EL PEOR REGALO

VOXPRESS.CL.- White Christmas —´Blanca Navidad´— es una canción escrita por Irving Berlin en 1940, en Phoenix (Arizona) y que, según el Libro Guinness de los record, la versión cantada por Bing Crosby es el disco más vendido de todos los tiempos, con más de 50 millones de copias.
Al revés de este histórico antecedente, la canción ‘Triste Navidad’ –escrita por el portorriqueño Rafael Hernández- también existe con diversas interpretaciones, y, pese a que no existen estadísticas de sus ventas, el tema se halla entre los 7 más melancólicos para esta fecha, y, por consecuencia, prácticamente inaudible.
Son millones de chilenos los que pueden dar fe de una triste Navidad, en momentos en que al país lo han sumido en un lamento general, a partir del 18 de octubre de 2019, cuando la izquierda, violentamente, intentó inventar otro, y de molde infernal.
Tanto los compatriotas como las cifras dan cuenta de que ésta es una de las navidades más contraídas en las últimas cuatro décadas. Las ventas del comercio cayeron en un 20% con un crecimiento del 0%, las tradicionales cenas de Nochebuena se atomizaron y, por primera vez, el Arzobispado debió incluir en su lista de parroquias necesitadas de cajas navideñas a comunidades católicas del sector oriente de la capital. Más de 250 mil familias vulnerables son auxiliadas periódicamente con bolsas de alimentos por diferentes organizaciones privadas y sólo en el Gran Santiago funcionan diariamente 340 ollas comunes.
Son datos simples, pero terriblemente duros, para un Chile víctima de apremios que se multiplicaron a raíz de la revuelta política -no social- del 2019. Como el Vaticano, hace tiempo, eliminó la existencia de un Dios castigador, no hay más que culpar por vivir horas de tanta aflicción a quienes protagonizaron el Golpe extremista del 18/O y a quienes, más tarde, votaron por sus promotores y protagonistas.
El niño de vana espera por el Viejito Pascuero y aquella madre sin más cena que un té con un trozo de pan quizás algo duro, tienen muy a la mano la respuesta a sus sentimientos: Chile ha sido derrumbado crecientemente hacia una vida de miedo y privaciones por los mismos que el 2019, el 2020 y el 2021 le prometieron esperanza y mejores tiempos.
El ‘estallido’ (?) dejó pérdidas por US$ 3 mil millones, cifra que, de no haberse producido dicho episodio, hubiera hoy podido aminorar la tristeza de millones. Ha sido éste, el de la izquierda extremista y no dialogante, el más vil de los engaños políticos que conoce la historia política. El anterior, el ardid del allendismo de 1970, se conocía previamente, porque su principal protagonista, audaz entre los audaces, no dudó en advertir que no sería el Presidente de todos sus compatriotas y que su idea era “recorrer quirúrgicamente” la vía hacia el socialismo, encarnado por la Unión Soviética (“nuestro hermano mayor”).
En cambio, en este segundo intento de despojar a Chile de sus libertades, se hizo carne una ruin traición a un pueblo, quizás cándido, quizás incauto, pero sediento de ilusiones. El castrochavismo montó un operativo para erradicar de Chile al neoliberalismo, sustituyéndolo por un narco totalitarismo. La ciudadanía –al igual como el “caracazo” en favor de Chávez- se embriagó de júbilo por este falso “despertar de Chile”, pero más temprano que tarde quedó al descubierto que se trataba de una gran trampa. Sólo tres años bastaron para que 1,2 millones de santiaguinos que la tarde del 29 de octubre de 2019 repletase la Plaza Baquedano, votaran en contra de quienes les mintieron y engatusaron. En lugar de entregarles beneficios, más oportunidades, ascensos sociales y accesos a un dinero tranquilizador, les ahondaron sus penurias. A los no pobres los hicieron pobres y a quienes no vivían en campamentos los mandaron hacia ellos.
Las lágrimas y emociones por el “espontáneo” estallido, son, ahora, lamentos, penas e impotencia. El prometido Chile mejor, es hoy un Chile peor. El 2019, antes de la revuelta, el desempleo era de un 7.0% y este 2022 es de un 8,5%; la inflación era de un 2.2%, en tanto la actual es de un 13%; la inversión extranjera en aquel entonces era de US$ 4.580 millones, en tanto la actual llega apenas a los US$
1.985, y la tasa de crecimiento era de 4.0%, mientras hoy es de 1.9%.
Muchos atraídos por el dinero fácil del narcotráfico, los escolares que hoy abandonan sus estudios son más de 50 mil, frente a los 5 mil previos a la revuelta, en tanto el Banco Mundial ubicaba a la de Chile como la economía N° 45 del mundo y la primera de Latinoamérica: hoy es la última del continente junto a Haití. Cuando Bachelet les abrió la puerta el 2008 para proyectarse hacia el Alto Comisionado de la ONU, los inmigrantes ilegales llegaban a 493 mil, y hoy, en cambio, ya van en un millón quinientos.
En 1990, la Cumbre de las Américas reunida en Miami resolvió que el único sistema político capaz de sostener y defender la democracia, era ¡la democracia! Con ello, la narcoCuba quedó solitaria, pero prontamente, ya sin el sustento soviético, recibió la solidaridad de Hugo Chávez, autor del narcoEstado venezolano.
El 2019, Chile fue inducido por esta pirámide de la narcopolítica, fiel protectora de los gobiernos de izquierda. Pocos reparan en que este tenebroso fenómeno no se está ejecutando a partir del 11 de marzo pasado, sino corresponde a la fecha en que el “progresismo” notificó al anterior Presidente de que, a partir del 15 de noviembre de ese año, quien gobernaría sería un Parlamento de facto, y así lo hizo, aprovechando su amplia mayoría legislativa.
Dada sus conexiones y lazos internacionales, el narcosocialismo preparó un segundo asalto al poder, tras fracasarle el del 19/O: sería mediante una Convención constituyente. De la preparación y diseño de ésta se encargó el PC. Marcos Barraza fue el designado para manejarla, controlarla y materializar los artículos tendientes a implantar institucionalmente un régimen totalitario. Vía ese resquicio se concretaría el anhelo inconcluso del allendismo de instalar una dictadura sin dolor.
Así como al bandido se le sorprende con las manos en la masa, la ciudadanía, muy intranquila, detectó la deleznable maniobra de traición a la Patria y a las libertades de su población, originándose, con el 4 de septiembre, el indescifrable escenario actual, con un Gobierno que se quedó a pie para gestionar un programa que lo implantaría la bombardeada Convención. Era ésta la que le haría su trabajo.
En casi un año en La Moneda, lo único positivo que la ciudadanía ha captado del Ejecutivo es el aumento de las pensiones para los adultos mayores, una iniciativa del Gobierno anterior. El total de una hipotética gestión, el Gobierno lo ha reducido a defender sus arbitrariedades insertas en la Ley de Presupuesto, a un par de “reformas estructurales” que avanzan poco y nada en la discusión legislativa por sus inconstitucionalidades y a anunciar que endurecerá las penas para la delincuencia.
A esta inacción por carecer de una agenda que se la llevó el tsunami del 4 de septiembre, hay que sumar la total desconfianza interna y externa que origina que el PC sea el que mande en La Moneda. Consciente del rechazo que genera, el Comité Central ordenó el repliegue de sus ´rostros´, en particular de la vocera Camila Vallejo, quien descendió bruscamente en las encuestas. Nadie en Chile ni en el mundo entiende que el comunismo sea el que conduzca a una democracia plena, como la nuestra, y ésa es, también, la causa del tristísimo panorama actual en que la población ha sido descaradamente abandonada.