LA ARTIFICIOSA ‘VOZ DEL PUEBLO’

VOXPRESS.CL.- Los insurrectos extremistas que pretendieron derribar al Gobierno democrático de Chile Vamos pretenden ser percibidos como “representantes del pueblo”, aunque, certeramente, ese pueblo supuestamente representado no quiere vandalismo, abusos, atropellos, ordinarieces, incendios, saqueos ni pérdidas de fuentes de empleo como las que quienes se dicen ”sus defensores” protagonizan a diario .
Como por arte de magia, Gobierno y oposición acercaron posturas para aliviar a la brevedad, de algún modo, las precariedades de un sector importante de la sociedad chilena, y por las cuales venían presionando por casi 30 años, incluidos cinco Gobiernos de (centro) izquierda.
Despejado ya ese malestar de la población, fue subido al escenario, y aún se mantiene sobre él, el real motivo de estas movilizaciones, que no cesan de trastocar la vida normal de los chilenos: una subversión política para forzar la renuncia del Presidente de la República y, ahora, de paso, cambiar la Constitución por anti-democrática. Las “demandas sociales” sólo siguen siendo el ficticio caballito de batalla del periodismo en su inédita campaña de empujar el retorno de la izquierda al poder.
El proyecto mimado de Bachelet, una nueva Constitución, y que quedó inconcluso porque no interesó a la ciudadanía, pasó ahora, en pleno Gobierno centroderechista, a ser una prioridad, incluso más urgente que la salud pública. Con dos plebiscitos, uno de entrada y otro de salida, el proceso para la futura Carta Magna dejó a todos felices porque tendrá participación directa “del pueblo”, menos al PC…y eso sí que es peligroso.
El extremismo insiste en que absolutamente todo debe ser “representativo del pueblo”, incluso cada contenido de la nueva Constitución.
Dado los precarios niveles de preparación y conocimientos de la sociedad chilena es una alucinación entregarles esa responsabilidad, más aún si, desde ya, se conoce que la está aleccionado ideológicamente el PC, el FA, venezolanos chavistas, coordinadores del movimiento anarquista e innumerables ONG’s socialistas que operan en el país. En un parvulario, una ’tía’ les enseñó a sus niños el “la Izquierda Unida jamás será vencida” y en un cabildo en Recoleta, su alcalde comunista increpó groseramente a una vecina que lo contradijo.
Un dato revelador a la mano, confirma que no es Chile el que está en las calles, protestando y saqueando con una violencia política inusitada, sino es, apenas, un porcentaje minoritario de su población. Los mismos que, desde el Parlamento, redujeron al mínimo la capacidad disuasiva de Carabineros, obliga a su personal a cercar lo más lejos posible el Congreso para que no corra riesgo su seguridad personal…
Si se considera el número de chilenos adultos con derecho a voto, 14.500.000, y si se compara con el volumen promedio que se ha manifestado durante un mes en las calle, casi 4.000.000, significa que la “representación popular” llega a un 28%, y ello sin considerar que las marchas tienen un alto componente de menores de edad e incluso de niños.
El registro oficial de votantes en la última elección es de 7.000.000, es decir, algo menos de la mitad de los chilenos con derecho a hacerlo. Entonces, ¿de qué representación del sentir nacional se habla? De acuerdo a la Constitución, aún en regla, la representación popular se expresa a través del voto para elegir alcaldes y concejales, parlamentarios y al Presidente.
Fruto de ese procedimiento democrático, el pueblo está representado en sus autoridades nacional (Ejecutivo), provincial y regional (diputados y senadores) y comunal (alcaldes). Por ser depositarias de la voluntad popular, tendrían que ser ésas las encargadas de interpretar su sentir. No era ni es necesario llamar a la población a decidir respecto a un tema que no conoce ni domina.
Visto así, los congresistas que impulsaron la realización de un plebiscito para que exista una genuina representación popular, se están automáticamente deslegitimando, al reconocer que, al no tener representación, es el pueblo el que debe hacerlo en forma directa, vía referendo. “A confesión de parte, revelo de prueba”, dice un aforismo jurídico, de tal modo que los parlamentarios cayeron en su propia trampa.
De hecho, los congresistas no representan el sentir ni siquiera del 50% de la población mayor de edad, lo que, en rigor, constituye una representación sólo parcial, y si ahora impusieron un plebiscito para escucharla, significa, sin más vueltas, que son conscientes de que no la reflejan.
Siendo así, si tuviesen una mínima dosis de dignidad ellos mismos tendrían que empezar por mandarse a cambiar, más aún si saben del clamor de la ciudadanía en cuanto a que son unos indeseables abusadores que viven de los impuestos que el resto de los chilenos paga, incluso, por un par de panes para subsistir.