ALMAS MALAS

VOXPRESS.CL.- Aunque para algunos credos, el alma es espiritualidad pura e inmaterial que se separa del ser y, por tanto, es imposible de abordar por la ciencia, existe otra acepción que apunta a que se trata de “una entidad abstracta que junto con la parte material constituyen el ser humano, y “se le atribuye la capacidad de sentir y pensar”.
De ahí que en el vocabulario humano existan expresiones tan comunes como “bueno de alma”, “malo de alma” y “desalmado”, ésta en alusión a quien simplemente carece de ella. Como describe la definición, el que un alma tenga la capacidad de sentir y pensar, encaja como anillo al dedo con la quebrazón interna de la izquierda gobernante.
Las dos almas con representación en La Moneda y que se tomaron la administración pública, son Apruebo / Dignidad (FA/PC) y el Socialismo Democrático, una marca de fantasía para encubrir a la ex Concertación. Si bien, ambas alianzas tienen la misma raíz e idéntico regadío –el marxismo--, su convivencia es tan degradante y forzada como un matrimonio por obligación.
El alma mala, en rigor y en justicia, es la que estuvo en la organización del Golpe de octubre y la que montó quirúrgicamente la Convención constitucional para llevar al país a un régimen estatista totalitario. Su nombre está fuera de lugar y de tiempo, porque el Apruebo fue rechazado por 8 millones de chilenos y la Dignidad, nombre con el cual el extremismo se refiere a la Plaza Baquedano, quedó en los puros deseos ante el sentir de la ciudadanía de que se siga llamando como hace 90 años. Sólo un conductor de noticias de CHV denomina Dignidad a la céntrica rotonda.
El alma 2 también peca de incorrección, porque no existe en el mundo un socialismo que sea democrático. Más que un error de concepción, es toda una falacia. Esta alma, la ex Concertación --aunque posteriormente se aprovechó de él--, no tuvo idea de la planificación del Golpe de octubre y terminó siendo rival de Boric en las urnas, el 2021.
Esta izquierda algo templada, siempre blanco del PC y del Frente, jamás fue considerada por el marxismo duro para hacer la revolución y refundar Chile. Sin embargo, haciendo de tripas corazón, Boric se vio forzado a invitarla a su Gobierno, luego de su desastre del 4 de septiembre y ya habiendo tomado debida nota del rotundo fracaso de su propia gente dada su incapacidad, mediocridad, inexperiencia, incompetencia y por los constantes arrebatos emocionales de algunas de sus ministras.
La ex Concertación pasó a dominar un ministerio puntal en estos momentos de Estado delictual y terrorista, como es Interior, y también se desplegó en la SEGPRES, clave en la ejecución de las leyes. Con dolor en su alma, el Presidente sacó de allí a su amigo íntimo y camarada de lucha, Giorgio Jackson.
Este nuevo escenario fue la mecha que prendió el fuego en el Gobierno, ello agravado por el último cambio de gabinete ministerial, en que el alma menos mala ganó cinco cupos en las Subsecretarías. La pugna interna escaló al punto de que a su tratamiento para el TOC, el Presidente debió sumarle terapias para el estrés. Además, un estado depresivo lo impactó cuando supo que el influyente Washington Post lo eliminó de entre los líderes latinoamericanos.
Los tirones de un lado y del otro, trató de evitarlos con uno de sus tantos cónclaves en Cerro Castillo, donde instó a ambas almas a “tener disciplina consciente” (¿qué será eso?).
La ex Concertación se ha hecho eco del sentimiento de la población y se ha subido al carro de la oposición, lo que el pacto extremista no perdona: votó en contra de darle facultades a Carabineros para el uso de sus armas y en contra, también, de calificar como delito el ingreso clandestino al país. Sus diputados llegaron al límite de ‘’apretar” a la ministra del Interior, exigiéndole “cumplir el programa del Presidente (?) y no el de la derecha”.
Fue ése el momento más crítico que tuvo Carolina Tohá desde que asumió en Interior, ya que se atemorizó y pronunció su desgraciada frase acerca del “gatillo fácil”, lo que le costó un inédito y abrupto descenso en la aprobación popular: en una semana, pasó de 59% a 42%. La gente no la perdonó.
Muy mal le había caído a comunistas y frenteamplistas que ella se hubiera rendido ante la agenda legislativa sobre inseguridad ciudadana propuesta por el Congreso Nacional, cronograma que echó para atrás ¡en 150 días! la discusión de la propuesta de Interior de reducir el uso de la fuerza de Carabineros.
El malestar del pacto PC/FA con Tohá había tomado cuerpo cuando su Subsecretario autorizó a la policía uniformada a utilizar, después de años, sus metralletas livianas para disuadir a los vándalos el Día del Joven Combatiente.
Para eludir su incómoda situación y evitar ser el “cortador del queque”, Boric optó por dejar en manos casi exclusivas de su ministra del Interior el manejo y vocería en este intercambio de disparos por la legislación para combatir la delincuencia. Con sus contradicciones, Tohá dejó en evidencia que le faltó apoyo, o un soporte, como lo había sido la renunciada Ana Lya Uriarte, quien bajó los brazos en la SEGPRES, tras un nombramiento con el cual ella no estuvo de acuerdo.
¿Es la encargada de la seguridad interior del país la súper autoridad requerida para tan tremenda emergencia? Carolina Montserrat Tohá Morales (58) detenta el record de haber sido la primera mujer vocera de Gobierno (2009), con Bachelet, y también ser la primera alcaldesa de Santiago electa en votación popular, aunque de esta vivencia tiene malos recuerdos: por un juicio pendiente en su contra por malversación de fondos municipales.
Casi automáticamente, a Tohá se la relaciona con Salvador Allende, ya que su padre José fue ministro de Defensa y del Interior en la Unidad Popular, y pese a que su familia no tuvo la obligación de salir del país luego del 11 de Septiembre, su madre Victoria -conocida como Moy en las redes sociales de la UP- se la llevó a un autoexilio muy breve a México cuando ella tenía sólo 9 años.
A su regreso, y aunque no terminó sus estudios de Derecho, fue activa vicepresidenta de la FECh y, más tarde, diputada por el PPD. No está considerada entre las “duras” de la izquierda -como su antecesora Izkia Siches-, y en su larga carrera política en diferentes cargos, como dirigente, parlamentaria y funcionaria durante la (ex) Concertación, no tuvo mayores cercanías con el mundo comunista. Siendo del PPD desde la fundación de éste, por su herencia allendista ha sido siempre próxima al PS, y hasta estuvo casada con un ex senador de dicho partido.
Sin embargo, ha debido convivir con el comunismo en éstos, los más tensos días de la izquierda en su historia política nacional, al punto que para congraciarse con él discurrió la tan desafortunada frase del “gatillo fácil”. Sin imaginarlo, en el acto sus dichos la hicieron dejar de ser la más popular del Gabinete. Aunque trató de corregir su metida de pata, su credibilidad se fue al basurero porque, así de claro, con su actitud reveló que está más cerca de la peor alma de este Gobierno.