LA ENCERRONA COMUNISTA

VOXPRESS.CL.- Habrá que agradecer a algunos canales de TV la difusión, por algunos minutos, del actuar de los diputados de la Comisión de Trabajo durante el debate del proyecto comunista de rebajar de 45 a 40 las horas de trabajo a la semana, pero sin modificar los salarios.
Se agradecen esos breves minutos de transmisión, porque los chilenos que todavía se interesan en el futuro de su país, tuvieron la oportunidad de comprobar cuál es el modo de legislar de algunos parlamentarios. Lo presenciado resultó tan deprimente y grotesco, que explica por sí solo el unánime repudio de la ciudadanía a los políticos en general y a los parlamentarios en particular.
Dicha Comisión del Trabajo se burló groseramente de todo el país, y en especial del mundo laboral, al aprobar en una sola tarde -¡en una sola tarde!- la idea de legislar sobre un proyecto de ley. La iniciativa, presentada el 2017 por la diputada Camila Vallejo (PC), estuvo dos años paralizada y fue recientemente reactivada por la izquierda para hacer frente al proyecto de flexibilidad laboral del Gobierno.
La población ignora que los proyectos de ley demoran, en su paso por las Comisiones, muchas semanas, meses, hasta años, si es que no son archivados. De hecho, la adaptabilidad del horario laboral propuesta por el Ejecutivo, se halla más de 30 días en la Comisión del Trabajo del Senado.
La tarde en que el proyecto comunista fue votado, no se permitió la exposición de representantes de las pequeñas y medianas empresas –PYMES-, que sucumben con la iniciativa, ni menos se dejó ingresar a los empresarios de buses y camiones que se sienten seriamente amenazados por la idea.
Se trató simplemente de una encerrona urdida por el comunismo, con la solidaridad de los otros partidos de izquierda y de la perenne candidez DC, número que posibilitó la mayoría en la Comisión. Ésta es integrada por su presidenta Gael Yeomans (FA), Karol Cariola (PC), Maite Orisini (FA), Alejandra Sepúlveda (PPD), Gastón Saavedra (PS), Tucapel Jiménez (PPD), Gabriel Silber (DC), Ramón Barros (UDI), Francisco Eguiguren (RN), Patricio Melero (UDI), Guillermo Ramírez (UDI), Alejandro Santana (RN) y Frank Sauerbaum (RN).
De acuerdo a la composición de la Comisión, la apuesta comunista de rebajar las horas pero manteniendo el mismo ingreso, no iba a tener mayoría, a no ser que la DC variase su negativa original. Aunque no altera el fondo anticonstitucional de la idea, ésta pidió que el proceso fuese gradual –toda una ambigüedad- , lo que con su siniestra estrategia de siempre, el PC aceptó gustoso.
Con certeza, en la discusión en sala, la DC terminará evaluando el negativo impacto del proyecto para los muchos empresarios de su sensibilidad y en el aporte de éstos a sus candidaturas…
El proyecto de ley de Camila Vallejo tenía originalmente ¡sólo cuatro artículos!, algo similar a la reforma tributaria de Alberto Arenas, la que fue enviada al Congreso Nacional en apenas tres hojas…Alertado de la precariedad de la propuesta, el PC le adosó, luego, cinco indicaciones, y eso es todo. En definitiva no es más que una simple modificación al Código del Trabajo: se laboran menos horas a la semana, pero los empresarios –pequeños, medianos y grandes- están impedidos de adecuar y/o rebajar los sueldos y beneficios.
Del 100% de personas que en el país reciben ingresos por un trabajo, el 80% corresponde a prestaciones de servicios a otros. Ignorar o atropellar este orden es una violación a la libertad de negociación, garantizada por el Código del Trabajo y por la mismísima Constitución. Desde esta perspectiva, el proyecto comunista no es más que un panfleto populachero destinado a conquistar aplausos, simpatías y, eventualmente, algún tipo de adhesión popular.
Presentado en un contexto tan simplista, es una iniciativa ante a la cual ningún trabajador de Chile puede oponerse. Pero como el empleo asalariado involucra dos partes, necesariamente debe considerar a ambas, lo que no ocurre en este caso. Se trata de una mera imposición, al más puro estilo totalitario, pero con el gran obstáculo de que en un régimen de libertades no opera el garrote propio de dictaduras: en Venezuela hoy, 20 millones de trabajadores ganan 2 dólares al mes.
De inmediato, y con más razón que nunca, diputados defensores de la libre negociación, anunciaron ‘reserva constitucional’, esto es, que de aprobarse tamaña irracionalidad será llevada al Tribunal Constitucional para que éste compruebe, con más certeza que ningún otro proyecto, que éste viola la Carta Fundamental.
Fue tan rudimentario y artificioso el comportamiento de la izquierda en el debate en la Comisión que a la hora de pronunciarse, las diputadas comunista y del Frente Amplio no fueron capaces de justificar su votos con argumentos de solidez intelectual y se limitaron a decir “mi voto es por los trabajadores”.
Aún entendiendo las limitaciones de quienes no llegan al Poder Legislativo precisamente por su lucidez mental, quienes hacen o reforman las leyes deben poseer, al menos, antecedentes básicos de lo que postulan y no actuar mecánicamente como soldados de una causa o miembros de un Comité Central del partido único de una dictadura.