CON LA MISMA CHICHA

VOXPRESS.CL.- La señora ministra del Interior, doctora y ex dirigente estudiantil por las JJ.CC., se hizo conocida cuando, públicamente, a través de las redes sociales, sugirió que alguien se ‘piteara’ (matar) a Piñera, y es la misma que el 2020, como integrante de la Mesa Anti-Pandemia de La Moneda, lamentó haberse tenido que fotografiar “con estos infelices”, refiriéndose al Presidente y a tres de sus ministros.
Luchadora gremial, primero en el Consejo Regional Metropolitano y, luego, en la presidencia del COLMED, Izkia Siches dejó siempre en claro que su estilo no es el de una política ni menos el de una diplomática, sino de una extremista con agallas y con muchas horas en las calles, manifestándose en favor del libertinaje de la mujer. En todas las trincheras en que ha actuado, su lema ha sido, siempre, el de cambiarlo todo, y si es necesario a la fuerza, porque todo está malo.
Al menos hasta su incorporación al comando presidencial de Gabriel Boric, su afición por el diálogo era inexistente, y la imposición de sus ideas la distanciaban de cualquier asomo de acuerdo. En suma, una extremista, aunque de escritorio, vestida en lujosas tiendas con ropas carísimas.
Como todo individuo forjado en la cuna del PC, Siches es una glamorosa admiradora de la “lucha mapuche”, defensora de que las etnias sean soberanas territorialmente y muy comprensiva con la guerrilla armada que impone el terror en La Araucanía. Al unísono con su Presidente, anunciaron que no se renovaría el Estado de Excepción en las comunas arrasadas por el terrorismo y que la prioridad del Gobierno es “desmilitarizar” la zona para hacer fecundo una mejor forma de diálogo con las milicias encapuchadas.
Sintomática es la diferencia aplicación del Estado de Excepción en la frontera norte: La Moneda no vaciló en extenderlo, por solicitud de la población acosada por la masiva inmigración ilegal. Los extranjeros que a borbotones ingresan clandestinamente por Colchane y sus alrededores, carecen de armas, salvo, obviamente, los delincuentes. En el sur, en cambio, los habitantes de Arauco, Malleco y Cautín clama por el exterminio del narcoterrorismo, pero la respuesta fue diferente: a los guerrilleros hay que convencerlos con palabras de que depongan sus armas. Motivo: son tan extremistas y revolucionarios como el Presidente y su ministra del Interior. ¿Resultado del primer intento de diálogo?: una barricada y el posterior amedrentamiento a punta de balazos.
Pasó que una extremista, como ella, sin experiencia política alguna, se confió en que sus congéneres terroristas de La Araucanía, la recibirían con los brazos abiertos por su permanente solidaridad ideológica, pero le fracasó peligrosamente su convicción. Terminó embriagándose con la misma chicha.
Ha habido, y seguirán habiendo, muchas interpretaciones, y hasta especulaciones, de lo ocurrido con ella en la comuna de Malleco, pero, por sobre todas, la incidencia mayor fue su exceso de confianza en que entre hermanos de ideología, las balas no corren. El amedrentamiento de que fue víctima, la tiene que hacer meditar sobre lo grave de la situación, porque en dicho territorio, además de guerrillas extremistas hay bandas narcotraficantes que no sólo financian a algunas comunidades, sino, además, tienen en algunas, sus fuentes de producción y acopio de drogas. Una de ellas es, precisamente, Temucuicui, hasta donde se dirigía la ministra cuando fue emboscada.
Aunque intencionalmente disimulado, relativizó el pánico generalizado por la emboscada, diciendo que “no me di cuenta de lo que pasó”, sin siquiera aludir a la posteriormente revelada irritación de un grupo de terroristas por no haber iniciado en los contactos de su visita a los jefes guerrilleros, que son quienes militarme mandan. Ella redujo el ‘diálogo’ a Marcelo Catrillanca, quien “me invitó a su casa”…
Sin un recorrido serio en la política, tanto el Presidente y su ministra del Interior ‘leyeron’ mal el viaje a La Araucanía, y su inexperiencia quedó al desnudo con gruesos errores de falta de prevención y de seguridad en sus desplazamientos por los caminos del terror, con una caravana más preocupada del marketing y de la difusión del encuentro que de la real situación, casi infernal, en ese territorio.
Al percatarse de la barricada -un auto incendiado- y de los balazos, su chofer intentó huir en el acto, pero al no llevarse la distancia requerida entre los vehículos de la caravana, en la maniobra de retroceso se estrelló con el que lo precedía.
La delegación gubernamental erró en el fondo y en la forma, al portar una agenda de solución a los problemas sociales de los campesinos mapuches, siendo que el real y sangriento problema que le urge solucionar a la población regional, no son, de momento, la educación, la salud y el agua, sino la devastación generalizada provocada por los terroristas.
El Presidente, en su reciente condición de diputado, se empeñó con firmeza en legislar contra cualquiera medida destinada a combatir a los guerrilleros. La respuesta dada por éstos a su ministra, no fue precisamente de gratitud por su solidario fomento a la violencia.
Eso se llama “embriagarse con la misma chicha”, como reza un criollismo muy arraigado en el país.