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PARA EL GENERAL, NO TODOS SON IGUALES


VOXPRESS.CL.- Quieren ser iguales, dan peleas increíbles por lograrlo, pero, en definitiva, lo que terminan imponiendo es la desigualdad, y ello, obviamente, en su favor. Nos referimos expresamente a la Fundación Iguales, un colectivo gay de gran estatus social, que forma parte de las organizaciones de la sociedad civil.

Con motivo de conmemorarse el Día Internacional del Orgullo Gay, dicha Fundación solicitó un permiso al Jefe de la Defensa de la Región Metropolitana, general de Ejército Carlos Ricotto, para efectuar un “acto lumínico” en el bandejón central de Plaza Baquedano. Este tipo de autorizaciones las otorga o niega la Intendencia, pero dada la circunstancia de Estado de Excepción de Catástrofe, sólo puede concederlo la autoridad militar.

Finalmente, a causa de la polémica originada por tan excepcional y exclusivo permiso, el acto no se realizó y la Fundación Iguales procedió a desarmar la estructura de metal que había levantado en el lugar.

El que no se haya llevado a cabo la celebración, no aminora, en absoluto, la arbitrariedad y la falta de respeto hacia la población en general con que actuaron ambas partes. En medio de la desesperada situación en que se halla la ciudadanía, sometida a rigores y castigos por no acatar con estrictez las cuarentenas, resulta una provocación que se haya autorizado, por menor que sea, un acto público de celebración.

El Jefe de la Defensa puso como condición que “presencialmente no hubiesen más de once personas”, siendo que en los velatorios no se permiten más de ocho. Contradictoria especificación en momentos en que los militares fiscalizan que “nadie” circule por las calles y la policía se lleva detenidas a cuatro personas por estar reunidas, escuchando música, en los faldeos de la Ciudad de Los Valles, Pudahuel.

El primer error fue de la Fundación, al querer, sí o sí, festejar el Día Internacional de su comunidad “en el lugar –dijo- por el cual desfilamos todos los años en esta fecha”. Conscientes sus directivos de la prohibición existente “para todos”, Iguales rehusó ser igual a los demás –objetivo que la obsesiona- y se confió en un arma infalible del cual el mundo homosexual suele sacar ventajas: es casi imposible que se enfrente a una negativa por temor, de quien la asume, a ser acusado de homofóbico y discriminador.

La solicitud y posterior autorización militar consistió en realizar una proyección lumínica, “no siendo un acto de convocatoria presencial de personas".

La autoridad militar estableció ciertas indicaciones, como un máximo de 11 personas encargadas para "implementar el equipamiento", además de "un estricto cumplimiento en el uso de protección personal –no se especifica de qué tipo-, distanciamiento social y “toda otra medida” tendiente al cumplimiento de “la estrategia sanitaria"…

El permiso aclaró que la proyección se suspendería inmediatamente en caso de presencia de público que implicara desorden o incumplimiento de tales indicaciones.

Estando personalmente a cargo de hacer respetar a todo trance la obediencia a las restricciones por la cuarentena, ni las más exigentes condiciones aminoran el grueso error del general Ricotti. Profesionalmente ha quedado en una muy incómoda situación y el haber hecho una excepción con una entidad gay, seguramente por temor ‘al qué dirán’, deja en entredicho su objetividad en el mando.

Estando la plataforma ya instalada y a pocas horas del “acto lumínico”, Fundación Iguales decidió cancelarlo. En su declaración pública en la que comunica la suspensión, dice que “nuestra intención fue resaltar el valor de la comunidad gay para nuestro país. Sin embargo, hemos escuchado con atención a voces cercanas y creemos que, para que el mensaje sea lo importante y el acto no se convierta en una polémica inútil, será mejor esperar un momento más oportuno para realizarlo". Otras organizaciones homosexuales, como el MOVILH, se desmarcaron del episodio, aclarando que nada tenían que ver con el acto de Iguales.

En su declaración, tras lamentar la no realización de “esta intervención urbana”, agradece a las autoridades “la disposición que han tenido para permitir su realización y esperamos contar con su apoyo nuevamente". Frente a lo ocurrido, el Intendente metropolitano, Felipe Guevara, luego de deslindar responsabilidades, comentó que “hay que ser más responsables”, sin detallar a quién dirigió esa alusión.

Es grave lo ocurrido, independiente de qué organización fue la inútilmente beneficiada, porque, sin evasivas, hay que afirmar que se trató de un atropello a una regla que debe ser inflexible y similar para todos. El momento de su ocurrencia, además, fue el peor, ya que se mantienen las críticas por las falencias en las fiscalizaciones a quienes no observan las cuarentenas. La población ha tomado debida cuenta de que la resistencia del virus radica en el contacto social, y de ahí su extrañeza y malestar por este tipo de privilegios, incubado en una Fundación que proclama la igualdad y autorizada por el mayor responsable en combatir a quienes organizan celebraciones, y éstas de cualquier naturaleza.

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