LA CONSUMACIÓN DE UN FRACASO

VOXPRESS.CL.- Llegó el momento en que, definitivamente, hay que dar por fracasado, y casi seguro en forma definitiva, el sueño de los dos últimos presidentes del Senado, Carlos Montes (PS) y Jaime Quintana (PPD), en cuanto a aglutinar a la izquierda opositora para que actuara como un solo bloque y estructura un pacto electoral y otro programático alternativo al neoliberalismo.
De Montes hay que recordar que, apenas asumido, se propuso como primera meta “unir de extremo a extremo a la centro izquierda”. Fracasó. Su sucesor, Jaime Quintana, se dio un plazo de 60 días para “rearticular a toda la oposición”. Alcanzó a materializar una sola reunión, que fue debut y despedida.
Ninguno se imaginó, ni en el peor de sus desvelos, que apenas al año y medio de ser oposición y en la víspera de un año sensiblemente electoral, el sueño de la izquierda unida les salió al revés.
En la otra vereda, el panorama no es muy distinto. Pero ello, de momento, es harina de otro costal y materia de un análisis independiente.
Hay que darle el mérito que corresponde a Carlos Maldonado (PR), hoy presidente del radicalismo. En medio de los repetitivos e histéricos llamados a la unidad opositora, él, en tono tajante, afirmó que “nuestro enemigo electoral es y será el Frente Amplio”, haciendo referencia al cuarteto de la Concertación.
Su pronóstico se cumplió tal cual, luego de que, muy pocos días atrás, Revolución Democrática (RD), el partido madre del Frente Amplio, declaró formalmente que no hará pactos para la elección de alcalde con “ningún otro partido de la oposición”. Su anuncio fue respondido agriamente por la (ex) Concertación, que le sacó en cara que “con esa conducta divisionista le está pavimentando el camino a la derecha para que continúe en el poder”. Aún más, ante los acercamientos del PC al FA para hacer menos dura su soledad, dirigentes de RD salieron a aclarar que “antes de cualquier diálogo, debemos afianzar nuestro propio colectivo”.
Como reflejo de que no todos en el FA están hermanados, Gabriel Boric, a nombre de sus Autonomistas, declaró sí ser partidario de una alianza con el PC, acercamiento que también comparten los Humanistas de Hirsch y de Jiles.
Este clima de fraccionamiento tiene muy compungida a Beatriz Sánchez (RD), la primera opción para ser candidata presidencial. Ella tiene muy claro que este escenario interno no es el mismo que la tuvo a escasos puntos de superar a Alejandro Guillier en la primera vuelta el 2017. Sus “cabros” que la catapultaron aquel año, ahora están dispersos, extremistas todos, pero dispersos por la variedad de sensibilidades y por la multiplicación de pequeñas izquierdas, entre ellas no pocas anarquistas.
El PC, con menos resonancia por su secretismo organizacional, tampoco ha podido sustraerse de este fraccionamiento, al dejar en evidencia divergencias internas “por diferencias generacionales”. En un partido hermético y férreamente vertical no se permiten opiniones disidentes, y Daniel Jadue debió arrepentirse públicamente de sus críticas contra Michelle Bachelet por su informe sobre Venezuela. El presidente del partido, Guillermo Teillier, no dejó dudas de la verticalidad del mando, al aclarar que “todavía”, el alcalde de Recoleta “no es candidato presidencial”. Con certeza, no lo será, porque la cúpula lo considera un rebelde.
En este proceso de acomodos, lo único claro hasta el momento es el renacimiento de la Concertación, pero la izquierda tiene más claro que nadie que la reconstrucción del conglomerado poco o nada asegura en cuanto a éxito electoral. Esta ave Fénix es fruto de la fuerte influencia directa de José Miguel Insulza al interior del PS, quien ha dejado a Álvaro Elizalde casi como una figura decorativa. Prueba de ello es que el partido, al revés de como lo había hecho siempre antes, no se hizo presente en el Foro de Sao Paulo, el reactor latinoamericano de la izquierda. Oficialmente, asistieron el PC, el FA y el infaltable senador Alejandro Navarro.
El PPD ya está alineado en esta renacida Concertación, al igual que el PR, y sin la sombra del PC cerca, la DC, pese a sus históricos bamboleos, sabe que fuera de un paraguas está irremediablemente perdida.
El PC quedó definitivamente fuera en este rearmado de la Concertación y lo ratificó la diputada Camila Vallejo, al asegurar que “estoy mil veces más cerca del Frente Amplio que de la Nueva Mayoría”, aunque ésta, en rigor, nunca estuvo en vías de sobrevivencia.
Si bien la revivida Concertación disfruta de un buen clima, sus dirigentes -mejor que nadie- saben que carece de la antigua adhesión popular, y ello lo reflejan las pobres conclusiones de todas las encuestas, provengan de donde provengan. La coalición que respaldó y ganó cuatro Gobiernos consecutivos, no sintoniza con las bases actuales de la izquierda.
Aquella idea primitiva de Montes y Quintana no fue ésta, sino agruparlos a todos. Sólo se reactivó un conglomerado parcial que no asegura ni le garantiza un éxito a la izquierda.
Desde el 2017 quedó en evidencia esta realidad, cuando el FA, alineado por Sánchez y encantado por algunos líderes frescos como Jackson, Boric y Sharp, sorpresivamente eligió a 20 diputados y un senador, en un predominio que dolió hasta en el alma en el PC: millares de quienes apoyaron en las urnas a los frentistas fueron forjados en las JJ.CC.
Queda por determinarse qué incidencia electoral puede tener en el FA su fraccionamiento, como el anunciado por RD de ir solo. También permanece en suspenso el camino que le espera al PC en cuanto a cuáles, y cuántos, pueden ser sus eventuales aliados en el frentismo.
Es especialmente atractivo el futuro inmediato que puede ofrecer el PC con esta ofensiva de la “renovación generacional”, encabezada por dos de sus diputados emblemas, Vallejo y Karol Cariola, además del “frenado” Jadue. No es frecuente, ni menos sabido, imponerse de historias de disidencia al interior del comunismo. Es impensable hacerse a la idea de que se produzca algún tipo de éxodo de sus cuadros renovadores, pero, a cambio de la preservación de la férrea y rígida disciplina interna, es muy posible que a puertas cerradas se produzcan espacios de confrontación que permitan cierta hegemonía de aire fresco en un Comité Central ortodoxo e inflexible.
Hay novedades, e importantes, en el seno de las izquierdas chilenas, que le pondrán ají a tiempos particularmente sensibles para el sector. La Nueva Mayoría recibió su acta definitiva de defunción por el destierro del PC y porque Michelle Bachelet, en sus reservadas vacaciones de verano en Santiago, oficializó ante sus adherentes y seguidores que “por ningún motivo” aceptará una tercera postulación. A ello hay que agregar el fraccionamiento al interior del FA y la rebelión de la generación joven en el PC. Todo lo que en adelante venga en este sector, no sólo será muy movido, sino también muy entretenido.