hecho humillantemente este Gobierno, ni siquiera la esperanza se vislumbra como salvación.


El extremismo ha crecido y se ha hecho fuerte gracias a los ataques de pánico del Presidente, y ello hasta ubicarse en una posición envidiable: con un candidato a La Moneda que tiene a todos nerviosos y con una asamblea constituyente dominada por sus obtusos, violentistas, odiosos y vengativos “luchadores sociales”.

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