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LA BORRACHERA DE LA PARTICIPACIÓN




VOXPRESS.CL.- Patricio Santa María (66), presidente del Consejo Directivo del SERVEL, sin neutralidad alguna, hizo las veces de mensajero pontificio de la participación ciudadana para el plebiscito, y, todavía con la resaca por la borrachera de haber superado la barrera del 50% de votantes, va por más, y, así, pavimentarle a la izquierda un éxito en las elecciones del 2021.


Designado en agosto del 2013, al término del deslavado primer Gobierno de Sebastián Piñera, y sucesor de quien estrenase dicho cargo, Juan Emilio Cheyre, junto con los del Apruebo, Santa María ha disfrutado de este triunfo como si fuese suyo. Todas las felicitaciones recibidas así parecen confirmarlo, lo que lo envalentonó, incluso, para ‘pillarle los dedos’ al Presidente, en cuanto a que se “comprometió presencialmente, de cara al país, a que ampliará los mecanismos de votación para que el 2021 lo haga el mayor número de ciudadanos posible”.


No es habitual que un funcionario público, como él, se tome el derecho y se pase de confianza, al ‘meter en su propio baile’ al Presidente de la República, pero ello es plausible dado el antiguo vínculo ideológico que los une a ambos: Santa María fue dirigente nacional de la DC y subsecretario de la SEGPRES en el Gobierno de Ricardo Lagos.


Antes del plebiscito, sin que nadie se lo pidiera, entregó al Gobierno una carpeta con “recomendaciones y petitorios” para aumentar la participación ciudadana, la que incluyó “el derecho humano de quienes están contagiados con el covid 19”. En su familiar trato con el Mandatario, llegó a pedir que el SERVEL –un simple servicio público, como cualquiera otro- tuviese “la facultad” de elaborar, por su cuenta, proyectos de ley, todas iniciativas, desde luego, destinadas a aumentar la participación ciudadana.


Con su apetito aún sin saciar, el presidente del Consejo del SERVEL, cree que “las elecciones de abril pueden convertirse en un hito” si se avanza en mecanismos para una mayor participación: "creemos que la democracia, así como no se detiene, debe ir creciendo y debe ir incorporando e incluyendo cada vez a más personas… Creo que hay mecanismos para hacerlo, y desde 2013 hemos estado haciendo propuestas en ese sentido".


De todas esas propuestas discurridas por Santa María, la única que unánimemente se le desechó y, por tanto, en los comicios del 2021 tampoco estará, es el cybervoto. Hay dos factores insuperables que lo impiden: su permeabilidad dada la facilidad para ‘intervenir’ la web y la carencia de internet y de su dominio por buena parte de la población. Pero “todas las otras alternativas están abiertas”, lo aseguró el ministro de la SEGPRES, Cristián Monckeberg, al respecto: “se pueden ir buscando distintos sistemas y estamos a punto de llegar a modificaciones y mejoras. Hay dos alternativas: una es el voto por correo —que es muy desaconsejable por los expertos, incluso en los países donde funciona— y la otra es el voto anticipado, para las personas que no pueden hacerlo de manera directa".


Sin embargo, el ministro puso paños fríos al entusiasmo de Santa María, al advertir que “no sé hasta dónde podemos llegar para no dañar lo que hay”, refiriéndose a que para el plebiscito “votaron 7,5 millones de personas, se cerraron las mesas a las 20:00 horas y a las 21:00 ya sabíamos los resultados”.


En refuerzo de su postura de ir más allá, Santa María –titulado de abogado en Valparaíso- puso énfasis en que "hay un compromiso que asumió el Presidente Piñera directamente con nosotros, y de manera presencial, mirándonos a los ojos, en cuanto a que va a haber un sistema de votos no presenciales en las próximas elecciones del 2021, como el voto anticipado".

En el convencimiento de que sus propuestas son las mejores, aseguró que dicha alternativa permitiría “organizar mejor el flujo de votantes” y dar la posibilidad de que lo hagan a quienes no pueden desplazarse para sufragar. Se trata de una modalidad muy controvertida que se utiliza sólo en Ecuador y Turquía, conocida como “urna móvil”. A raíz de la peste, el SERVEL propuso que los enfermos confinados en residencias y hospitales pudiesen votar mediante ese mecanismo portátil: fue tachado de inmediato.


Para avanzar en la participación, Santa María clama “por superar las desconfianzas”, punto de partida para hacer posible otra de sus ideas, como es el voto postal, el cual no garantiza ni un mínimo porcentaje de seguridad ni, menos, la confidencialidad del sufragio.


La máxima autoridad del SERVEL, en una hábil maniobra con fines claramente políticos, insiste en la necesidad de ampliar el plazo de votación a dos días consecutivos, sin prever el riesgo de una noche de urnas con votos sin la mirada de nadie. Frente a ello, con una inocencia que se presume intencional, Santa María respondió que “ha llegado el momento en que los chilenos empecemos a confiar en los chilenos” (?)


Cuando el 2012, el Congreso Nacional sustituyó el voto obligatorio por el voluntario, muy pronto se arrepintió de su mala idea, tras los altos indicadores de abstención. Esos juzgamientos se disiparon casi espontáneamente luego del plebiscito, pero los fantasmas volvieron a reaparecer, pensando en que las elecciones del 2021 no serán una cola pendiente del Golpe extremista, como ocurrió en esta oportunidad.


Esa es la incógnita que impulsó al presidente del SRVEL a retomar rápidamente su campaña de más mecanismos para que más voten, en un mal disimulado interés de abrirles más puertas a una cada vez mayor participación ciudadana, la que, bien se sabe, a quien beneficiará, y ello gracias a la desgraciada gestión presidencial.

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