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EL PEOR ESCENARIO


VOXPRESS.CL.- Con la desfachatez propia de quienes nunca le han trabajado un día a nadie, la collera del Presidente electo y diputado de Revolución Democrática, Giorgio Jackson, le envió un mensaje al Gobierno que está por irse, pidiéndole que “no deje problemas” al combinado extremista que asumirá el 11 de marzo. Aunque a éste le fue mejor que a su compinche en la titulación como abogado -obtuvo el grado en la primera chance-, ambos parecen mellizos respecto a su discutible “honestidad” política. Boric ha dicho hasta el cansancio que no está dispuesto a combatir a sus hermanos de ideología, los terroristas, y el calvo parlamentario, que piensa igualito que su compadre, poco menos que le exige a la actual administración que no le deje “pendiente” ese fierro caliente, siendo éste, por lejos, el más relevante de todos los conflictos internos.


“Arreglen ese problema antes de marcharse” fue el pedido de este personaje que disfrazó de donaciones un fondo de inversión propio para “capitalizar” a su partido. De ahí su apropiado apodo de Donatello.


El problema del narcoterrorismo en una amplia zona que hoy va desde Arauco a Llanquihue, no quiso ser encarado por ningún Gobierno de la (ex) Concertación, y a las dos administraciones del actual Presidente les faltó coraje para enfrentar a todos los defensores de los comuneros rebeldes, partiendo por la ONU, siguiendo por la CIDH, por una hilera de ONG’s, pasando por el INDH hasta los partidos de la izquierda criolla, todos de acuerdo con los objetivos de la CAM de fraccionar la soberanía y el territorio nacional.


Intencionalmente mal llamado “conflicto mapuche”, se trata de grupos extremistas, financiados interna y externamente, que pretenden instalar un Estado étnico/político que cruce también al lado argentino. Inspiran la adhesión internacional, guareciéndose en la recuperación de territorios ancestrales apropiados por los conquistadores españoles y, más recientemente, por los empresarios madereros, quienes –y esto lo sabe el mundo- compraron tierras a comuneros que ofrecieron voluntariamente vendérselas.


El de dicha zona sureña constituye, por donde se le mire, un gran problema, respecto del cual ningún Gobierno se ha atrevido a enfrentar de la única forma posible. Ello ha hecho posible el aumento de su volumen y de su gravedad, agudizado todavía más por el anuncio del futuro Presidente de dialogará con los terroristas, los mismos que ya le advirtieron que continuarán con sus operaciones de devastación y quemas a propiedades de inocentes trabajadores.


Los horrores de la acción terrorista han quedado en evidencia, incluso, en medio del Estado de Excepción Constitucional. Las víctimas del vandalismo rural ya no hallan a quién acudir para defender sus bienes, tragedia que se ahondará a partir de marzo, cuando se inicie el proceso de diálogo. Esto será casi una tentación para los subversivos, quienes, sin duda, se sentirán alentados a acentuar sus operaciones armadas.


Todos los movimientos terroristas sudamericanos fueron finalmente desbaratados por férreas intervenciones militares, francas y decididas- El único grupo en rebeldía de trascendencia que queda en el subcontinente es, precisamente, el dependiente de la CAM, la que ratificó que “cualquiera fuese el Gobierno de turno” continuará con sus acciones armadas. Si frente a su creciente volumen de fuerzas y armamentos fracasó hasta la presencia preventiva militar, ¿qué hace suponer que el diálogo pondrá fin al conflicto? Si bien hay similitud de ideologías revolucionarias entre la milicia de la CAM y el Gobierno de Apruebo/Dignidad, aquella no depondrá las armas a no ser que se le garantice el cabal cumplimiento de sus demandas, o sea, soberanía étnica y expulsión de las empresas forestales. Conociendo la integración de esta montonera que accederá al poder de la mano con la Convención Constitucional, no es aventurado presagiar una solución igual o parecida a ésa, porque la solidaridad socialista siempre prevalece por sobre el interés de una nación, cualquiera que sea.


El Estado de Excepción Constitucional, tal como lo concibió el actual Gobierno, no ofrece la menor garantía de paz comunitaria, y ello lo han demostrado los devastadores ataques recientes pese a la “presencia militar”. Las Fuerzas Armadas no tienen su origen ni formación como entes preventivos, sino exclusivamente proactivos. Nunca han funcionado con éxito cuando se les envía a alguna misión, pero se les condiciona su actuar al no uso de las armas. Ésa fue la razón de que no repelieron la vandálica subversión del 18/O ni lo han podido hacer en La Araucanía. Cuando han procedido acorde a su genuina misión, a sus funcionarios se les pone en tela de juicio, si es que no son llevados a los tribunales acusados de asesinato.



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