LA GRAN PATRAÑA DEL CENTRO ARTE ALAMEDA

VOXPRESS.CL.- Al caer la noche del 27 de diciembre de 2019, en el pórtico del devastado Centro Arte Alameda a causa de un incendio, su directora, Rose Fort, denunciaba que “nos han caído, hasta la fecha, 69 bombas lacrimógenas, y esta última fue la que originó el fuego”. Como siempre, la culpa se la endosó, y no sólo ella, a Carabineros, que, hasta minutos antes, había tratado de disuadir a los ‘primera línea’ que, desde el techo del antiguo cine, lanzaban bombas Molotov en su contra.
Desde aquella fecha hasta el pasado 23 de marzo, permaneció en el consciente colectivo la idea –impuesta- de que la responsabilidad del incendio fue de Carabineros. Sin embargo, ese día, el Departamento Técnico del Cuerpo de Bomberos de Santiago entregó su informe: el siniestro no se originó por acción de la policía.
Luego de la investigación que reconstruyó lo ocurrido en aquella jornada de violencia en las inmediaciones de Plaza Baquedano, Bomberos establece que "no fue posible encontrar pruebas que permitan asegurar que el causante del incendio que afectó al inmueble sea una bomba lacrimógena". La conclusión de Bomberos certifica que si bien se encontraron restos de estos elementos, "pero no en la zona focal del inicio del fuego”
La altura del recinto equivale a un edificio de seis pisos, por lo cual, técnicamente, para que alcanzaran esa altura, las bombas debieron ser lanzadas verticalmente desde el frontis, lo que era imposible, dado que todo ese espacio, y mucho más, estaban aislados por las barricadas levantadas por los extremistas en la calzada central de la Alameda.
El informe afirma que el causante fue "un objeto portador de temperatura suficiente como para encender materiales acumulados en las canaletas de evacuación de agua que cae en la techumbre, generando las primeras llamas".
Bomberos estableció que no hay "señales de recalentamiento interno producto de alguna falla en el sistema eléctrico", y "tampoco se detectó la presencia de algún objeto, ya sea propio o ajeno al lugar, que permita determinar la fuente calórica que inició el incendio". El documento remata que "los primeros objetos que comienzan a arder fueron basuras acumuladas en las canaletas de evacuación de aguas".
Los “defensores” del recinto que estaban en la techumbre en un número no superior a seis, manejaron innumerables bombas Molotov que fueron lanzadas desde la altura a los funcionarios de Carabineros. Para ser utilizadas, necesitan ser activadas manualmente con fuego para activar el combustible líquido que contienen, de tal modo que se concluye que fueron los propios extremistas quienes generaron las llamas.
El Centro Arte Alameda es un recinto cultural creado en 1992 para dedicarse, principalmente, a la exhibición de películas de cine arte y de producciones independiente. Durante años, funcionó allí el cine Normandie. No obstante, con posterioridad al Golpe extremista del 18/OC, la amplia sala fue destinada a una especie de hospital de campaña para socorrer a los ‘primera línea’ que durante cinco meses se enfrentaron de modo incesante a Carabineros en Plaza Baquedano y, cuando ésta fue protegida, en el sector cercano de Ramón Corvalán.
Apenas iniciada la ofensiva rebelde que tuvo como eje Plaza Baquedano, el Centro Arte Alameda, centro de operaciones de intelectuales y ‘artesas’ de la izquierda, pasó a ser un pabellón de primeros auxilios para atender a los contusos a raíz de los enfrentamientos con Carabineros.
Con turnos y atenciones variables según la virulencia de las escaramuzas, rotaban allí en forma voluntaria médicos –aunque, siempre, en menor número-, alumnos de Medicina, auxiliares de enfermería, personal de la Cruz Roja (?) y fiscalizadores del INDH, para llevar la cuenta pormenorizada de los contusos, para proceder a su denuncia inmediata ante la Fiscalía y ante la opinión pública como “víctimas de la represión”. Uno de esos inspectores del Instituto fue quien divulgó un video mostrando falsas heridas de balines provenientes de material policial. Luego, se comprobaría que nunca fue impactado por ningún tipo de proyectil.
Convertido en enfermería, el Centro Arte Alameda se abocó, de preferencia, a proporcionar oxígeno a los ‘primera línea’ ahogados por el efecto de los gases lacrimógenos, pero, fundamentalmente, cumplió dos objetivos para que la “resistencia contra la opresión” fuese constante y no decayese: acopio de alimento y agua para “los combatientes” y fábrica de bombas Molotov.
En medio del vigente receso obligado de las acciones terroristas urbanas, resulta imprescindible que la autoridad comunal de Santiago se anime a indagar acerca del mal uso del permiso municipal de funcionamiento a un recinto que, legalmente, lo solicitó para una finalidad y terminó dándole otra que contraviene la ley. El Ministerio de Cultural, supervisor de este aparente centro cultural, debe estar atento a los anuncios de reconstrucción del Centro Arte y la proveniencia de sus fondos.
Hay que agradecer la honestidad y profesionalismo del Cuerpo de Bomberos que, con su informe técnico, permitió correr el velo de una de las más grandes patrañas de la izquierda y de una burla inaceptable para el real concepto de desarrollo cultural, que era lo que menos tenía este mal llamado Centro Arte.