EL GOLPE EXTREMISTA NO HA CERRADO EL CICLO

VOXPRESS.CL.- La noche del 25 de octubre fue muy parecida, por no decir igual, a las muchas que se vivieron en el país, y especialmente en el Gran Santiago, luego del Golpe extremista de hace poco más de un año, destinado a derrocar al Presidente y a instalar una Asamblea Constituyente, al estilo venezolano.
En términos generales, y muy evidentes, las “celebraciones” por el triunfo del Apruebo, tuvieron idénticas características humanos y materiales que la imparable oleada de acciones del mismo tipo que convulsionaron a Chile desde octubre del 2019: los mismos cánticos, los mismos rayos láser, las mismas banderas, y todas con los consabidos ‘adornos’ de las barricadas, las llamas y fuegos artificiales en abundancia, los mismos que, por ley, se hallan prohibidos… a no mediar un permiso previo.
En todas estas “manifestaciones festivas y alegres”, según el periodismo, al revés de lo que ocurrió para el ‘octubrazo’, las fuerzas de orden se mantuvieron a distancia y, en esta oportunidad, las que custodiaban la plaza Baquedano, recibieron “orden superior” de replegarse apenas los “celebrantes” pujaron para expulsarlas del lugar.
Este extremismo azuzado por el Grupo de Puebla reunido con Nicolás Maduro en Venezuela, cuenta con el patrocino y padrinaje del Frente Amplio y del Partido Comunista, los cuales imponen, hoy, las reglas del juego y aportan la música para que el Gobierno baile Estas dos colectividades -debe recordarse- no estuvieron en el traicionero Acuerdo de Paz del 15 de noviembre, que no fue acuerdo sino imposición, y que no terminó con la violencia ideológica callejera. El objetivo del Golpe fue sacar al Presidente de La Moneda, pero la oposición tradicional (ex Concertación) -nunca informada de esa maniobra- se ‘avivó’ y le dio la opción al Mandatario de salvar su cargo a cambio de que convocase a un plebiscito que generara una nueva Constitución y que ésta, a su vez, permitiera el fin de modelo neoliberal en vigencia.
Al aceptarlo, La Moneda abrió de par en par las puertas para que el extremismo, el FA y el PC pudieran alargar su fracasado objetivo inicial, modificando su fracasado objetivo inicial, adaptando su foco en crear “un nuevo Chile” y refundar el país a gusto de ellos. Lograron avances, al coludirse con el INDH, para conseguir que La Moneda ordenase a Carabineros dejarles, siempre, cancha libre para sus saqueos, quemas, robos y todo tipo de actos vandálicos.
Así, el Golpe extremista del 18/O estaba inconcluso, porque al no satisfacer el objetivo planteado en la cita subversiva de Caracas -la salida a la fuerza del Presidente-, le faltaba cerrar un ciclo, esto es, poder exhibir un botín: ahora lo logró, apoyando fuertemente la votación del Apruebo con sus fuerzas. Los mismos que la mañana del 17 de diciembre de 2017 no se levantaron para sufragar por Alejandro Guillier, esta vez sí lo hicieron y fue un record la cantidad de adolescentes debutantes en elecciones. Jamás antes, a modo de ejemplo, La Pintana tuvo tanta participación electoral, como en esta oportunidad.
Aunque este forzado plebiscito no logró entusiasmar a un 50% de la población, que se abstuvo, las cifras revelan que el extremismo sí cerró ‘un’ ciclo, pero no ‘el’ ciclo completo. El tipo de convención mixta, con la participación directa de los actuales diputados y senadores, fue arrasada: con 1.501.569 votos ante los 5.645.412 de la alternativa, pero ésta, aunque indirectamente, también será manejada por los partidos, algo fuera de los planes del Grupo de Puebla.
Es aquí donde se abre un tremendo paréntesis respecto a inminentes acciones del extremismo, cuando saque cuentas de que la mano de los políticos estará directamente involucrada en la nominación de los candidatos y, por tanto, con potente incidencia en la elección que se realizará en abril, conjuntamente con la de alcaldes y gobernadores.
En la vapuleada convención mixta, los políticos estaban involucrados en la redacción de la nueva Constitución, pero en la triunfante, igual intervendrán, aunque no directamente como asambleístas. Serán 155 cupos que se elegirán bajo las mismas reglas para la Cámara de Diputados, esto es, con listas partidistas y elección popular por distribución de distritos, con una obligatoriedad de que el 50% de quienes la integren sean mujeres.
A diferencia de lo acordado en Venezuela con Maduro, los convencionales serán electos por el pueblo pero con candidatos no escogidos por él. Además, rechazo origina en el extremismo el que puedan presentarse funcionarios públicos de la derecha, incluso miembros de las Fuerzas Armadas y de Carabineros. Ministros, intendentes, gobernadores, alcaldes, CORES, concejales, subsecretarios y otros, cesarán en sus cargos en forma automática al ser inscritas sus candidaturas.
Reveladoramente y entendible, los chilenos residentes en Venezuela hicieron ganar el Rechazo con un 53%, pero los chilenos que viven en su país quieren una Asamblea Constituyente “al estilo venezolano”. Es aquí donde podría, o debería, partir el intento definitivo del extremismo por cerrar el ciclo: su aspiración es que no le impongan, ni siquiera le sugieran, por quién votar en la elección convencionalista. Consecuencia de ello, el país tiene que estar alertado, y preparado, para soportar otra oleada de “manifestaciones pacíficas” destinadas a hacer pesar la caprichosa voluntad de este desquiciado poder, y ello gracias a la permisividad de la autoridad.
El extremismo sólo cerrará el ciclo cuando ante sus ojos tenga una genuina Asamblea Constituyente, del tipo venezolano, más allá de que ello demande otra reforma constitucional. Total, para eso están los partidos: para servirlo.