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CRUCH Y DEMRE, UNA ODA A LA ARBITRARIEDAD


VOXPRESS.CL.- “La vida es triste, si no la vivimos con una ilusión” dice la estrofa de un verso hecho canción, compuesto por el poeta y gran actor chileno Alejandro Flores. Cientos de miles de niños de nuestro país viven una larga etapa de sus vidas portando la esperanza de llegar a la universidad, y satisfacer el acariciado sueño propio o familiar de obtener un título profesional.

No es simple de entenderlo a la primera, pero buena parte de nuestra población juvenil atesora en su existencia, fácil o difícil, ese anhelo que le significará un plus en su desarrollo personal y un orgullo familiar.

Tiempos importantes de su adolescencia los concentra en una futura universidad, y de ahí el rol clave y responsables de quienes se encuentran a cargo de esa meta, incluso, quitadora de descanso: son los encargados de la prueba de selección, en este caso la PSU.

Sin embargo, en esta oportunidad, estos supuestamente expertos en educación y en la academia, el CRUCH y el DEMRE, le trampearon sus legítimos sueños a miles de jóvenes que, por meses e incluso años, se prepararon para dar el gran paso que les satisficiera, quizás, el más conmovedor anhelo de sus vidas, la opción de ingresar a la universidad. En dos oportunidades les aplazaron la rendición de la PSU y cuando lograron hacerlo, el proceso fue el más sucio que se recuerde. De hecho, aún no concluye y el CRUCH discurrió, con alucinante originalidad, soluciones ‘parches’ que agudizan todavía más el daño causado.

El responsable de este catastrófico proceso académico/selectivo es el CRUCH, el Consejo de Rectores de Universidades Estatales, pero cuyo error no sólo incide en los alumnos que postulan a las públicas, sino también a quienes lo hacen en las privadas.

El CRUCH lo integran las instituciones que reciben aportes directos fiscales para su funcionamiento y montos también públicos para el Fondo Solidario estudiantil. Su existencia es posible gracias a la tributación de todos los chilenos.

El vicepresidente ejecutivo del CRUCH es el abogado y magister en filosofía, Aldo Valle, ex militante del PS en las filas del colectivo Convergencia Socialista, y actualmente es miembro del PPD e integrante de la Fundación NODO XXI, ligada al Frente Amplio, y que, recientemente, anunció que “las manifestaciones callejeras no tienen vuelta atrás, no se detendrán”. Es rector de la Universidad de Valparaíso, una de las más ultras del país, con una deuda millonaria y con el record de una toma por parte de sus alumnos.

Precisamente por su permanente complicidad con el estudiantado universitario extremista es que el CRUCH tomó la decisión de postergar la PSU en su fecha original de noviembre y fijarla para diciembre, y la misma razón lo llevó a aplazarla nuevamente para enero. A esas alturas –debe recordarse- millares de alumnos sin clases se desplegaban por las calles, haciendo barricadas y enfrentando a Carabineros, al margen, claro, de los saqueos e incendios intencionales…

EL CRUCH jamás tomó en cuenta que quienes rendían la prueba eran licenciados de Media y que ninguno de ellos, ya liberados en octubre, tenía inconvenientes para rendirla en la fecha primitiva. Le endilgó un conflicto propio, por adhesión u omisión, a quienes, concentrados en sus exámenes de admisión, eran ajenos a él.

Mucho antes de la fecha original, el DEMRE tenía listas las pruebas generales y específicas de la PSU. Éste, el Departamento de Evaluación, Medición y Registro Educacional, es un organismo técnico de la Universidad de Chile, responsable del “desarrollo y construcción de instrumentos de evaluación y medición de las capacidades y habilidades de los egresados de la enseñanza media”.

Un texto oficial de la Universidad de Chile establece que la aplicación de dichos instrumentos y la realización de la selección a nivel nacional son “en forma mecanizada, OBJETIVA, pública e informada”.

Aquí radica la principal infracción del CRUCH, ya que la no rendición por parte del total de postulantes y la eliminación de una de las pruebas programadas, la de Historia, le quita toda objetividad al proceso y lo deslegitima, al punto de ser llevado, en forma inédita, a la Justicia.

Por ser dependiente de la universidad estatal más grande del país, el DEMRE también es cómplice en esta defraudación de que fueron víctimas los postulantes a la PSU, porque, al revés de lo asegurado por Aldo Valle, dicha entidad no tenía ninguna prueba alternativa para quienes fueron impedidas de rendirla por el boicot extremista, ni menos evidenció alguna reacción para crear una alternativa para sustituir a la viciada de Historia. La filtración de ésta fue posible gracias a un soborno.

La culpa del CRICH se inició con su errónea creencia de que “por ser de los mismo”, los jóvenes extremistas no boicotearían la prueba, lo que anunciaron con mucha anticipación y con bombos y platillos. Agrava su proceder el haberse negado al ofrecimiento del MINEDUC de reforzar con custodia policial las sedes de la prueba, porque, a juicio de Valle, “la presencia de Carabineros puede azuzar a los manifestantes”.

Puso la guinda a la torta de sus desaciertos, al anunciar que Historia no se repetiría y que su hipotético puntaje sería reemplazo por “el menos malo” de las pruebas respondidas y/o del ranking de notas. Esto provocó, incluso, un remezón incluso judicial. Esta subjetiva sustitución implica una arbitrariedad monumental, porque, como todo el mundo académico y del magisterio lo sabe, los establecimientos inflan artificialmente los promedios de las calificaciones de sus alumnos, lo que distorsiona completamente el resultado final de la PSU y su cacareada objetividad.

Con una inmoralidad impropia en un personaje del mundo académico, Valle aseveró que esta improvisación “favorecerá” a un 80% de los aspirantes a la universidad. Resulta inaudito que por su irresponsabilidad haya favorecidos y, obviamente, perjudicados, como, puntualmente, el alto número de quienes no pudieron rendir Historia y quienes postularán con ese ramo pero con el puntaje de la PSU anterior.

Al justificar su decisión, el rector de la U de Valparaíso manifestó que “Historia no se podrá tomar por un problema de seguridad”, pero sí se llevarán a cabo las repeticiones de Lenguaje, Matemática y Ciencias… (¿?)

Con tal cúmulo de discriminatorias decisiones e insólitas declaraciones, parece inexplicable que el CRUCH y el DEMRE continúen tan tranquilos como si nada. La izquierda política, muy proclive a denunciar la más mínima paja en el ojo ajeno, prácticamente ha omitido juicios para condenar uno de los episodios más descabellados ocurridos en la educación chilena, y ello se debe a que el CRUCH, el DEMRE y los estudiantes causantes del boicot son de su misma sensibilidad ideológica. Y ello siempre prevalecerá por sobre cualquier atropello e injusticia, por atroces que sean.

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