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OCDE DELATA A PROFESORES CHILENOS


VOXPRESS.CL.- Chile es miembro de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), entidad que periódicamente edita informes de diversas materias que involucran e interesan a los países miembros.

En medio del publicitado y aplaudido paro del Colegio de Profesores, encabezado por el militante del Partido Humanista (Frente Amplio), Mario Aguilar, la OCDE difundió el informe Education at a Glance 2018. Esta investigación dejó en evidencia una de las causas -si no la más importante- del pobrísimo rendimiento en la Prueba SIMCE de nuestros escolares de Básica, y del porqué muchos de ellos, en segundo año primario, aún no saben leer y, para peor, tampoco unir letras: ¡la pérdida de tiempo al interior de las aulas!

Según el estudio, los niños y las niñas chilenas –de primero a sexto básico- están 1.039 horas anuales en clases. Ello significa que en 6 años pasan 6.233 horas en el aula, siendo el promedio OCDE de 799 horas anuales. La conclusión a que induce dicha cifra comparativa es demoledora: con tan larga permanencia en manos de sus profesores/as, sus alumnos deberían ser unas máquinas de conocimientos, pero ocurre exactamente al revés.

En uno de los tantos actos solidarios con la huelga del magisterio, el diputado del Partido Humanista, Tomás Hirsch, ironizó con la ignorancia de los escolares chilenos, con comparaciones -todas- de índole política-, lo que sacó aplausos de la tribuna repleta de huelguistas. Ello es prueba irrefutable de que, incluso en el seno mismo del profesorado, existe conciencia de que los niños de la educación pública básica aprenden poco o nada, y ello por exclusiva responsabilidad de quienes están encargados de instruirlos.

Al margen de un puñado de pedagogos con real vocación, siempre hay que tener presente la incidencia, en estos pobres resultados académicos, de la precaria formación del actual profesorado y de la gigantesca penetración ideológica a que son sometidos en su paso por la educación superior..

Es demasiado sabido como para insistir en ello, pero vale la pena recordarlo: en sus escritos, el "cerebro" italiano del comunismo, Antonio Gramsci, consideró "imprescindible" introducir la doctrina en la Iglesia Católica y en la educación en general. En Chile, nuestro criollo PC aplicó sin demora tal instrucción, penetrando la mente a quien ingresase al (ex) Instituto Pedagógico. Muchos de ésos, en aquel entonces, se matriculaban allí por no quedar en la carrera de su agrado.

Más tarde, surgiría el caos total con la proliferación descontrolada -por razones comerciales- de las carreras pedagógicas y, simultáneamente a ello, desaparecían las grandiosas Escuelas Normales, formadoras de inolvidables generaciones de genuinos "maestros" con devoción, cariño y paciencia. Ellos no sólo les transmitían conocimientos a sus alumnos, muchos de ellos patipelados de entonces, sino les mostraban el camino correcto para sus vida, con ejemplo prácticos de urbanidad, dado que sus padres, por su pobreza social e intelectual, no lo podían hacer.

A ningún normalista de aquellos años se le habría ocurrido generar inusitada violencia en las calles o hacerle una encerrona a la ministra de Educación, cuando en silencio y recogimiento, visitaba solitaria la tumba de su padre Hernán Cubillos. Con ese tipo de "valores" es una utopía creer que con más proyectos de leyes mejorará la calidad de la educación.

Entre sus muchas demandas, los profesores apelaron a la "deuda histórica", exigiendo que sea este Gobierno -que no la contrajo- el que se las pague, siendo que nunca le hicieron una manifestación por este motivo a las administraciones de la (ex) Concertación y de la (ex) Nueva Mayoría. Si reclaman por falta de dinero ¿con qué fondos pagaron los 20 buses que los condujeron a Valparaíso el día del Mensaje Presidencial, incluso con largos trayectos desde el norte y el sur?

De acuerdo al informe de la OCDE, dada la asimetría entre la permanencia en las aulas y 3l tiempo real de entrega de conocimientos, a los profesores chilenos se les paga mucho más de lo que aportan en instrucción.

Afirman que una "educación de calidad" se logra con la eliminación de ratones de las salas de clase y arreglando y limpiando los baños de las escuelas. Las plagas se exterminan y los servicios higiénicos se modernizan, pero las carencias en su formación académica, su falta de vocación y su nula capacidad de entregar valor agregado a los niños, no tienen arreglo.

Hay que tener muy presente que los jovencitos delincuentes que han manchado la historia y destruyen día a día el Instituto Nacional, provienen de la Básica donde han sido mal instruidos y deformados, específicamente, por quienes dicen querer una mejoría en la educación, la misma que ellos se encargaron de arruinar.

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