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PIÑERA, SUS AMIGOS Y LOS OTROS


VOXPRESS.CL.- Buscarle profundidad y redefinición a los tres cambios de Gabinete que ha hecho el Presidente Piñera, es tarea fácil: no se encuentran. Los dos anteriores fueron un maquillaje para corregir sus propios errores de designaciones de ministros, y éste, el más numeroso, tiene que asumirse como pasadas de cuentas o favores personales, algo muy propio de su naturaleza.

Hacía semanas que en torno a La Moneda venía rondando la idea de hacer algunos ajustes ministeriales, cumpliendo, así, casi con el rito de que a los dos años en el poder, los Gobiernos hacen cirugías mayores, pero -en el caso actual- siempre pensando en algún tipo de reorientación en el comité político. Hasta horas antes de las salidas, entradas y enroques de ministros, se apostaba a modificaciones que, por lo visto, el Mandatario nunca tuvo en mente.

Con este cambio de seis ministros nada va a ser distinto, excepto que disminuirán -no se sabe por cuanto tiempo- las caras largas del Presidente por la incapacidad de algunos de evitar que ciertos problemas reboten directamente en la población y, con ello, baje drásticamente su adhesión popular. Cuando Piñera -con anticipación- conoció los resultados de la encuesta CEP, el más serio y relevante de los sondeos de opinión ciudadana, decidió actuar de inmediato, haciendo pagar el costo de su descenso a quienes, él cree, son responsables de ello.

Sin embargo, la "pasada de cuentas" no fue imparcial, porque no fueron tocados ministros de las dos áreas más criticadas por la ciudadanía en dicha encuesta: seguridad interior y empleo.

Sólo "pagaron los platos rotos" quienes no supieron contener o impedir revuelos que pegaron duramente a la población, como en Salud y Energía. Emilio Santelices sufrió el costo de las aglomeraciones en los hospitales -con enfermos críticos atendidos en pasillos- , por las protestas e increíbles demoras en los pagos de las licencias por parte de la COMPIN y por el agotamiento y mala distribución de las vacunas anti-influenza. Además, tuvo divergencias con el subsecretario Luis Castillo, hombre de confianza del Presidente y que gracias a ese nexo permanece intocable en el cargo, pese a las permanentes ofensivas en su contra.

La defenestrada (ex) ministra de Energía, Susana Jiménez, nunca se la jugó contra las generadoras eléctricas ante los gigantescos y largos apagones -rol que debió asumir la Intendenta Metropolitana- y fue la víctima de la instalación y cobro de los medidores por parte de ENEL, tras asegurar que ello no iba a ocurrir.

José Ramón Valente no salió de Economía por la desaceleración que tiene a todo el mundo vuelto loco por el round China-EE.UU. Quien falló en sus pronósticos de crecimiento y no lo previno fue Felipe Larraín, de Hacienda. El destituido tuvo divergencias con un influyente economista del segundo piso de La Moneda, con algunos de sus subsecretarios y se disparó en las alas dos veces: cuando llamó a invertir en fondos privados -como el suyo- en vez de hacerlo en proyectos del Gobierno y, después, por el manipuleo de cifras vitales y de gran incidencia del IPC al interior del INE.

El despido del (ex) canciller Roberto Ampuero tuvo directa dependencia de la "venezuelización" de la política exterior chilena. Mientras el conflicto permaneció en el ámbito Sudamericano, el (ex) ministro logró que Piñera se luciera ante el mundo entero, con el plus de ser sede de la asamblea fundadora de PROSUR. Pero bastó que la pelea Maduro-Guaidó se desinflara, al pasar a manos de potencias mundiales la crisis de ese país, para que el Presidente dejara de tener figuración internacional.

De Venezuela casi no se habla, PROSUR quedó en su lanzamiento, el Grupo de Lima está en silencio y del preciado liderazgo internacional del Presidente nunca más se supo. Las relaciones exteriores constituyen una política de Estado, y como Piñera jamás reconocería el derrumbe de sus propias ideas, cortó el hilo más delgado.

Respecto a quienes ingresaron al Gabinete, fue lastimoso lo ocurrido con el nuevo canciller Teodoro Ribera (RN), en su conferencia de prensa debut. Ante dos preguntas similares acerca de la causal de su salida como ministro de Justicia (2012) por "negociaciones incompatibles" como rector de la Universidad Autónoma, respondió que "prometo públicamente no volver a cometer ese error y me arrepiento de haberlo hecho"…Para la imagen externa de un titular de RR.EE. puede decirse que no fue el mejor comienzo.

Otras dos designaciones son simétricas con el estilo presidencial de trabajar, ojalá, siempre con los mismos "por lealtad y confianza". Con ese predicamento trajo de vuelta a Salud a Jaime Mañalich, a quien conoció cuando ambos compartieron intereses en CLC, y nombró en Energía a Juan Carlos Jobet, un ingeniero que también se desempeñó en su primera administración. Siempre tentado por sus apuestas personales, colocó en Desarrollo Social a un abogado, Sebastián Sichel, ex democratacristiano y, hasta hace poco, mano derecha de Fuerza Pública y Ciudadanos de Andrés Velasco, quien le vaticinó que "vas a ser un gran líder". Era el presidente ejecutivo de CORFO.

El ex titular de Desarrollo Social, Alfredo Moreno, fue distinguido con el premio mayor en este cambio de Gabinete. Amigo personal del Presidente -conforman un trío inseparable con Alberto Délano- lo designó originalmente en un híper ministerio para que se luciera y solucionara el conflicto del terrorismo en La Araucanía, condición ideal para su objetivo de sucederlo en La Moneda. No sólo fracaso estrepitosamente en su misión, sino el conflicto con los subversivos ha escalado tan alto, que, recién, en el Salón de Honor del Congreso Nacional, y con la dotación de diputados presente, la Coordinadora Arauco Malleco (CAM) anunció la fundación de un Gobierno mapuche soberano, no dependiente del Estado de Chile.

Para restaurarle la visibilidad que no demoró en perder y darle la mejor vitrina para sus aspiraciones presidenciales, su amigo Piñera lo designó en Obras Públicas, el ministerio comisionado para inversiones millonarias en infraestructura para incentivar el empleo y con ello, el dinamismo de la economía. Moreno se verá mucho, anunciará sólo buenas noticias y cortará innumerables cintas…

La carne del sandwich, Juan Andrés Fontaine, le tuvo que ceder su lugar, para irse a Economía a reemplazar a Valente. Por breve tiempo se desempeñó en dicha cartera en el primer Gobierno de Piñera, y, al no ser bien evaluado, fue sustituido por Pablo Longueira.

La fidelidad se compensa y la amistad se premia fueron, una vez más, las consignas privilegiadas por el Presidente para hacer un cambio que no lo conducirá a mejores días que los actuales. Se mantendrá el temor de la población por la inseguridad ciudadana, los precios no bajarán, el desempleo continuará estacionario y, para peor, las comunicaciones de La Moneda seguirán sin comunicar nada…

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