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OTRO RECORD PARA CHILE: VOTAR POR NADA





























VOXPRESS.CL.- Algo tarde, especialmente en cuanto a la proporción numérica con el adversario y, como es habitual en sus campañas, siempre cuesta arriba, al fin Chile Vamos puso la primera marcha en su camino por convencer a la población de que la “verdad”, como se la cuentan, no está en el Apruebo. “Me vinieron a ver unos caballeros para asegurarme que si votaba por el Apruebo, voy a mejorar mucho mi pensión”, le reveló a un diputado RN la señora María Elena Hermosilla, vecina de Doñihue, reflejando las malas prácticas de la izquierda. Al iniciarse la peste en el país, el Frente Amplio y el PC, aún con el plebiscito programado para abril, se encargaron de divulgar que “con una nueva Constitución, esta pandemia no hubiera llegado a Chile”.


Demoró Chile Vamos por el Rechazo en accionar su motor de partida, porque, como ha ocurrido históricamente, los peores adversarios de la centroderecha están en las piedras al interior de sus propios zapatos. No es fácil convencer a los demás de un matrimonio feliz cuando la pareja vive separada, y eso fue lo primero que tuvieron que asumir, encarar y echarse la carga encima los voceros de la opción Rechazo.


El propio bloque oficialista debe bregar en contra de su gente, partiendo por el Presidente, que lo representó en las elecciones de 2017. Fue éste quien renunció a la actual Constitución –ante la cual juró- y fue él quien firmó la reforma para realizar el polémico plebiscito en carpeta. Prohibió a sus ministros revelar sus preferencias y trabajar por la opción Rechazo, como ocurrió con el canciller Andrés Allamand, y días atrás, él mismo ya dio como vencedor al Apruebo, al solicitar a Chile Vamos un estudio de los contenidos para presentar en la Convención Constituyente y, de paso, le prometió a la ciudadanía que “entre todos, haremos una Carta Magna más moderna”…


Al margen de esta traición –que no es menor- en su seno, Chile Vamos cuenta con grupos de entusiastas defensores del Apruebo –incluso con publicidad-, entre ellos, dos senadores –Ossandón y Kast-, el cabecilla del anti-Rechazo, el ministro de Defensa y un colectivo de alcaldes, encabezados por Joaquín Lavín, que están en la misma parada de la izquierda, y para mal de males, irrumpió en escena el ex ‘duro’ de la UDI, Pablo Longueira, para proclamar que votaría por el Apruebo, “porque es la única opción de que el sector se mantenga otro período en La Moneda”...


Un conocido empresario local, que gracias al modelo que le otorga la Constitución, pasó de tener una paquetería en Talca a propietario de bancos, de cadenas de súper mercados, de una universidad, de una clínica, de un grupo radial, de medios escritos y ser beneficiario de las inversiones de las AFP’s, autorizó a que uno de sus periódicos difundiese un editorial, consignando que el Apruebo “es la mejor opción para el país”.


Todos los que están detrás del Apruebo, sin distingos, han vivido, progresado, hecho dinero y mejorado su estatus gracias al modelo institucional fijado en la actual Constitución. De ello dan fe quienes pudieron retirar sus 10% ante la sombría propuesta de la izquierda de nacionalizar sus ahorros: 600 mil de ellos pudieron pagar sus deudas, saliendo del registro de morosos.


En la víspera del plebiscito original de abril, el Rechazo marcaba un 8% y hoy, una empresa internacional de encuestas informó que había subido a un 32%, progreso muy distante aún de la meta, y de ahí que Chile Vamos fijó dos metas indispensables a estas alturas: designar a un Comité Ejecutivo responsable del despliegue territorial e iniciar una imprescindible campaña de desmitificación, esto es, realizar marchas, encuentros y puerta a puerta para contarle a los vecinos que la prometida nueva Constitución no le sanará del cáncer, como se lo prometen.


Se trata de un trabajo aclaratorio contra el tiempo y en absoluta minoría, considerando que la centroizquierda puja por el Apruebo a través de una decena de partidos y movimientos afines. Por lo mismo, fue necesario crear un Comité Ejecutivo amplio y que se refleja en sus multidisciplinarios componentes: los diputados Juan Antonio Coloma, Diego Schalper y Luciano Cruz-Coke; Andrea Balladares, ex delegada presidencial; la ex ministra y ex presidenta de Enap, Loreto Silva; el alcalde de Temuco, Miguel Becker, y de Paine, Diego Vergara; el secretario general de la FEUC, Diego de la Barra; el secretario ejecutivo de la FECh, Joaquín Ugarte, y el presidente del centro de alumnos de Derecho UC, Benjamín Sáenz.


Así como la izquierda en su conjunto acude a la necesaria participación ciudadana como su salvación, aprovechando a las víctimas sociales de la epidemia, el Rechazo tiene un juego mucho más difícil donde apostar sus fichas: convencer a la gente que no asuma falsedades y, lo peor, combatir el cálculo político de entes de su propio sector, que apuntan a un buen porcentaje de votos para encarar con éxito la Convención Constituyente.


Es un tipo de consuelo anticipado creer que “se puede salvar la plata” en la Constituyente. Resulta una estupidez este cálculo, pues nadie puede aventurar que en una elección popular, en la cual se elegirá, vía urnas, a sus componentes, no habrá mayoría de izquierda, con sus previstas consecuencias.


Contra el tiempo aún parece posible sacar del desengaño al país, porque el Apruebo es un salto al vacío, un brinco a lo desconocido, una zambullida a la nada. Por primera vez en su historia, los ciudadanos se enfrentarán a la disyuntiva de votar por una opción material y existente -la actual Constitución- y por otra inmaterial e inexistente, una nueva Constitución, que partirá de una hoja en blanco, y que, hoy, ni siquiera esa hoja está.


Fuimos el primer país en elegir en las urnas a un Gobierno marxista y seremos los primeros en votar por una opción que es igual a nada. Como para no creerlo.

Aunque a indiferentes e ignorantes no es fácil convencer, les tendrá que hacer algún sentido que la mayoría de sus aspiraciones personales alentadas por la izquierda, se satisfacen mediante leyes de rápido trámite, y que no tendrán que esperar más de dos años en el evento de una nueva Constitución. Llevado al ejemplo de una posible derrota del Apruebo, el senador PPD Guido Girardi, dijo que “no sería tan tremendo, porque todo lo podemos cambiar con leyes, y para eso tenemos mayoría”.


Quien no está ni siquiera mínimamente informado en qué consiste una Constitución, con certeza revelará su incredulidad al enterarse que la denostada, inservible, dictatorial y abusiva Constitución de 1980, esto es, la cual ha regido a la sociedad chilena desde esa fecha hasta hoy, ha sido objeto de 257 modificaciones mediante 57 leyes incorporadas a su texto. Tampoco la izquierda le habrá revelado que al reformarla profundamente el 2005, el socialista Presidente Ricardo Lagos la proclamó “definitivamente democrática”.


Este solo dato, este solo, puede constituirse en una prueba contundente para evitar que la población continúe consumiendo dosis de mitología contada por la izquierda. De pasada, y a la mayor urgencia, hay que contarle que lo que realmente pretende el Apruebo es reescribir un texto, esta vez, con la filosofía del socialismo internacional, para que, a partir de su aplicación –a finales del 2022-, Chile pase a ser un ‘paraíso’ como Cuba y Venezuela, dos ejemplos muy a la mano.

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