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EL FACTOR SICHEL


VOXPRESS.CL.- En medio de la maraña de candidatos de todas las telas y tonalidades de colores, no sólo la izquierda se verá abocada a resolver un tremendo puzle en las primarias presidenciales del 4 de julio, sino la centroderecha se está viendo enfrentada, ya mismo, a resolver el propio, tras la amenaza del independiente Sebastián Sichel de ir directamente a la primera vuelta, si es que Chile Vamos no lo acepta entre sus opciones en esa etapa previa.


Como es de dominio público, la coalición de centroderecha tiene aspirantes que, ya se sabe, estarán presentes en la papeleta: Ignacio Briones (EVOPOLI), Mario Desbordes (RN) y la UDI está por resolver entre Evelyn Matthei y Joaquín Lavín, lo que se conocerá después de las elecciones municipales.


A título de trascendido, la coalición maneja sus propias encuestas y, en éstas, se produce un fenómeno que genera más desconcierto que certidumbres: Matthei aparece con mejor desempeño en la primaria, pero Lavín la supera, y no por poco, en la primera vuelta. Según revelaciones de dirigentes del gremialismo, en definitiva “tendremos que optar por quien sea más capaz de frenar las opciones de la izquierda dura”, en la convicción, al parecer, de que sus análisis apuntan a que en segunda vuelta, por la oposición, llegará un totalitario, y de los más intransables.


En el marco de este mismo escenario, la ex presidenta de la UDI y factor influyente en un amplio sector partidista, confesó –póngase mucha atención- que “si fuera hoy, no votaría por Lavín”, en una clara advertencia de que todo puede variar en función del desarrollo de los acontecimientos. A Van Rysselberghe no le gusta el alcalde, pero frente a un trance, tendrá que tolerar el dolor de estómago.


Sí o sí, Chile Vamos tiene anotados para su primaria presidencial a tres cartas: Briones, Desbordes y Lavín/Matthei, por estricto orden alfabético. Como “independiente por Chile Vamos”, Sebastián Sichel quiere que se le acepte participar en la primaria sectorial o, en caso contrario, anunció una rápida recolección de firmas para presentarse directamente a la primera vuelta, lo que de un zarpazo haría pedazos la unidad que, a duras penas, la centroderecha ha podido concretar.


Sebastián Sichel Ramírez (41) se hizo querible por la población por sus constantes y espontáneas apariciones en televisión en medio de la crisis por la epidemia, en el invierno pasado, en su condición de ministro de Desarrollo Social, hasta donde llegó luego de ejercer exitosamente como Vicepresidente Ejecutivo de CORFO.


“Trasladado” desde allí a la presidencia del Banco Estado por divergencias con el Presidente acerca del número real de beneficiados con la entrega de canastas de alimentos, adoptó medidas en favor de la versátil clientela. Estando allí, y muy bien evaluado, fue obligado a dejar el Gobierno simultáneamente con Desbordes, dadas sus “aspiraciones presidenciales”.

Fundador y gerente del periódico digital El Dínamo, es abogado por la Universidad Católica, académico de Derecho y experto en comunicación estratégica y políticas públicas. Fruto neto de la clase media/media, estudió en el Liceo Alexander Fleming.

Durante 11 años militó en la DC, trabajó para la campaña presidencial de Claudio Orrego y él mismo estuvo a punto de ser candidato a La Moneda por dicho partido.

Fue candidato derrotado a diputado por Fuerza Pública -posteriormente Ciudadanos- y Andrés Velasco lo consideraba su “mejor carta”, hasta que se distanciaron cuando en 2017, públicamente, dio su apoyo al candidato de Chile Vamos.

Pareciera ser que su pasado lo condena, y pese a que asegura que lo respaldan “desde Libertad y Desarrollo hasta el PRI”, lo que permanentemente se ha percibido en torno a él es un ambiente de rechazo, muy mayoritario en la UDI, parcial en RN e ‘in crescendo’ en EVOPOLI, al punto que Francisco Undurraga debió salir a pedir “fidelidad” a sus militantes. En RN, incluso, hay un sector de diputados que presiona a su directiva para que otorgue libertad de acción a la hora de votar.

Dos diques se oponen a la internación de Sichel en aguas oficialistas, uno el que no sea militante de ninguno de sus partidos, y el otro es no ser fiel reflejo de la línea ideológica de sus contingentes.

El primer punto es fácilmente descartable, dado que el militante número 1 debiera ser el Presidente de la República, pero ha rehusado, categóricamente, en

Descongelar su fichaje en RN, pese a que, con frecuencia, cita al bloque para darle instrucciones y tiene a un delfín, Mario Desbordes, que trabaja internamente para imponer la teoría ondulatoria del Mandatario.

El segundo, es un punto discutible y cuestionable, al punto de que hay dos precandidatos que no cumplen con esta regla doctrinaria, Desbordes por RN y Lavín por la UNI. El primero de ellos, ya en la bancada de diputados cuando lo era, originó quiebres por su alineamiento con la izquierda, y el segundo -todo Chile lo sabe- se declaró socialdemócrata y pronosticó que en un eventual Gobierno suyo “no habrá gente de derecha”…

Un signo definitivo acerca de su futuro lo recibirá el alcalde de Las Condes en las elecciones municipales: si es derrotada su ahijada política Daniela Peñaloza, su opción para ser la carta UDI en la primaria se empañará casi definitivamente.

En Chile Vamos no faltan los expertos electorales, y, por tanto, conocen las conductas de los votantes y sus razones. Además, tienen muy claros los efectos de una eventual carrera por fuera de Sichel en la primera vuelta, más aún si se conocen los apoyos transversalidad de que goza

Hasta bullangueros voceros de la izquierda, como Marco Enríquez, han reconocido elogiosamente la capacidad de la centroderecha para estar unida, y no parece ser ésta la hora para arriesgarla.

Como si no fuera suficiente ejemplo, la Franja Electoral del CNTV presenta visiones muy disímiles y contradictorias de la centroderecha respecto a las que se utilizan para poner barreras a un joven político, oportunamente y bien arrepentido de su pasado, que no tiene temor, como otros, a medir su popularidad en el marco de la primaria.


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