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LA INTROMISIÓN DEL COLEGIO MÉDICO EN EL PLEBISCITO


VOXPRESS.CL.- Los médicos, y los epidemiólogos en particular, tienen todo el derecho a emitir juicios a raíz de la propagación del coronavirus. Es impresionante la cantidad de expertos profesionales de la salud que se han involucrado, voluntaria u obligatoriamente, en la campaña nacional de prevención y combate a una pandemia de aún inciertas, pero temibles, consecuencias.

Todos esos doctores que a diario envían consejos a la población y que están a cargo del manejo de la crisis sanitaria, se remiten, como corresponde, a imponer y recomendar medidas y resolver interrogantes de la gente, de una gente que se percibe, quizás, más asustada de lo que amerita un virus que, de momento, está siendo bien enfrentado.

Por lo mismo, sospechosamente llama la atención que se haya involucrado, aparentemente, en el tema la presidenta del Colegio Médico (COLMED) Izkia Siches (34), y directamente para entrometerse en una materia netamente política como es el plebiscito constitucional.

Refugiándose “en las peligrosas consecuencias de realizarlo en la fecha prevista”, la internista ariqueña, se reunió con el Presidente de la República, con los presidentes de partidos políticos y anunció hacerlo con organizaciones civiles (¿?), para que “se llegue a un gran acuerdo nacional para postergar el proceso”…

El plebiscito constitucional se acordó entre el Ejecutivo y parte de la oposición el 15 de noviembre, y, por tanto, eran dichas instancias las únicas llamadas a postergarlo, como finalmente ocurrió. Se realizará el 25 de octubre.

Cualquier ciudadano desinformado o desprevenido hasta podría agradecer tan exquisita preocupación por su salud de parte de esta dirigente gremial. A las alturas en que ella se entrometió, la responsable de la situación, la autoridad gubernamental de salud, hacía rato que estaba operando y con una gran anticipación.

La presidenta del COLMED no es una autoridad sanitaria, sino una líder gremial, afiliada a la mesa de Unidad Social, mentora de los ‘primera línea’, y participante activa de las marchas anti sistémicas. Profesionalmente, ni siquiera es especialista en salud pública, ni menos epidemióloga.

Lo honesto de su parte hubiese sido que se quitara su careta de médico y actuara en función de sus intereses ideológicos, el real motivo de su sorpresiva irrupción. De haber actuado preocupada de la protección ciudadana, hubiese solicitado, también, que se postergara la Teletón, programada para el 3 y 4 de abril, en la cual, al igual que en las elecciones, se forman filas, en este caso para depositar en un banco los donativos. No lo hizo.

Por su vínculo directo con el extremismo ¿qué dato conoció Siches para salir a pedir el aplazamiento del plebiscito? ¿Qué inquietud tan repentina la llevó a involucrar al COLMED, recién después de cuatro meses de iniciada la crisis sanitaria? Su petición no fue formulada a la autoridad de salud, sino a entes políticos y sociales, y calzó con informaciones fidedignas que daban cuenta de la escalada de la opción Rechazo. Hasta oficializarse el aplazamiento del proceso constitucional, la oposición y la izquierda habían reforzado su artillería en descrédito de quienes enarbolan la negativa a una nueva Constitución. Fruto de esta violencia, los que se manifestaban en contra fueron atacados con botellas y piedras, y hasta acuchillados, como ocurrió en San Bernardo. ¿Qué fue de las encuestas que le daban un 80% al Apruebo? Por algo será que nunca más se supo de ellas.

Otro factor que influyó en la intervención política de la doctora Siches fue el impacto emocional positivo originado en la población por las rápidas y múltiples acciones del Gobierno para atacar el virus y para aliviar las penurias económicas de los afectados. Ello podía constituir un riesgo electoral que había que evitar.

De ser ciertos los pronósticos de la izquierda de un incondicional apoyo ciudadano a una nueva Constitución ¿cuál fue el temor de llevar a cabo una elección, tomando las precauciones sanitarias indispensables? Las votaciones no son concentración de multitudes, sino básicamente se trata de filas, muchas de ellas al exterior. En medio de la pandemia, Franca las hizo para sus comicios municipales y el Partido Demócrata en EE.UU., también, para sus primarias.

La doctora Siches, la primera mujer en llegar a la presidencia del Colegio de la Orden, ganó gracias al respaldo de las nuevas generaciones, al de sus colegas críticos del actual sistema público de salud y al de quienes pregonan la extinción de clínicas privadas. Feminista recalcitrante, perteneció a las Juventudes Comunistas y representó a este partido en la directiva de la FECh. Hoy es parte del Frente Amplio. Desde su cargo del COLMED, ha sido una inagotable luchadora contra los nexos entre doctores y laboratorios, y es declarada enemiga de los monopolios farmacéuticos.

Más que inquietarle de corazón la salud de los chilenos -debida y celosamente cautelada por estos días-, a Siches le preocupaba que no corriesen riesgos los intereses de su sector en el plebiscito: ella es partidaria acérrima de una Asamblea Constituyente. Es evidente que si se hubiese llevado a cabo en un ambiente de miedo al contagio y de restricciones por cuarentenas preventivas, el número de votantes disminuiría considerablemente, poniendo en duda la legitimidad de una eventual nueva Constitución.

La doctora, cuyo primer cargo gremial fue el de presidenta del Consejo Regional Santiago del COLMED, tomó debida cuenta de que el pavor a adquirir el virus alteraría la constitución de un importante número de mesas receptoras y que aumentaría el volumen de la abstención, escenario fatal para el Apruebo.

Al carecer la izquierda de su ahora olvidada certeza de que “todo Chile” quiere una nueva Constitución, prefirió darse tiempo y aprovechar astutamente esta ventana que le abrió el coronavirus para recuperar la confianza perdida. El instrumento utilizado para ello fue, acorde al momento, una doctora, simplemente una doctora, pero una gran activista.

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