ESTA TRAGEDIA TIENE UN CULPABLE

VOXPRESS.CL.- Con el mayor respeto a la memoria de un personaje férreo defensor de la libertad y la soberanía, como Winston Churchill, vamos a deformar su célebre frase referente a los pilotos británicos que, durante la Segunda Guerra Mundial, impidieron la invasión nazi a su país. Dijo: “nunca tantos le deben tanto a tan pocos” en referencia a la valerosa acción de la RAF en los cielos del Canal de la Mancha.
Reacomodando aquella expresión a la actual realidad político/delictual de Chile, parece venir como anillo al dedo que “nunca tantos están pagando tantas culpas de tan pocos”, ello en alusión a que el Presidente de la República y los dos partidos que sustentaron su elección rehúsan reconocer que son los únicos responsables de la más grande ola de criminalidad que está sufriendo Chile en toda su historia.
Un 95% de la población, casi con angustia, y algunos hasta con lágrimas, claman para que hoy mismo se ponga fin a este desborde delictual que, como ejemplo, ha dejado a tres carabineros asesinados en 20 días, circunstancia jamás antes vivida por la ciudadanía. Guste o no a las autoridades y a algunos partidos, la Constitución en vigencia por más de cuatro décadas, establece, sin errores de interpretación, que el único responsable de la seguridad del país es el Poder Ejecutivo y, expresamente dentro de este contexto, su Ministerio del Interior.
Sin embargo, y de lo cual toda la población es testigo, han sido el Jefe de Estado y su jefa de gabinete quienes más, intencionalmente, han demorado en ejecutar acciones inmediatas y han enhebrado todo tipo de artilugios para restringirse a programar normas precautorias a mediano y largo plazo, plagadas de recovecos y con el siniestro objetivo de poner énfasis en los derechos humanos de delincuentes, terroristas, narcotraficantes y “luchadores sociales”.
La alianza de Gobierno -Partido Comunista/Frente Amplio- recurrió al Alto Comisionado de DD.HH. de la ONU para que presionase públicamente a Boric en cuanto a que darle facultades a Carabineros para el uso, real, de sus armas “contraviene los derechos humanos”, lo que en el plenario de la Cámara de Diputados fue refrendado por la comunista Carmen Hertz, quien aseveró que el INDH, instancia manejada por su partido, “recomienda lo mismo”.
El Presidente y sus dos ejes eligieron el peor momento para hacer valer una supuesta autoridad moral de la ONU, como si ésta la tuviera. Su propia Corte Penal Internacional decretó la orden de captura de Vladimir Putin y, al mismo tiempo, su Secretario General hizo vista gorda a que Rusia haya asumido la presidencia del Consejo de Seguridad del organismo. Casi para la risa: un invasor acusado de crímenes de guerra a cargo de la seguridad mundial.
Visiblemente agravado por su trastorno crónico, el Presidente instó a los partidos a votar en contra de otorgar plenas facultades en el uso de sus armas a Carabineros; sin embargo, luego de que rápidamente ambas Cámaras legislativas las aprobasen, él mismo las felicitó y agradeció por haberlo hecho… Ello y su inmediata firma para la promulgación de la nueva ley, le costaron una severa fractura con el PC y el FA, situación que pone más cojo al Gobierno de lo que está.
Muy perturbado, llamó a la “racionalidad” a sus socios gobernantes, aunque el país bien sabe que no hay algo más irracional que el fanatismo ideológico de comunistas y frenteamplistas. Al mismo tiempo, inserto en su confusión mental, le pidió una tregua a la oposición (?), por haber sido ésta la que, como rayo, fraguó acuerdos y reglas para que, ya mismo, Carabineros enfrente y combata a los delincuentes, sean o no, “luchadores sociales”. De hecho, después de años, sus funcionarios pudieron utilizar nuevamente sus metralletas ligeras.
Resulta abismal la diferente mirada país de la oposición y parte de la ex Concertación respecto a la que tienen el PC, el FA y parte del PS. Mientras los primeros apuntan a terminar con la inseguridad de la población, los otros sólo quieren preservar el libre vandalismo en sus “movilizaciones sociales”.
Este vía crucis de temor y terror ciudadano tiene responsables: el Presidente, el comunismo y el frenteamplismo. Durante la campaña electoral prometieron no utilizar a las Fuerzas Armadas, desarmar y refundar a Carabineros y no tocar a terroristas ni a inmigrantes ilegales. Todo ello después de que post revuelta y tras el fracasado asalto a La Moneda, en noviembre de 2019, la izquierda exigió al entonces e innombrable Presidente que si no quería ser expulsado del cargo, debía instruir a la policía que no actuase para frenar el saqueo avasallador e interminable de los “luchadores sociales”, conocidos como “primera línea”, con perro “matapacos” incluido y liderados por un estafador como Rojas Vade.
A no olvidar que dicho intento golpista por “refundar a Chile” por la fuerza, fue tramado en Caracas con la supervisión de Nicolás Maduro y con la participación exclusiva de comunistas y frenteamplistas. En esta Cumbre marxista se estableció repetir la experiencia aplicada por Hugo Chávez para hacerse del poder total en Venezuela: el influyente protagonismo del narcoterrorismo como elemento atemorizador de la población.
Este procedimiento lo aplicó y lo amplió Boric con la frontera libre para el ingreso de los más peligrosos gánster enviados por Maduro a partir de marzo de 2022. Hoy, el escenario nacional es pavoroso por el dominio absoluto de bandas organizadas, con fuerte influencia extranjera, y con el refuerzo de delincuentes criollos de amplio prontuario, que jueces comprometidos mantienen libres en las calles.
El perro “matapacos” no es sólo una caricatura, como dijo la diputad@ Schneider, sino el símbolo que mantienen vigente los activistas del ‘octubrismo’ que salieron a “festejar” el Día del Joven Combatiente más nutridos que nunca en cuanto a número, porte de armamento, poder de fuego y de elementos para generar incendios, incluso, en carros blindados policiales.
Queda claro que esta tragedia nacional fue originada exclusivamente por Boric y por los partidos que hoy lo sostienen, de tal modo que nadie más que ellos son los únicos que deben curar la grave herida que originaron. Si no quieren o no pueden hacerlo, que se marchen.
Involucrar a otros en su peculiar solución leguleya, además de hacer picar a algunos pánfilos de Chile Vamos, no es más que un ardid para no verse obligados a lo que ni sueñan hacer: decirles cara a cara a sus criminales activistas que los van a eliminar a punta de balas.