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CUARENTENA TOTAL, UN POEMA A LA IMPROVISACIÓN


VOXPRESS.CL.- Katherine Martorell Awad es Subsecretaría de Prevención del Delito, dependiente del Ministerio del Interior. Militante RN, del círculo de Mario Desbordes, es abogada de la Universidad Central. Fue funcionaria de la Municipalidad de Conchalí y concejala por la comuna de Quinta Normal, fracasando en su intento por ser diputada el 2017. Ante ello se desempeñó en el Ministerio de Telecomunicaciones, ocupándose de “los asuntos indígenas”…hasta que fue convocada a La Moneda para la tarea de la seguridad ciudadana. Su función nada tiene que ver con la pandemia que afecta al país, y pese a ello llevó la voz cantante en el histórico anuncio del 25 de marzo, y las respectivas medidas restrictivas por la cuarentena obligatoria (o total) para siete comunas del Gran Santiago, ordenanza que más tarde se extendió a Rapa Nui, Temuco y Padre Las Casas.

La razón (pública) dada para justificar el encierro obligado de más de dos millones de personas es por tratarse de las zonas con más contaminados por el virus, y en cuanto a la comuna de Independencia no hay registros oficiales de enfermos.

El deplorable hecho de que sea una experta en delito quien haya asumido la vocería de medidas exclusivamente sanitarias es el más elocuente reflejo de que la improvisación constituyó un nuevo déficit a los muchos que ya tiene La Moneda.

El decretar sin prevenir los efectos de una medida monumentalmente restrictiva, empeora la imagen de un Gobierno que perdió la brújula luego de que concediese la interesada intromisión política de permanentes cuestionadores y adversarios.

Gracias al incontrolable dominio de su ego, el Presidente instruyó a sus ministros, voceros y subsecretarios que, cada vez que anuncien alguna medida sobre la epidemia, lo mencionen a él como autor de la iniciativa, la domine o no. Su personalismo lo induce a creer que atribuyéndose hasta la más ínfima alusión científica, recuperará los bonos perdidos y podrá recuperar su popularidad.

Puede resultarle peor el remedio que la enfermedad, dado el asombroso nivel de desorganización y planificación de que fue, y es, testigo la opinión pública por la cuarentena obligatoria para más de dos millones de personas.

No parece haber renuentes a medidas que se suman a la amortiguación de la pandemia, pero lo menos que la población exige es que sean, previamente, planificadas para que se entiendan y puedan asumirse en el acto. El desconcierto y la incoherencia prevalecieron durante las horas posteriores al anuncio de la parca subsecretaria de Prevención del Delito.

En las horas previas al anuncio de encierro obligatorio, hubo dos que anticiparon la falta de prolijidad. El Presidente inauguró el alquiler del, temporalmente sin uso, centro de convenciones Espacio Riesco, para utilizarlo como hospital de campaña, con un costo, oficial, de $18 millones mensuales. El recinto es propiedad de una sociedad formada por Gloria Riesco Larraín y sus hijos.

Por su desocupación temporal fruto de las clases no presenciales, hay dos internados disponibles, y con sus respectivas camas, el Nacional Femenino y el del INBA, los que por ser propiedad del Estado, no tienen costo.

En el ámbito de la Educación, el ministro del ramo, Raúl Figueroa, anunció que, no solo se extiende por dos semanas la suspensión de clases, sino que, también, se adelantan las vacaciones de invierno (junio) para la última quincena de abril. El o cualquiera otro ‘genio’ a cargo de la toma de decisiones ¿imaginó qué tipo de descanso será estar encerrado en casa por la cuarentena? Bastaba con extender el plazo del modo no presencial.

Al no haber preparado el escenario que iba a vivirse por la cuarentena total, el Gobierno originó un caos que terminó por ser perjudicial para un importante segmento de la clase laborante. Sólo a Providencia ingresan diariamente a trabajar 300 mil personas provenientes de zonas lejanas y al centro de la capital accede, también cotidianamente, casi un millón. Lo Barnechea, Las Condes, Vitacura y Providencia concentran la oferta de servicios y de ocupaciones por horas más grande del país, y con la cuarentena millares quedaron sin poder “entrar a las comunas” a cumplir sus labores a jornal. Para ellos, la respuesta de la Dirección del Trabajo fue lapidaria: si no se trabaja, no se paga.

“El transporte –explicó la autoridad- puede acceder a las comunas con cuarentena obligatoria, pero sus pasajeros tienen que portar el permiso correspondiente”. El Metro, TranSantiago y taxis básicos se sustentan básicamente en pasajeros que se mueven hacia y desde las comunas proscritas.

El ministro de Salud, que sospechosamente empezó a salir del primer plano, aclaró desde La Moneda que “habrá barreras sanitarias” en la ciudad de Santiago y de atrás salió el Intendente capitalino a decir que “serán en la Región Metropolitana”.

La especificación para obtener permisos diarios o tan sólo de horas para sacar a pasear a las mascotas, originó una inusual concentración de personas en las comisarías, originando lo que hace semanas se venía evitando: congestión humana.

En el primer día de cuarentena total, los pórticos de peaje de la autopista urbana Kennedy/ Costanera Norte –que cruza Las Condes, Vitacura, Providencia y Santiago- registraron un flujo de 17 vehículos por minuto, entre las 06 y 08 horas, un nivel de tráfico “sólo algo menor” al común…(?)

Fue particularmente asombrosa la reacción del Intendente metropolitano, Felipe Guevara, cuando se le preguntó por una infinidad de consultas y dudas de la ciudadanía por lo poco claro de las medidas: “esto para nosotros es un aprendizaje, porque nunca lo habíamos vivido”.

La carga se arregla en el camino, aunque a costa del bolsillo de los más vulnerables.

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