EL CAZA BOBOS DE LA INMIGRACIÓN

VOXPRESS.CL.- Tarde, quizás demasiado tarde, el Presidente se hizo la transfusión que su sector, la centroderecha, tanto se lo demandó, en especial desde que, para salvar su permanencia en el cargo, optó por el cogobierno con la izquierda y abrió la puerta para que, finalmente, él, ni nadie, nunca imaginó: la instalación y ejercicio de un Parlamentarismo de facto.
Le hacía falta, al menos para su abandonado sector, una señal como la de levantar la cuarentena, sorpresivamente, a siete comunas de la Región Metropolitana, justo el día después de que el Senado sentenciara su dura derrota en defensa de las AFP’s. La suya fue una sensación similar a la vivida por el 18/O, pero con la diferencia que en dicha oportunidad le entregó en bandeja a la izquierda la Constitución, y hasta se vanaglorió de haber firmado la promulgación del plebiscito. En esta ocasión, el sello de la ley que autoriza el retiro de los fondos de pensiones lo hizo a puertas cerradas y sin cámaras que lo registraran, y esa misma tarde decidió levantarles la cuarentena a las comunas del sector oriente de la capital, la de los ‘ricos’.
Esta idea la venía barajando en forma permanente el ministro de Salud, pero le salieron al camino la prepotente presidenta del Colegio Médico y Espacio Público, el centro de estudios de moda de la izquierda: casi al límite de la extorsión, exigieron al Gobierno que en resguardo de la “igualdad social” se debía terminar el confinamiento de todas las comunas de la Región Metropolitana en forma simultánea. Con ello, las prácticamente libres del virus, las del oriente, deberían esperar a que la trazabilidad mejorase sustantivamente en Puente Alto, Peñalolén, La Florida, La Pintana y Maipú.
La idea de la extremista presidenta del COLMED, Izkia Siches, ha sido, siempre, la de demorar los esfuerzos de reactivación económica, porque el objetivo final e histórico de su doctrina –ex JJ.CC.- es la destrucción total de los países para, así, instalar un régimen a partir de cero.
Esta vez, visiblemente irritado y herido en su orgullo por tan estrepitosa derrota personal, el Presidente transformó su horchata en sangre, adoptando una decisión en total asintonía con los socavadores de la economía.
Aunque se trata de una conducta tardía, es un signo alentador frente a otra hábil trampa que le ha tendido la izquierda, al introducir en el Senado una indicación extremadamente torcida a la Ley de Inmigración y Extranjería. Dicho acápite fue añadido por Isabel Allende (PS) y Juan Ignacio Latorre (RD) a la iniciativa que se encuentra en su segundo trámite constitucional.
La maniobra discurrida por este dúo se refiere al artículo 56, que apunta a la “permanencia transitoria” de inmigrantes que buscan oportunidades laborales y que su ingreso al país, bajo esta subcategoría, “podrá solicitarse al momento de entrar al país o en el Consulado del país de origen, a elección del solicitante”.
El escenario de la inmigración no es un misterio para nadie, luego del feroz impacto socioeconómico que produjese la ex Presidenta socialista en su último año de gestión, al abrir de par en par las puertas del país sin siquiera exigir un certificado de antecedentes. Una oleada de 1.000.000 de extranjeros ingresó a Chile a través de sus fronteras, por pasos legales e ilegales y, en el caso de los haitianos, traídos por traficantes de personas.
La corriente migratoria más turbulenta fue la de venezolanos, huyendo de la dictadura socialista de Nicolás Maduro: 30 mil lo hicieron en breve lapso antes del ‘octubrazo’.
El vandalismo extremista, primero, y la llegada de la peste, después, les cambiaron de la noche a la mañana el país a los inmigrantes: de los sueños, a otro de pesadilla, y no demoraron en surgir los pedidos de repatriación y de vuelos humanitarios de regreso. Sólo en el mes en que estalló la epidemia, salieron del país 2.500 y, desde esa fecha hasta la actualidad, no ha cesado el movimiento de retorno, con o sin presiones a los respectivos Consulados, luego de ofrecer lastimosos espectáculo de miseria en las veredas y calzadas enfrente de las representaciones diplomáticas. En definitiva, la ola inmigratoria lo único que consiguió fue incrementar el empleo por cuenta propia, o sea, ilegal, aumentar la cesantía y el hacinamiento en precarias viviendas.
El artículo 56 de la, en discusión, Ley de Inmigración y Extranjería, hecha a la medida de las ONG’s de derechos humanos, abre la interrogante sobre qué se pretende con el otorgamiento de una visa para Permanencia Transitoria. Esa autorización es para el extranjero durante su período de cesantía a la espera de encontrar un empleo, se supone que asalariado. En eso se hallan hoy millones de trabajadores compatriotas, por lo que estos senadores les están aumentando una competencia desleal y, más encima, con visa diplomática.
En la convicción de que la socialista Allende y el frenteamplista Latorre no están de acuerdo en perjudicar a los trabajadores que tanto dicen defender ¿cuál es, entonces, el real interés de esta indicación?
No es más que un caza bobos, porque se trata de una clara maniobra política de la más alta peligrosidad. Cincuenta jefes de brigadas enviados por Maduro a Chile para el ‘octubrazo’ fueron detectados por las policías e incluso por las cámaras de seguridad en sitios públicos. No fueron detenidos para evitar, en medio del caos, líos diplomáticos, y muchos de ellos continúan ilegalmente en el país a la espera de la segunda ola de vandalismo extremista.
La finalidad de conceder visas de Permanencia Transitoria no es para “la espera de una oportunidad laboral, como reza el artículo”, sino al aguaite de una segunda ola de sublevación popular que requiere de guías avezados y adoctrinados en las guerrillas de Colombia y en las unidades paramilitares venezolanas.
Dada la mayoría izquierdista del Senado, y por el apoyo habitual de los ‘tontos útiles’ y por satisfacer una devoción casi religiosa pro inmigrantes, lo más probable es que esta ley se apruebe, lo que requerirá de cuatro, cinco y seis ojos de la Cancillería, la que tendrá que instruir a sus Consulados y fronteras que ese tipo de visa no es humanitaria: es solidaria, pero de una solidaridad política y revolucionaria.