EL ANTES Y EL DESPUÉS DE OCTUBRE

VOXPRESS.CL.- El 18 de octubre de 2019 ya está inserto en la historia moderna del país, al igual como por siglos permanecieron en los anales chilenos otros cuantos episodios en los cuales se intentó derribar al Gobierno de turno. Sin duda que esta insurrección extremista es, hasta la fecha, el capítulo más tenso que nos ha afectado a partir del nuevo milenio.
Al margen del vandalismo político, parte clave de la sublevación, octubre marcó un antes y un después en la caracterización del chileno: de seres individualistas, egocéntricos, egoístas, soberbios y codiciosos que éramos hasta septiembre, ahora comprendemos y apoyamos a quienes acumularon rabia durante 30 años, solidarizamos con un mejor destino para quienes antes no veíamos y, dentro de tanto buen sentimiento, hasta hallamos pacíficas las marchas que saquean roban e incendian, y tienen a miles en la quiebra y sin trabajo.
Los ruidos molestos que hasta por un bocinazo de auto originaban peleas callejeras entre conductores, hoy nos resultan melodiosos y entretenidos, como los cacerolazos, y quienes no daban sus asientos a los adultos mayores en el Metro y en el TranSantiago, ahora quedan roncos de tanto gritar y adoloridos de tanto marchar en favor de ellos…
Los presidentes de la SOFOFA y de la CPC coincidieron en que “hay que meterse la mano al bolsillo” hasta que duela, ofreciéndoles un trato humanitario a quienes, hasta septiembre, les resultaban invisibles. Ha sido una transformación casi inaudita: ahora hasta se muestran públicamente a carabineros heridos y carabineras quemadas, lo que antes era impensable, e incluso las octogenarias dirigentes de los presos desaparecidos le pidieron la renuncia al director del INDH por decir una verdad oculta: “en Chile no se violan sistemáticamente los derechos humanos”. Súmese a este ambiente casi surrealista que los ministros visitan en los hospitales a “heridos por balines de goma disparados por los represores”…
Resulta sabroso en este nuevo Chile ver que quienes nunca quisieron estudiar por dedicarse a destruir su liceo, los alumnos del Instituto Nacional, ahora sí quieren hacerlo…luego de que se anunciara el cierre anticipado del año escolar. Para profundizar esta repentina comprensión social, diputados de RN votaron a favor del proyecto comunista de las 40 horas laborales a la semana.
Es de no creerlo, pero un Gobierno que se dedicaba exclusivamente a cuidar la economía entre algodones, hoy se limita a observar cómo ha sido aniquilada y la propiedad privada, ultrajada. Los ‘superricos’ alarmistas de ayer, ahora mi chistan tras anunciárseles que les subirán los tramos impositivos.
Han pasado 24 años de Gobiernos de la centroizquierda –cuatro absolutamente extremistas- y 6 de la centroderechista, y ninguno fue capaz de darse cuenta de que Chile no era el paraíso de los bajos precios y de que alguien pueda vivir con holgura con un salario promedio de $300 mil. Durante tres décadas, y ante la indiferencia general, ha funcionado la máquina aniquiladora de las AFP’s y la abusiva de las ISAPRES, en la que los sanos pagan más que los enfermos.
La nuestra era una población que parecía jugar a cambiarse de fondos de rentabilidad, sin saber que si no tenía una cuenta de ahorro paralela, igual su pensión lo llevaría a la pobreza…sin haberla vivido antes. Post octubre existe una especie de borrachera por modificar, siquiera en algo, uno de los sistemas más diabólicos concebidos en la historia nacional.
Hoy todos somos más solidarios, incluso quienes fomentan que no retorne la normalidad al país: un 70% de jóvenes rehúsa volver a clases para “ayudar a los demás”, nutriendo las ‘pacíficas’ marchas que, indefectiblemente, terminan en ataques a la propiedad pública y privada.
-¿Por qué atacas mi departamento si yo apenas gano para sobrevivir? fue la desesperada pregunta de un vecino de Plaza Baquedano a su iracundo agresor.
-¡Por facho!- fue su respuesta.
Una célebre animadora de matinales televisivos encaró a un senador socialista en el mismísimo set, por sus millonarios Ingresos ($12 millones pagados por el Fisco), a lo que éste le reprochó su exorbitante salario. Es inmoral que un funcionario de TV llame a la solidaridad, cuando percibe una renta mensual de $22 millones, por mucho que se trate de un canal particular.
El pasado octubre marcará, igualmente, un antes y un después para toda la TV: hasta septiembre, sus ejecutivos lloraban a raíz de “la crisis de la industria”, pero luego del 18/OC no dudaron en sacrificar su programación y su pauta de avisaje para integrar una cadena nacional de marchas y saqueos, auspiciados sólo por su solidaridad con los más desposeídos…
No deja de ser curioso y poderosamente llamativo que después de octubre, tanto la derecha como la izquierda, Gobierno y oposición, sintonicen en torno a la agenda social. Tanta simetría no es más que un cálculo político que busca réditos: los olvidados de ayer y preocupación prioritaria de hoy son votos.
De un lado está el vomitivo cinismo de la izquierda que intentó apropiarse del Gobierno por la fuerza, y del otro, un Gobierno golpeado, medio aturdido, que recién ahora parece haberse percatado de que lo eligió la gente, la clase media y la tercera edad, y no los ejecutivos del Fondo Monetario Internacional o del Banco Mundial.