CANDIDATO IMAGINARIO

VOXPRESS.CL.- Un cronista de la oposición, en la creencia de que se trata de un hecho desconocido, relata que después del 18 de octubre del año pasado, el Presidente, en la práctica, estuvo seis días fuera del cargo, y que se salvó gracias al Acuerdo de Paz del 15 de noviembre, el cual, a cambio de garantizarle la permanencia en el poder, la izquierda lo obligó a entregar en bandeja de plata la Constitución, su única vía para asegurar el reemplazo del modelo neoliberal.
Esa fatídica fecha es, y será, recordada como la de la rendición del Ejecutivo para darle paso a su adversario para montar un Parlamentarismo de facto.
Protagonista central de ese episodio en que voluntariamente se subyugó un Gobierno de centroderecha elegido por una gran mayoría, fue el entonces diputado RN Mario Desbordes, hoy –sarcásticamente- ministro de…¡Defensa! Luego de la firma de dicho documento claudicatorio, proclamó que “hemos derrotado a los violentistas”. Eso fue en noviembre de 2019 y transcurrido un año, el vandalismo y el terrorismo izquierdista siguen a toda vela, y de ello dan fe dos trabajadores y un carabinero asesinados en La Araucanía, incendios de templos católicos y los insultantes esfuerzos casi cotidianos por destruir el monumento a un héroe de la Patria.
Ex teniente de Carabineros y con una vertiginosa carrera en Gendarmería en las administraciones concertacionistas, en RN conoció la derrota antes de convertirse en parlamentario por la zona que lo vio crecer, la sur de Santiago. Como secretario general conoció todos los misterios de la colectividad, creándose una plataforma para ser electo presidente, desde donde trató de imponer un sello “piñerista”, cada vez más distante de la génesis del partido.
Al corresponder la renovación de su directiva, ardió Troya, y no sólo porque le salió gente brava al camino, como Andrés Allamand, Francisco Chahuán y Carlos Larraín, sino por generar un cisma muy profundo de sensibilidades, que zanjó el ex militante Presidente de la República, llevándose a su gabinete ministerial a Desbordes y Allamand. Ambos eran candidatos, el primero, a la reelección. Asumió la mesa uno de los vice, el senador Rafael Prohens, absolutamente afín al flamante ministro, al igual que las dos vice, Paulina Núñez y Marcela Sabat.
Esta directiva heredera de Desbordes y manejada a distancia por él, convocó a un Consejo General con la finalidad de aplazar la elección interna programada para este diciembre: por 8 votos logró su propósito, y la fijó para ¡después de la presidencial de noviembre de 2021! Tan descabellada maniobra tenía por finalidad seguir manejando los hilos del partido, aunque sin titular en la presidencia, durante un año colmado de comicios de enorme trascendencia. El senador Francisco Chahuán apeló al Tribunal Supremo “por atropello a la democracia del partido.
El tribunal resolvió que la elección debe realizarse, a más tardar, seis meses después de que expire el mandato de dos años de la actual directiva, esto es, la que dirigía Desbordes y que dejó en manos de su vicepresidente. El texto del fallo dice que “se instruye a la Directiva Nacional que proceda oportunamente a fijar la fecha para la elección interna de Directiva Nacional y territoriales, para una fecha que no exceda de seis meses desde el día del término natural del mandato, dando cumplimiento al artículo 54 incisos primero y final”.
El Tribunal Supremo fue tajante: el tiempo de duración de la directiva se toma desde la fecha en que asumió su primer presidente, esto es Desbordes, y cuya gestión vence en diciembre, más allá de que él no sea, ahora, su titular formal.
Es esta directiva, totalmente entreguista al ministro de Defensa, la que le escribió una carta, solicitándole, que “a nombre de todo el partido” acepte ser el precandidato presidencial de RN. El ministro, todo un ejemplo de soberbia, respondió que sí de inmediato y hasta se dio el lujo de decir que “tengo las competencias” para “encabezar este desafío”.
Aunque ninguna dignas de crédito, todas las encuestas que enfrentan a Desbordes con cualquier candidato de la izquierda, dan a éstos una ventaja descomunal. El ex diputado y hoy ministro, ex jefe de Seguridad Preventiva de Piñera en su primer Gobierno, no logra la categoría de “personaje identificable” por la población, ya que la figuración que alcanzó a tener con posterioridad al ‘octubrazo’ fue una manipulación desconcertante opositora para posicionar a un socialdemócrata infiltrado en la centroderecha.
La maniobra de la directiva desbordista de proponerlo como precandidato, originó más divisiones internas de las ya existentes al interior de RN, al punto que un grupo de diputados propuso un gran bloque unitario de la centroderecha, “con José Antonio Kast incluido”, cuya sola mención le produce urticaria al ministro, por razones más que obvias: es un admirador del estilo y la gestión presidencial, la que fue duramente censurada por Diego Schalper, tras el asesinato del cabo de carabinero en La Araucanía.
La bancada de diputados RN en la Cámara, la más masiva en el Congreso Nacional, se dividió irreconciliablemente durante la presidencia de Desbordes, y esta fractura se instaló igualmente en su Consejo General, razón por lo cual al menos un 50% de la colectividad y, por tanto, de su militancia, no está dispuesta a apoyar una aventura presidencial de Desbordes, a quien culpan directamente de la escisión partidaria. “Es un candidato imaginario” denuncian.
En el ala ‘progresista’ del partido se ubican aquéllos que han votado con la izquierda, que aspiran a la instalación de un “liberalismo total” y que trabajaron por el Apruebo, como Paulina Núñez, su marido Cristián Monckeberg, Marcela Sabat, Gonzalo Fuenzalida, Ximena Ossandón, Andrés Longton, Hugo Rey y Jorge Durán. Al margen de Prohens, el otro senador “desbordista” es Manuel José Ossandon, actualmente procesado por tráfico de influencia.
Abiertamente en contra del ex presidente, pero presidente en las sombras, están dos diputados emergentes de gran peso y atributos intelectuales, como Diego Schalper y el actual titular de la mesa de la Cámara, Diego Paulsen, ambos líderes del Rechazo, en contrapartida a la posición de Desbordes, un paladín del Apruebo.
Aunque Erika Olivera, Alejandro Santana, Sebastián Torrealba –jefe de bancada- y Francisco Eguiguren son considerados pendulares, tampoco se reconocen afines a Desbordes, y todo el resto de diputados es abiertamente adverso a él, partiendo por la combativa Camila Flores que se declara “en las antípodas” del ministro, además de Catalina del Real, Sofía Cid. Miguel Mellado, Cristóbal Urruticoechea y Harry Jürgensen, entre otros.
Raya para la suma, la centroderecha no tiene que marearse por esta turbia maniobra montada en su favor por el propio Desbordes, y menos hay que creer en los cantos de sirena de la diputada Sabat –vicepresidenta de la mesa desbordista- quien asegura que el ministro “representa las dos almas de RN”, cuando es cuestión de escuchar a líderes potentes como Allamand, Larraín y Chahuán, quienes aseguran que no los representa. No una vez, sino muchas, éstos, y una mayoría de diputados, lo han llamado a “no camuflarse con la izquierda”, una de las muchas prácticas poco doctrinarias puestas en escena por este autoproclamado precandidato.
Debe saberlo Desbordes, imaginamos, que ni sus socios de la UDI, EVOPOLI y el PRI lo quieren a su lado, menos ahora en que el partido de Felipe Kast congeló relaciones con el Presidente por su cobardía para poner fin, de una vez, al terrorismo asesino en La Araucanía, cuyo episodio más reciente fue el crimen de un funcionario de una institución a la cual el propio Desbordes sirvió. Queda en claro que el interés en que sea precandidato –y para lo cual, él se halla muy dispuesto- es fruto de una hábil ‘promoción’ de la izquierda y de los buenos amigos que dejó corcheteados en la directiva.