MEMORIAL A UN DESASTRE

VOXPRESS.CL.- El Consejo de Monumentos Nacionales (CMN) acaba de destrabar el antiguo conflicto político/urbanístico originado por la (ex) Villa San Luis, que alguna vez existió en el corazón de la comuna de Las Condes.
Fue un conjunto de bloques de departamentos construidos allí por instrucciones del (ex) Presidente Salvador Allende, porque "los pobres tienen el mismo derecho de vivir donde lo hacen los ricos". Las viviendas fueron habitadas por pobladores que, en ese entonces (1972), vivían en un campamento de emergencia al sur de la capital. Esas familias nunca tuvieron títulos de dominio, porque la Municipalidad de Las Condes jamás oficializó y registró la recepción.
El régimen militar ordenó su desalojo para que allí se trasladaran suboficiales del Ejército y sus familias. El 2006, el terreno le fue comprado al Fisco por la empresa inmobiliaria Parque San Luis S.A., como parte de un gran proyecto de desarrollo en el barrio más moderno de oficinas de Santiago.
Apenas se inició la demolición de los restos de la villa -por años, nido de ratas y delincuentes-, sus antiguos residentes, partidarios de la Unidad Popular y favorecidos sin concurso con dichas viviendas, lograron paralizar las obras, obteniendo de Michelle Bachelet que se les declarase monumento histórico en memoria de aquella época, "memorable" para ellos. Fueron los mismos que en 1971 reemplazaron el nombre de Villa San Luis por el de "Compañero Ministro Carlos Cortés", en recuerdo del primer titular de Vivienda de Allende, ex obrero de las salitreras y miembro del Comité Central del PS.
Por considerar sus legítimos propietarios una violación al derecho de propiedad tan ideologizada decisión, se inició una extensa pugna judicial que llegó a la Corte Suprema, la que, como era de suponer, ratificó su condición de "obra histórica", dejando a firme la prohibición de construir. El actual alcalde de la comuna, Joaquín Lavín, consciente del manchón que para su comuna significan esos ruinosos edificios a medio caer y a medio demoler, propuso, a cambio de su eliminación, levantar en el lugar un memorial recordatorio por tratarse del primer intento de "integración social"… Y eso fue lo que resolvió el Consejo de Monumentos Nacionales.
El sitio, a un costado de la calle Cerro El Plomo, fue parte del fundo San Luis, propiedad del ex alcalde de Providencia Ricardo Lyon Pérez, vendido por su viuda Loreto Cousiño Goyenechea en 1935. En 1968, 50 de sus hectáreas pasaron a propiedad fiscal y sobre ellas se construyó la villa.
Al despojarse a las ruinas de la villa del impedimento de demolición, la inmobiliaria tiene luz verde para ejecutar su proyecto, pero sus socios tienen que estar muy conscientes de que tendrán, a partir de ahora mismo, lidiar con la odiosidad y movilizaciones de grupos de izquierda que habían logrado del CMN dejar para la historia ese manchón, no sólo urbanístico, sino recordatorio de la peor crisis social, política y económica del siglo XX.
Para quien no vivió los desastrosos mil día de la Unidad Popular, tienen a la mano un símil: la Venezuela de hoy. Así como Nicolás Maduro barrió con los Poderes Legislativo y Judicial, durante la UP, Salvador Allende incumplió y despreció todos los acuerdos del Congreso Nacional, de los tribunales y de la Contraloría General.
La solución para destrabar el conflicto judicial entre los propietarios del terreno y el Estado, no es la ideal ni la más lógica. Curioso: los allendistas aspiraban a recordar su "revolución" social con la preservación de los mismos departamentos que después ocuparon los militares que los expulsaron del poder.
Así como la izquierda ha tenido la desvergüenza de reescribir la historia reciente a su amaño, no ha tenido un contrapeso para declarar, a destajo, sitios rememorables de su perenne duelo ideológico. Resulta excesiva la cantidad de "recuerdos" físicos de la epopéyica Unidad Popular, pero sorprende la capacidad de omisión de que hace gala hoy la izquierda respecto a su Gobierno de entonces. Fueron socialistas y comunistas los protagonistas y causantes directos de esa debacle.
No es coherente, ni siquiera digno de respeto, que los autores de la catastrófica vía chilena al socialismo, continúen instalando memoriales por doquier, rememorando los peores mil días de la historia de Chile, período del cual, ahora, se desentienden, omiten referirse y hasta se han encargado de que los escolares casi no lo conozcan en sus materias de estudio.