DESBORDES, UN EJECUTOR DE ÓRDENES

VOXPRESS.CL.- Para entender el ‘fenómeno Desbordes’ no hay que demonizar ni sobredimensionar al protagonista. Sólo basta con conocer su trayectoria para concluir que se trata de un político forjado a yunque y a martillo, ejemplo de perseverancia y estereotipo de una clase media/media emergente, espejo del chileno buscavida que quiere ser más, a veces mucho más, de lo que el destino le tenía asignado. Desde que abandonó las filas de Carabineros como teniente ®, Mario Guillermo Desbordes Jiménez (51), oriundo de Los Andes, no ha dejado de proyectarse mediante estudios vespertinos que le dieron dos diplomados, un bachillerato y el título de abogado por la universidad masona La República.
Desbordes, elegido diputado por un distrito metropolitano en 2017, hoy presidente de RN, es el ‘gran negociador’ con la izquierda opositora. Inmutable, paseándose por el borde de la cornisa, es un solitario propulsor de un segundo Acuerdo de Paz, ahora llamado Pacto Social, en la esperanza, suya y de algún otro, por deshacer este nudo gordiano en que se encuentra el Gobierno, que representa al poder pero no lo ejerce.
Está en un error, y muy profundo, quien crea que el de Desbordes es un partido por su cuenta y que está jugando para sumar bonos para una eventual, aunque ilusoria, carrera presidencialista. Nada más distantes de la realidad que quienes han inflado artificialmente a Desbordes desde la oposición, haciendo el mismo juego de meses que llevan con Joaquín Lavín, ello para confundir y desorientar a la centroderecha. Ambos, hoy, no representan de modo categórico a su sector y, siendo uno RN y el otro UDI, están unidos por su miopía de no querer ver en una posible nueva Constitución la emboscada que implica.
Éste es el punto que Mario Desbordes parece ocultar y que le significa el costo de gobernar a un partido fracturado. El diputado RN, y lo ha dicho, considera un solo todo las demandas sociales y una nueva Constitución, consciente, por sus estudios de ciencias jurídicas, que ello no es así. Los requerimientos de la población corren por un carril diferente y, de hecho, muchos de ellos ya están plasmados en leyes, otros en proyectos por aprobar y en carpeta hay decenas para satisfacer aquellas peticiones de la comunidad.
El enojo con Desbordes por parte del mundo derechista surgió tras el incumplimiento de la izquierda de que entregando en bandeja la Constitución del 2005, la firmada por el ex Presidente Lagos, cesaría la violencia. Él mismo se echó a gran parte de Chile Vamos encima, cuando, solemnemente, proclamó que “con el Acuerdo de Paz firmado con la oposición (16 de noviembre) hemos derrotado a los violentistas”, mientras éstos multiplicaban su ferocidad con saqueos, incendios y ataques con armas a Carabineros.
De la firma de dicho Acuerdo no se puede culpar sólo a Desbordes, puesto que lo firmaron la UDI y EVOPOLI. Pero cuando estuvo a un tris de caerse por los agregados que le adicionó unilateralmente la izquierda, él se mostró a disposición.
Incluso, esa noche del 16 de noviembre, el plebiscito constitucional estuvo a punto de fracasar, y fue él quien recibió un llamado desde La Moneda para ceder ante las exigencias opositoras.
Este episodio marca lo que ha sido, y no sólo la política, la vida de Mario Guillermo Desbordes Jiménez: las ocasiones en que debió auto sustentarse no tuvo éxito, debiendo poner fin anticipado a su único emprendimiento –un negocio de fotografías- para evitar la quiebra. Su existencia ha estado marcada por el cumplimiento de órdenes, primero en Carabineros, después en Gendarmería y luego en Lotería de Concepción.
El titular de RN ha tenido dos expresiones que avalan que es un transmisor de un fundado temor presidencial. En una primera oportunidad encendió las alarmas, diciendo que “la situación del país es muy grave, gravísima” y más tarde denunció que “nadie parece entender nada de lo que está ocurriendo”, en una evidente defensa de su postura de dialogante con los partidos de la (ex) Concertación para forzar un nuevo, y obviamente innecesario, pacto social. Todo apunta a que personifica una necesidad de La Moneda por recuperar la gobernabilidad y tener, al menos, voz y voto en este inaudito dominio bipartito con la mayoría rival del Congreso Nacional.
Dado el escenario de violencia extrema que promete agudizarse en marzo y abril, el Gobierno siente que no puede salir de la ratonera en la cual fue enclaustrado, y asume, erróneamente, que pactando con el adversario podría dar lugar a un Gobierno de Administración que le permita terminar su período.
Ésa es la postura que sostiene Mario Desbordes y es por la que se está jugando, contraviniendo la posición de la derecha pura de atrincherarse en la autoridad que le confiere la Constitución, y desde allí combatir y eliminar con firmeza el vandalismo. A ello, Desbordes lo califica de “escudarse en los pantalones de Carabineros”…
Por último, y lo que agudiza la animosidad en su contra, al presidente de RN le pesan su pasado cercano a la (ex) Concertación y los buenos vínculos que tuvo con altos funcionarios de sus Gobiernos. Tras servir sólo en tenencias de Talca como teniente de Carabineros, fue edecán de dos intendentes de izquierda del Maule, contactos que le resultaron útiles luego de su para ocupar importantes cargos en Gendarmería y dos gerencias en la Lotería, el soporte financiero de la estatal Universidad de Concepción. Para mayor incerteza a su real sentir político, se recuerda que dos alcaldes concertacionistas lo distinguieron como Hijo Ilustre de Los Andes y Vecino Destacado de La Cisterna.
Más que dudas, lo que se le imputa a Desbordes por disentir del sentimiento generalizado de la derecha y de los dos más importantes partidos que apoyan al Gobierno, es que aparezca codo a codo trabajando por una nueva Constitución, la que no apunta, como él afirma, a satisfacer las demandas sociales, sino a establecer de modo perenne en el país un sistema totalitario. Como presidente de la regional metropolitana, como secretario general y como presidente del partido, él jamás escuchó ni supo que RN, alguna vez, haya propiciado una idea de esta naturaleza.
Esto refuerza aún más el convencimiento de que, más allá de sus antiguas cercanías con la (ex) Concertación, el rol que puede estar jugando es por encargo de quien le tomó gran aprecio cuando fue su jefe de Avanzada en su primera campaña presidencial y que lo premió como subsecretario de Investigaciones hasta que dicho cargo fue eliminado. Fue y ha sido siempre una persona de confianza absoluta del Presidente, a la que puede recurrir, y ‘quemar’ si es necesario, para disimular, a su costa, sus propias angustias y miedos, lo que le resultaría vergonzoso e incorrectamente político confesarlos públicamente.