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DAÑOS EN LA IZQUIERDA POR CRISIS DEL PS


VOXPRESS.CL.- A fines del 2017 quedó oficialmente comprobado los lazos del narcotráfico con la política, sumándose a las convulsiones originadas por innumerables episodios de financiamiento ilegal de campañas electorales, muchas de ellas sin sanción final por la solidaridad ideológica y parcialidad de la Justicia.

Con la revelación de la injerencia de conocidos narcos de San Ramón al interior del PS, su perenne inocencia hizo creer a los ciudadanos que, por fin, se correría el velo para disipar las fundadas dudas sobre la presencia de la droga en la política criolla, tal como ocurrió con el dinero mal habido.

Éste, el financiamiento irregular, fue descubierto y atacado, aunque no con la neutralidad y prolijidad deseables. Se creyó, erróneamente, que dicho vínculo de bandas de narcotraficantes con el PS sería el punto de partida para una indagación, pero sucedió lo mismo que cuando, años atrás, se planteó que todos los parlamentarios se hicieran un examen de detección de consumo de estupefacientes: la negativa fue rotunda.

Fruto de la elección viciada del PS por la influencia de narcotraficantes -de San Ramón- se pensó, otra vez erróneamente, que iba a producirse una condena transversal de los partidos sobre tan nociva práctica, pero tomaron distancia, como queriéndole restar gravedad a lo ocurrido. Raro, llamativo y sospechoso.

Si un Tribunal Supremo, como el del PS, decreta anular el acto eleccionario en la comuna de San Ramón y en varias otras "dudosas", significa categóricamente que el acto está viciado y debe repetirse, pero sólo una vez que el padrón electoral sea limpiado y se deje fuera a los militantes narcotraficantes expulsados que votaron en esta oportunidad y se impida hacerlo a las 25 personas -hasta el momento- con sentencias penales.

¿Qué información privilegiada manejaba Álvaro Elizalde que, pese a esa cantidad de anomalías, se auto proclamó ganador de la elección la misma noche? Lo escandaloso es que lo sigue haciendo después de que el Tribunal Supremo eliminó una montonera de votos. Él y el ex presidente de la colectividad, Camilo Escalona, no han cesado en sus invitaciones a la disidencia interna a que "reconozca nuestro triunfo".

Es, precisamente, ese tipo de "triunfo", irregular, manchado, el que ha fragmentado aún más al partido, al punto que la primera mayoría individual y su apoderado, diputados Maya Fernández y Marcelo Díaz, han planteado su idea de formar un nuevo referente, con lo que fracturaría todavía más a la ya parcelada izquierda opositora; complicaría todos los intentos -irrealizados hasta el momento- de pactos y alianzas electorales y dejaría en nada la gran cortina de humo levantada por el PS para esconder su fraude electoral: la acusación constitucional contra la ministra de Educación.

El Frente Amplio y el Partido Comunista no han expresado su apoyo a un "duro" como Elizalde y, a la distancia, han dejado que el PS arregle solo su lío. Incluso, en el FA circuló un instructivo para que nadie apareciese en fotos junto "al vencedor" de las elecciones. Su "primo hermano", como definió al PPD Francisco Vidal, ni siquiera ha abierto la boca.

Pero este silencio de la izquierda no es interpretable como indiferencia, porque sí está preocupada, y mucho, por el daño que le origine la turbia imagen del PS frente a la opinión pública. Saben los progresistas que de asumir Elizalde la presidencia, se sentarán a sellar acuerdos y pactos con una directiva cuestionada y no genuinamente representativa. El senador "triunfante" vive en Ñuñoa, pero su licencia de conducir y la patente de su auto las obtiene en San Ramón…

Elizalde ha sido implacable en su postura de obstaculizar todos los proyectos del Gobierno, y en la suma y resta del obstruccionismo es el único que más ha perdido. El FA participó con Gabriel Boris en las mesas de diálogo convocada por La Moneda en abril de 2018; el PPD colaboró con Heraldo Muñoz en el proceso final de la demanda boliviana; el senador Guido Girardi acaba de proclamar que "si el ministro Mañalich sobrepone a FONASA por sobre las ISAPRES, estoy con él", y el PC, a través de su presidente, se confesó "satisfecho" por la reunión con Andrés Chadwick para intercambiar ideas sobre la gran reforma a la instituciones.

Hay que recordar que el presidente del Senado, Jaime Quintana, se dio un plazo de 60 días para rearticular a la izquierda opositora. Han pasado veinte y no hay señales de aquello, porque, por anuncio de José Miguel Insulza, es el PS el que conduciría el debate de una asamblea de senadores para lograr tal objetivo, lo que ha sido irrealizable puntualmente por el 'numerito' del PS, cuyos dirigentes están preocupados únicamente de su quiebre interno y de sus propias consecuencias. De momento, no parecen tener tiempo para evaluar los daños que su poco transparente elección interna, le está causando y le originará a futuro a sus aliados de la izquierda.

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