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LOS ‘PRIMERA LÍNEA’ Y SUS PRIVILEGIOS PARA SEGUIR LIBRES


VOXPRESS.CL.- Carolina Ramírez puede que no diga nada a los chilenos, pero simboliza una de las causas más antojadizas y arbitrarias para que la violencia política permanezca incólume con el aliento de tres partidos con representación parlamentaria y que, con una mano sobre ella, juraron ser fieles a la Constitución.

Ésta, la Constitución, ordena a la autoridad, cualquiera que fuese, a preservar y hacer respetar el orden público, el cual, hoy, no existe gracias a las actuaciones cotidianas de los ‘primera línea’.

Ésta es, entonces, una de las grandes causales de que, no sólo Santiago tenga una Zona Cero -escenario predeterminado de confrontaciones con la policía-, sino haya surgido una segunda en la primera ciudad de la Región Metropolitana, Puente Alto.

Los ilusos que creen en un Acuerdo Nacional para recuperar el orden público y la normalidad ciudadana no parecen –o, interesadamente, no quieren- convencerse de que los iracundos ‘primera línea’ no muestran disposición ni pretenden deponer la violencia hasta que se derrumbe el actual sistema, y sean ellos los que establezcan las reglas del juego de una nueva institucionalidad. Con esa finalidad se aferran al objetivo único de la Asamblea Constituyente, y hasta no lograrlo continuarán en las calles destruyendo, saqueando, quemando y desafiando a carabineros gritándoles “mátenme a ver si se atreven y son tan valientes”, en la plena certeza de que detrás de sus provocaciones están los partidos políticos, en especial el PC y el Frente, el INDH, los automáticos soportes legales y sanitarios, ONG’s locales e internacionales e incluso el propio Gobierno que se desentiende de las querellas, que, ahora, con leyes más duras, los podría doblegar, pero no lo hace.

Complementando su conducta disuasiva, Carabineros puso en práctica una maniobra de encerrar y apresar, lo que le permitió capturar, al menos, a una cuarentena de ‘primera línea’ del sector Plaza Baquedano, autor de la destrucción de las calles Doctor Ramón Corvalán y Carabineros de Chile para transformar el pavimento destruido a punta de picotas y combos en piedras para ser lanzadas a los funcionarios y amontonar desechos para levantar barricadas.

Corvalán Melgarejo fue un médico chileno, líder latinoamericano sobre higiene y salud de comienzos del siglo XX.

Por primera vez desde el 18/O se logra detener simultáneamente a 62 encapuchados ‘primera línea’ para detenerlos, quitarles sus máscaras, identificarlos y tomarles fotografías para, luego, ponerlos a disposición del 7° Juzgado de Garantía de Santiago, cuya titular es Carolina Ramírez, magistrada con 11 años en el Poder Judicial.

El regocijo de los vecinos del dañado sector, reflejó a través de las redes sociales y de declaraciones a la TV su tremenda alegría, ya que “por primera vez se les atrapa en masa a estos violentistas y ojalá se les juzgue y queden entre rejas”.

De los encapuchados detenidos, 46 adultos –entre 18 y 40 años- y 16 menores de edad entre 14 y 15. En el grupo se capturaron 3 extranjeros.

Carabineros utilizó la táctica de la encerrona, bloqueando los espacios de escape de los encapuchados e incluso los enrejados de los edificios colindantes a ambas calles para que no pudiesen evadirse por sus jardines.

Todos los detenidos fueron puestos en poder del Séptimo Juzgado de Garantía, cuyo fiscal solicitó la exclusión de cargos por tratarse de “desorden menores del orden público”. El único formalizado, y en prisión, fue un individuo de 40 años con antecedentes penales, lo que demuestra que, al revés de lo que quieren hacer creer las autoridades, los ‘primera línea’ no son delincuentes comunes.

Pareció la ocasión propicia para sacar de la calle a este puñado de violentistas políticos, pero para ello era indispensable que el Gobierno se hiciese presente en el acto, a través del Ministerio del Interior, aplicando la nueva Ley Anti Encapuchados y Anti Barricadas, pero, como no lo hizo, la jueza Ramírez dejó en libertad sin imputar a los menores y, después, no formalizó a los adultos, sin medidas cautelares y apenas con firma bimensual…

De acuerdo a la Ley de Extranjería correspondía la aplicación de expulsión de los tres extranjeros mezclados en el apedreo a la policía y a la propiedad privada, con incendio incluido del Museo Violeta Parra.

Días después, el Ministerio del Interior apeló a la Corte, la que revocó el fallo de la jueza y decretó prisión preventiva para los adultos y envió a los menores a cargo del SENAME. Pero…los ‘primera línea’ debían presentarse ¡voluntariamente! en el tribunal que los absolvió para escuchar y cumplir las sentencias de segunda instancia.

Sólo horas antes de la ocurrencia de esta inaudita mano blanda de la Justicia con un grupo de aniquiladores de la población, el mismísimo Presidente de la Corte Suprema, Guillermo Salinas, había declarado que “ni yo ni la ciudadanía vivimos tranquilos con el incontrolado nivel de violencia”. Así, con este inaudito nivel de contradicciones en el Poder Judicial, se entiende demasiado claro el por qué la violencia no tiene para cuándo terminar.

Es asombrosa la capacidad de estupidez del ser humano, cuando queda al desnudo que quienes claman y casi suplican por el fin de la violencia son los mismos que con sus conductas vagas y erráticas, son quienes hacen posible que -en este caso- los ‘primera línea’ sigan gozando de muy buena salud para sus combates callejeros.

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