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PROFESIONAL DEL RENCOR


VOXPRESS.CL.- La anarquía en las comunicaciones de las redes sociales ha llegado al punto de considerar algún tipo de control o limitación al descomunal círculo de ofensas y falsedades que circulan. Son miles de millones que optan por el desahogo de odios y penas en lugar del civilizado pensamiento crítico requerido por toda sociedad que se precie de tal.

Uno de ellos es Hugo Gutiérrez Gálvez, diputado de la República por el Partido Comunista.

Las ‘verdades’ en las redes sociales carecen, a menudo, de sustento teórico o empírico y, peor todavía, carecen de sustento argumental, pues cada vez son menos las personas que emiten opiniones racionales, como es el caso de este profesional del rencor.

Por definición oficial, los diputados tienen como “función primordial” la de asumir la vocería calificada de las propuestas y mandatos que emanan del ejercicio de la soberanía que reside de manera intransferible en el pueblo. “En este sentido, no son representantes del mismo, y no son autoridad, ya que la autoridad reside en la ley”.

Estrujando su guarida habitual en las redes sociales, el diputado Gutiérrez exhibió un video en el cual, instado a respetar las restricciones sanitarias a causa de la peste, desafió a una patrulla de marinos que lo fiscalizó, gritándoles que “yo soy autoridad aquí y no ustedes, porque a mí me eligió el pueblo”.

Si se reparó en la definición anterior, este parlamentario, al igual que todos sus colegas, no es representante del pueblo, ni menos puede adjudicarse algún tipo de autoridad, la misma que se jactó de simbolizar ante uniformados fiscalizadores. Bajo un régimen constitucional excepcional de Estado de Catástrofe, la ciudadanía se halla sujeta a diversas normas no habituales de prevención sanitaria, y de ellas nadie se salva. Gutiérrez tiene el ejemplo a la mano: sus colegas utilizan mascarillas, conservan distancia y, muchos, utilizan el telesistema en reuniones y votaciones. Debió, incluso, ser más criterioso en su airada reacción, por cuanto la patrulla no fiscalizó a toda su familia que lo acompañaba en una visita al borde costero de Iquique, pese a la prohibición de circular.

La reacción del diputado fue la usual suya cada vez que se siente acosado o sorprendido en alguna de sus siempre conflictivas actitudes: denunció, por las redes sociales, que la fiscalización se trató de “una venganza” de la Armada por haber denunciado un escándalo institucional.

Hugo Gutiérrez se encuentra en manos del Tribunal Constitucional (TC), hasta donde fue llevado por parlamentarios de Chile Vamos, tras publicar dibujos –según él- hechos con motivos de Navidad por “niños comunistas”, entre los cuales aparecía como muerto el Presidente de la República.

Tras su molestia por ser sorprendido incumpliendo los protocolos sanitarios, el recién incorporado diputado RN Camilo Morán amenazó con enviarlo a la Comisión de Ética de la Cámara, a lo que él, también en redes sociales, respondió que “es un nieto de un miembro de Patria y Libertad que en dictadura asesinó a tres militantes socialistas”. Ésta y otras actuaciones suyas de la misma índole fueron sumadas a los antecedentes que tiene en su poder el TC para decidir, en septiembre, sobre la solicitud de destitución de su cargo. Dicha instancia inapelable debía fallar su causa el 14 de agosto, pero por el surgimiento de nuevos elementos de discusión, dos de sus ministros solicitaron más tiempo “para el estudio del caso”.

Entre las muchas atribuciones del TC está la que figura en el artículo 60 de la Constitución, que permite “remover al diputado o senador que de palabra o por escrito incite a la alteración del orden público”. En su fundamentación, el libelo acusatorio enumera todas las acciones en que Gutiérrez ha participado en “incitaciones al desorden público”, entre ellas ser instigador de un ataque al regimiento Granaderos.

Gutiérrez rehusó presentar defensa ante el TC, desconociéndole cualquier tipo de atribución: ““no me voy a presentar ante el tribunal para que conozca ilícitos penales que, por supuesto, nunca he cometido”. Agregó que “cualquiera sentencia que dicte, no tiene validez”. Miembros del pleno del TC, los ministros Iván Aróstica y José Ignacio Vásquez decidieron inhabilitarse para conocer esta causa, dado que el diputado se querelló contra ellos por cohecho.

En la ofensiva más reciente en contra de su enemigo predilecto, el mundo militar, Gutiérrez reveló haberse entrevistado con el comandante de la unidad de infantería de marina de Iquique, “quien me amenazó con meterme balas acaso su cuartel es atacado por el pueblo descontento”.

El diputado, siendo niño, y residente de un Hogar de Menores, fue adoptado por un matrimonio sin hijos compuesto por Hugo Gutiérrez y Margarita Gálvez, él un suboficial del Ejército, quienes lo educaron y le financiaron su carrera de abogacía en la Universidad de Concepción. Por “diferencias políticas”, siendo aún estudiante, rompió vínculos con sus padres adoptivos y, cuando él falleció, rehusó concurrir a sus funerales.

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