GABINETE SISMOLÓGICO

VOVPRESS.CL.- No existe una norma rígida que lo establezca así, pero gran parte de la estabilidad de un poder Ejecutivo está determinada, a su vez, por la estabilidad de su equipo ministerial. Cuando los Secretarios de Estado entran, salen o se cambian pasando por un fácil torniquete, significa que “algo huele mal” en el respectivo palacio de Gobierno.
A este Gobierno de Sebastián Piñera, que no representa a la mayoría que lo eligió el 17 de diciembre de 2017, le quedan 12 meses en el poder y, hasta la fecha, por sus 24 ministerios han desfilado 62 jefes de cartera, fruto de siete cambios en el equipo, algunos masivos y otros, individuales. El último fue el nombramiento de Rodrigo Cerda, ex DIPRES, en Hacienda para sustituir a Ignacio Briones, quien optó por un discutible desafío presidencial, defendiendo los colores de EVOPOLI.
En el perpetuo movimiento del equipo ministerial, hay que distinguir cuatro etapas bien marcadas y, dentro de éstas, las salidas, ingresos y enroques tuvieron disímiles causas, encadenadas todas por una falta de compromiso, ya sea del propio Presidente o de los Secretarios de Estado.
Al margen de ello, en algunos casos de movilidad, prevaleció, por encima de la categoría y desempeño del ministro, un sentimiento personal de simpatía del Mandatario para no excluirlo (a): son los casos de Cecilia Pérez, Karla Rubilar, Alfredo Moreno y, llevado a un extremo, Hernán Larraín, uno de los más deficientes y que hasta hoy se mantiene en Justicia.
De los actuales 24 Secretarios de Estado, Larraín, Gloria Hutt de Transporte y el de Ciencia, Andrés Couve, son los únicos que formaron parte del primer Gabinete, designado el 26 de enero de 2018, y que se han mantenido en la misma cartera. Los otros sobrevivientes de aquella lista, Pérez, Rubilar y Moreno, para evitar sus salidas fueron asignados a otras carteras, donde permanecen.
La sismología ministerial de este Gobierno incluye cuatro fases bien definidas, algunas con movimientos más fuertes que otras, pero, todos, como consecuencia de la gestión presidencial.
Durante el primer año hubo dos episodios que marcarían el futuro compás del Gabinete: una salida, la de Alejandra Pérez, de Cultura, motivada por tomar una decisión no consultada con La Moneda, el mismo destino que corrió más tarde Macarena Santelices, de la Mujer, acusada desde palacio de “independiente”. En tanto, la marginación del titular de Relaciones Exteriores, Roberto Ampuero, fue forzada por las presiones de la izquierda opositora. Esta cesión por parte del Mandatario –por mucho que de premio de consuelo lo haya enviado a la embajada en España- marcó el irreversible camino del entreguismo frente al adversario. Fue la señal de partida que puso fin al presidencialismo.
Después de ello, La Moneda vivió dos terremotos que significaron masivos cambios de Gabinete, y el primero de ellos con el Presidente ya arrinconado y rendido por el Golpe extremista del 18/O. Consecuencia de esta claudicación fue la renuncia de la titular de Educación, Marcela Cubillos, quien le dijo al Mandatario que no aceptaba órdenes para ser neutral en el plebiscito constitucional: “soy partidaria del Rechazo y trabajaré por él”, le aclaró y se mandó a cambiar.
El segundo movimiento masivo se produjo en medio de los inmanejables trastornos colaterales originados por el virus, seguido, más tarde por la salida, en exclusiva, del ministro de Salud, Jaime Mañalich, quien tuvo que irse por la impotencia presidencial para soportar las ofensivas opositoras y, en particular, del Colegio Médico. También por exigencia de la izquierda, apenas 24 horas duró en el cargo de ministro de Cultura, Mauricio Rojas.
Desde fines del 2020 y en lo transcurrido del 2021, no se han concretado marginaciones, sino deserciones. La única, hasta hoy, por motivos políticos, fue la de Víctor Pérez, quien dejó Interior acosado por una acusación constitucional que no prospero. Todas las demás se debieron al deseo de algunos, entonces ministros, de satisfacer ambiciones personales, lo que involucra una falta de confianza que los habría hecho meditar acerca de la irrelevancia de llegar hasta el final sólo para perder el tiempo y ganar en desprestigio. Cristián Monckeberg -ex Vivienda y SEGPRES- se marchó, según él, para “ordenar” a RN, su partido.
Como orientación para conocer las áreas menos estables del Gobierno, vale la pena consignar la cantidad de ministros –idos, llegados o trasladados- que han tenido las Secretarías de Estado: Interior, SEGPRES y Desarrollo, 4; Hacienda, Relaciones Exteriores, Defensa, SEGEGOB, Salud, Educación, Mujer y Cultura, 3; Trabajo, Obras Públicas, Vivienda, Agricultura, Minería, Bienes, Energía, Medio Ambientes y Deportes, 2, y Transporte, Justicia y Ciencias, 1.
Queda claro que entre la falta de valor del Presidente para anular las presiones opositoras y la poca fidelidad de quienes decidieron marcharse, se forma la combinación perfecta de inestabilidad que ha caracterizado a los varios equipos ministeriales que se han fotografiado para la historia desde el 11 de marzo de 2018 hasta la fecha.