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'SAN RAÚL', PROTECTOR DEL SENADO


VOXPRESS.CL.- A quienes, sin vergüenza moral, defienden al régimen de Nicolás Maduro, hay que contarles que en el Ranking Mundial de Percepción de la Corrupción, Venezuela se halla en el último lugar. No hay otro país peor.

Chile, increíblemente, se sitúa en el puesto 27, pero hace un año se encontraba en el 26. Ha descendido y ello se explica por la cadena de actos de corrupción en todos los estamentos del Estado, siendo el más reciente el protagonizado por el Director General de la PDI.

Se proyecta que en materia de probidad vendrán días muy adversos, a raíz de las persistentes actuaciones incorrectas en el Poder Legislativo y, últimamente, y en gran medida, en el Poder Judicial.

Ninguna, absolutamente ninguna, investigación se encuentra en curso por la directa participación del senador Juan Pablo Letelier (PS) en el monumental escándalo en la Corte de Apelaciones de Rancagua, del cual, lo último que se sabe es que originó un duro enfrentamiento a puertas cerradas en el Pleno de la Suprema, a raíz de las indagaciones de la ministra Rosa María Maggi.

Oficialmente, sólo se conoce que Juan Pablo Letelier, parte de la red de tráfico de influencias en la Corte rancagüina, fue pasado al Tribunal Supremo de Disciplina del PS. Nada más. En el intertanto votó en la designación del nuevo secretario del Senado y se halla trabajando activamente para la reelección de Álvaro Elizalde como presidente de su partido. En idénticas circunstancias, a otro parlamentario -no opositor, obviamente- se le hubiere pasado a la Comisión de Ética.

Fue precisamente la asombrosa corrupción en dicha Corte de Apelaciones la que permitió abrir otra página negra del Poder Judicial: la bolsa de gatos al interior del Ministerio Público, desde donde fue reclutado el fiscal Raúl Guzmán Uribe para asumir como secretario del Senado…

El Ministerio Público es dirigido por Jorge Abbott, quien hallándose en un lugar secundario de una quina para sustituir a Sabas Chahuán, fue elegido para el cargo por la Presidenta socialista, tras el lobby que en su favor hiciera el senador Guido Girardi (PPD).

En la actualidad, el Fiscal Nacional tiene a 36 persecutores suspendidos, pero 11 de ellos igual siguen trabajando, se peleó y denunció al jefe regional Emiliano Arias, y tomó partido y le ofreció "el puesto que quiera" a Sergio Moya, hoy investigado por su colaboración con la fracasada y falsa Operación Huracán de Carabineros en La Araucanía.

Abbott, por su cuenta, firmó un insólito pacto de transmisión secreta de información con la Conferencia Episcopal respecto a abusadores dentro del clero. El acuerdo -o arreglo- duró siete días y debió anularlo ante el reclamo generalizado, incluso de los propios fiscales. Fue quien, además, satisfizo la petición del senador Letelier de cambiar al fiscal que "estaba molestando" a sus amigos ministros de la Corte de Rancagua.

Jorge Abbott designó a Raúl Guzmán como jefe regional de la Fiscalía Metropolitana Sur, quien tuvo en sus manos varias causas de políticos acusados de corrupción. Como se dijo, a partir del 7 de mayo, es el nuevo secretario del Senado de la República…

Guzmán Uribe ingresó al Ministerio Público en el 2005, luego de desempeñar labores en el SENAME y en varias compañías de Seguro. Es abogado de la Universidad de Chile y Magíster en Derecho Penal, una especialidad que, se presume, le será muy útil para quienes hoy son sus patrones, los senadores. Su jefe director, Jaime Quintana (PPD), ni siquiera pisó una comisaría, tras arrollar y matar a un carabinero, para cuya familia la Justicia no ha decretado indemnización alguna.

En un alarde de "modernización", el Senado decidió poner fin a la republicana tradición de que su secretario fuese un funcionario de carrera. Hasta abril lo fue Mario Labbé, que trabajó en el Congreso desde 1987.

Apenas debutó como presidente, Jaime Quintana pidió a un head hunter que le seleccionara "los mejores candidatos" del mercado y la consultora escogió a quien le halló más 'dedos para el piano', el entonces fiscal Guzmán. Como entre las partes hay un acuerdo total de silencio, no es posible disipar la duda acaso fue la propia Cámara Alta la que incluyó su nombre o fue el persecutor, quien, acosado por los conflictos con la Asociación Nacional de Fiscales, tramó su salida. Mantuvo, permanentemente, una pugna con el presidente regional de la Asociación de Fiscales, a quien calificó mal en una maniobra para desvincularlo del organismo y exigió que le sacasen de su equipo al anterior titular de dicha agrupación sindical.

Al momento de dejar la fiscalía para asumir en el Senado, Guzmán tenía en sus manos una denuncia del alcalde de Pirque, Cristián Balmaceda, contra el senador Manuel José Ossandón (RN) por tráfico de influencias.

La ciudadanía, colmada ya por el descarado estándar de los parlamentarios, repudió con energía el "sueldito" fiscal del nuevo secretario del Senado: $16 millones mensuales brutos, ingreso superior al del Presidente de la República y al de los parlamentarios, sus jefes.

Ese descomunal despropósito remunerativo sólo puede explicarse por el 'trabajo adicional' que tendrá el ex fiscal. Él mismo, públicamente, reveló que "seré el escudo" de los senadores, en una afirmación espontánea que se interpreta, ineludiblemente, como un puente de oro, no de plata, con el Ministerio Público, que hace tiempo está en temporada de caza de políticos corruptos. Un buen número de ellos, todo el país sabe donde están.

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