VIOLADORES, UN FALSO HIMNO POLÍTICO

VOXPRESS.CL.- En esta cultura de un igualitarismo a la fuerza en que se está convirtiendo Chile para estar a la moda de los tiempos que corren, el feminismo se ha anotado un reconocimiento internacional, gracias a un estribillo muy pegajoso inventado por cuatro porteñas y que se entona en varias partes del mundo.
No se crea que la letra es una oda a las mujeres, a su belleza, a su esfuerzo y a sus reconocidos e innumerables dotes como motor de la humanidad. La temática es una denuncia en contra de todos los hombres por igual, contra carabineros, el Estado y el Presidente, a los que se acusa de violadores.
Esta cancioncilla es uno de los tantos aderezos del golpe extremista del 18 de octubre. Nada tiene que ver con la concepción del feminismo histórico, el genuino movimiento reivindicador de los derechos de la mujer, nacido tras un macabro incendio en que murieron trabajadoras que cumplían sus labores encerradas con llave.
El feminismo fue toda una travesía por el desierto de auténticas líderes que se echaron encima la tarea de abrirles, de par en par, la puerta de la sociedad a sus congéneres para que dejasen de ser tratadas como de segundo orden. Fue una cruzada apolítica y de largo aliento, que derribó muchos muros, inclusiva, no insultante ni signada por un libertinaje que, como hoy, colinda con la depravación.
“Violador eres tú” dice el coro de este himno de dudoso gusto, y cuyas protagonistas acusan directamente de dicho delito a todos, sin distingos. Es el record que le faltaba a Chile: su población masculina completa es abusadora Esta campaña, que partió con un modesto jingle/denuncia, se viralizó, sumándose a la embestida política oportunista en contra del Gobierno.
No deja de ser lamentable que un reclamo, muy válido por cierto, se mal utilice en una dirección equivocada. Deseable, y hasta hermoso, hubiera sido componer un canto de admiración a las mujeres, adornadas de tantos atributos como ninguno otro ser.
Pudo haber sido una melodiosa invitación a respetarlas y quererlas, en vez de un pobre verso al odio, a la venganza y todo un reconocimiento a la confrontación. Las emprendedoras que idearon el engendro y quienes lo entonan en calles, radios y televisión, demuestran no ser féminas dignas de ser tomadas en serio desde el momento en que su campaña musical la extendieron a las redes sociales desparramando cientos de miles de demandas con supuestos acosadores, revelando sus fotos, nombres y apellidos.
Fue en estas mismas desconfiables y venenosas redes que una mujer ficticia –resultó ser un joven de izquierda- le liquidó su carrera de dirigente estudiantil de la Universidad Católica a un alumno al que acusó de “haberla abusado”.
Como nunca en tan poco tiempo, la legislación se ha robustecido para proteger a las mujeres, al punto de que, ahora, existe una norma que castiga hasta el acoso callejero. Tiempo atrás, una denunciante no concurrió a tribunales, luego de acusar de piropearla a un vendedor ambulante de frutas y verduras.
Los neo movimientos feministas en boga, los asociados a la política y directamente a la ideología progresista, distorsionaron por completo su razón de ser, al no enfocarse en el concepto de mujer luchadora que, en el día a día, no elude esfuerzos por lograr un mejor bienestar personal. La obrera y campesina, la aseadora, la oficinista, la innovadora, la emprendedora, la madre laborante y la madre única sostenedora, la carabinero, la voluntaria de bombero, la auxiliar médico, la conserje, la cartonera, la de la feria y la ambulante, merecen, ellas solas, uns canción en premio a su silenciosa abnegación. No es propio de ningún tipo de feminismo distribuir por el mundo un canto a la violación, el que que deja al país como un campeón de los ultrajes.
Las feministas de hoy, las que se empiluchan en las calles, lucen los senos pintarrajeados y contribuyen apasionadamente al descontrolado aumento del VIH en el país, perdieron su legitimidad el mismo momento en que se fundieron con los movimientos políticos del extremismo. En esta sensible materia, la Justicia, siempre cuestionada por su parcialidad, ha hecho un buen trabajo, y castiga a los violadores con las máximas penas. Un trance tan violento, sucio y traumático como es el ataque sexual no puede, bajo ninguna excusa o pretexto, no tener otro destino que no sea el de los tribunales del crimen.
Siete mujerzuelas cercanas al ‘mundo del espectáculo’ revelaron con lujos y detalles en una revista de circulación nacional cómo el director de TV, Herval Abreu (55) abusó de ellas. Luego de una larga investigación del Ministerio Público, ni siquiera el fiscal acusador pudo reunir una sola prueba en su contra. Fue totalmente absuelto, pero quedó sin trabajo y ‘marcado’ para el resto de sus días.
Más recientemente, todos los sacerdotes de la diócesis de Rancagua, agrupados en una supuesta cofradía, fueron absueltos por la justicia de toda culpa en una acusación hecha en su contra por varias mujeres jóvenes de las parroquias de la zona costera sur de la Región de O'Higgins. Las denunciantes narraron a la PDI y a la Fiscalía historias aberrantes sobre ellos, ninguna de las cuales, ¡ninguna!, pudo ser comprobada por la justicia criminal.
Reconocida y castigada desde siempre, una violación no puede ser motivo de un juego musical político ni menos de un oportunismo ideado para aprovecharse de una sublevación extremista. Resulta penoso que en el marco de una instancia de riesgo institucional tan crucial para el presente y futuro del país, no se priorice a las millones de chilenas honestas, transparentes y corajudas que trabajan en beneficio del país y se centre el foco en un puñado de libertinas que rehúsan la natalidad, que abogan por el sexo libre, amparándose en el aborto, y que violan intrépidamente los derechos de los demás con sus falsas acusaciones de violación.