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EL PC, CADA VEZ MÁS SOLO


VOXPRESS.CL.- Mientras en Grecia, la derecha se anotaba un espectacular y macizo triunfo, sacando del poder por votación popular al Gobierno socialista, en Chile, la izquierda fue remecida hasta las raíces por el realista pero espantoso informe que la Alta Comisionada de la ONU hiciera sobre las violaciones a los derechos humanos en Venezuela.

Son tan terribles los antecedentes relatados que hasta la izquierda chilena no pudo evitar pronunciarse y condenar el crimen sistematizado por parte de Nicolás Maduro. Sin embargo, el Partido Comunista, al menos en la voz de su presidente Guillermo Teillier, fue la excepción, al juzgar duramente a su ex Presidenta y socia Michelle Bachelet, acusándola de estar comprometida con los Estados Unidos.

Su reacción, si bien ceñida a la histórica solidaridad internacional del socialismo, es fruto de la desazón que le produjo un hecho casi inédito en el mundo de la izquierda: una socialista activa hace pedazos a otro socialista y a su régimen.

Desde que se instauró el socialismo por parte de Hugo Chávez y, luego, desde que su sucesor lo transformara en una dictadura extremista, Venezuela ha tenido dos defensores a ultranza en Chile: el Partido Comunista y el senador Alejandro Navarro. Siempre desvirtuaron todas las críticas y censuras a los abusos de Maduro y, es más, lo respaldaron y solidarizaron con él. Ahora, tras la enumeración oficial por parte de la ONU de todos los delitos de lesa humanidad cometidos por su régimen, lo atribuyen a un complot organizado por Estados Unidos con "la complicidad" de Michelle Bachelet.

Indignación es el término más suave para definir lo que produjo al interior del progresismo criollo la reacción de Teillier ante el informe de la Alta Comisionada. Bachelet es militante y todavía influyente en el PS, que por muy achacado que se encuentre por su crisis interna de honorabilidad, porta una herencia que para la izquierda en general es sagrada: fue el partido de Salvador Allende, un ícono de la "lucha de los trabajadores contra el imperialismo". De dicha colectividad son miembros muy protagonistas una hija, una nieta y una sobrina del suicidado ex Presidente.

Además, en la colectividad continúa muy fresco el "bacheletismo", y militan en él dos de sus grandes confidentes, Lya Uriarte y Paula Narváez, sus ex jefa de gabinete y ministra vocera, y acaba de ser reelecto, aunque irregularmente, otro ex ministro suyo y que se opone tozudamente a que se cambie una línea de las leyes generadas en su última administración, Álvaro Elizalde.

Otro que calificó de "inaceptables" las críticas de Teillier en contra de Bachelet fue el presidente del PPD, Heraldo Muñoz, que en su calidad de canciller de ella tomó conocimiento de los excesos cometidos por Maduro e instó a la ex Mandataria, al menos, a demostrar públicamente su "preocupación" por los excesos del dictador. En dicho partido milita una bacheletista incondicional, como Adriana Del Piano, quien también salió en su defensa, así como Valentina Quiroga, del think talk de Ricardo Lagos.

El fuego amigo del PC se produce justo en medio de los esfuerzos del presidente del Senado, Jaime Quintana, PPD y defensor de "la obra" de Bachelet, por rearticular a la oposición de centroizquierda y montar un plan de Gobierno "alternativo" que ofrecerle a la ciudadanía. Partidario de que los comunistas estén sí o sí en una cualquier tipo de alianza, le golpearon fuerte las críticas de Teillier, y más aún si ellas fueron sólo horas después de que se reuniese un grupo de parlamentarios con esa finalidad.

Consecuencia de ello, ésa podría ser la primera y única reunión rearticuladora de senadores de la oposición.

No sólo hay que evaluar en su magnitud la adversa reacción de dos ex socios del PC en la Nueva Mayoría -el PS y el PPD-, sino hay que agregar el duro enfrentamiento surgido con la DC, que por los términos utilizados por Teillier no debería contarse como uno más en el historial de fricciones entre ambas colectividades, sino podría ser la ruptura definitiva. El presidente comunista acusó directamente a la DC de haberse involucrado directamente en el Golpe de 1973, y si hay un episodio en su historia que la democracia cristiana se ha empeñado en borrar e ignorar es precisamente aquello.

Aunque a contrapelo, el Frente Amplio también se unió a la condena mundial por los crímenes de la dictadura en Venezuela. No dejó de ser llamativo que quien lo hiciera fuese Beatriz Sánchez, quien, por primera vez, superó a Joaquín Lavín en la encuestas de percepción popular, y en quien el PC había puesto sus ojos en un "posible apoyo" para las próximas presidenciales, ello en virtud del estancamiento del alcalde recoletano, Daniel Jadue, en las consultas de opinión pública.

El escenario en que Guillermo Teillier dejó a su partido no puede ser peor. Al margen de su aislamiento frente a sus otrora y potenciales socios, generó un remezón interno, con riesgo cierto de división. El sector ortodoxo que integra junto a Andrés Lagos, Carmen Hertz y Lautaro Carmona, en esta oportunidad no tuvo eco entre los "innovadores", como Camila Vallejo y Daniel Jadue, quienes adhirieron al informe de Bachelet, "porque violaciones a los derechos humanos tan graves, hay que condenarlas provengan de donde provengan".

Teillier, en una suprema exhibición de fuerza, salió a encarar a todo su sector, desafiándolo a que "si no quieren a los comunistas, que sean valientes y lo digan de una vez".

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