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LA CCTT, EL BRAZO ARMADO DEL MOVIMIENTO SINDICAL


VOXPRESS.CL.- Se sorprendió la ciudadanía cuando, a mediodía del lánguido y bostezado 1 de Mayo -Día Universal del Trabajador-, la Intendenta Regional Metropolitana se refirió a la ordenada "marcha de la CUT" y a la "gran violencia originada por la de la CCTT" en el sector de Estación Central.

Pocos entendieron esta última denominación, pero de inmediato se le asoció con un emergente movimiento sindical de gran ferocidad, generoso en el uso de bombas Molotov, en lanzar, piedras, saquear comercios e incendiar una multitienda. 35 manifestantes detenidos -entre ellos, una jovencita de 14 y un menor de 13- y 25 carabineros llevados al hospital institucional, fue el balance de su particular festejo por el 1 de Mayo.

A esa misma hora del recuento de la Intendenta, la marcha de la CUT entre plaza Baquedano y la intersección de Santa Rosa y Alonso Ovalle había concluido, sin desórdenes ni detenidos.

Ambos desfiles -aparentemente conmemorativos- fueron autorizados por la Intendencia a solicitud de los organizadores. Uno de ellos, tiene 'domicilio conocido', la CUT, en manos del PC y la DC; el otro, creado en septiembre de 2018, carece de representación de partidos como respaldo, aunque se calcula que el núcleo es el sindicalismo extremista vinculado al Frente Amplio. Esta organización se llama Central Clasista de Trabajadoras y Trabajadores (CCTT).

Revela tener 20 mil afiliados pertenecientes a 240 sindicatos y se declara anti-hegemonía de la CUT, a la cual le atribuye una exclusiva representatividad de los trabajadores fiscales. Su presidente es Manuel Ahumada, gremialista ferroviario y del Pacto Pueblo Unido; la secretaria, Isolina Acosta, es Autonomista del Frente Amplio y sindicalista de los call center, en tanto la tesorera es Catalina Rojas, del movimiento feminista y dirigenta de funcionarios a honorarios de la Salud.

Base importante de sus afiliados son trabajadores portuarios, quienes tuvieron por semanas en jaque a Valparaíso y a otros terminales marítimos. Es sugerente la presencia de sindicatos de puertos de Bío Bío, Los Lagos y Magallanes.

Su primer elemento distintivo de la CUT es que no se trata de una Central en los términos establecidos por el Código del Trabajo: sus afiliados decidieron que fuese una organización "de hecho y no de derecho". No le interesa el reconocimiento del Gobierno ni postular a fondos para el financiamiento del sindicalismo: "la CCTT es fruto del ejercicio del derecho a la libertad sindical y el derecho a organizarse bajo las formas que los trabajadores estimen pertinente". Se define como una organización anti-capitalista y anti-patriarcal, "pues aspira al cambio de la sociedad controlada actualmente por el capital".

El contenido de su razón de ser tiene una correlación con el discurso de los fervorosos movimientos del libertinaje femenino y del colectivo escolar de los overoles blancos. Podría entenderse que su composición nada tiene que ver con los partidos clásicos y, en este caso puntual, ni siquiera con el PC, que no se mueve de la CUT de la mano de Bárbara Figueroa. Su sello socialista es indesmentible, ya que su himno oficial es la Internacional.

Luego de su estreno en sociedad el pasado 1 de Mayo, queda claro que la violencia es su mascarón de proa, y Su lenguaje, plasmado en su carta fundacional, es inusualmente desafiante y amenazante: "¿por qué obreros y empleados soportan la servil situación a que están subyugados?"

La CCTT es "independiente" en el círculo del movimiento sindical y no se siente parte, ni comparte, con la Central Autónoma de Trabajadores (CAT), con la Unión Nacional de Trabajadores (UNT) y con la frustrada Central de Trabajadores de Chile (CTC), de Arturo Martínez. "El entreguismo de estas Centrales en el Gobierno de Michelle Bachelet los transformó en cómplices de la Reforma Laboral Patronal", acusa.

Entre sus demandas inmediatas se encuentran incluir en los contratos colectivos una jornada de trabajo continua de 40 horas semanales; un aporte patronal al seguro de cesantía, a la AFP y salud; derecho a la sala cuna universal para madres y padres; monto diario por locomoción y alimentación; igualdad salarial entre géneros; subsidio de cesantía por dos años; reconocimiento del derecho al trabajo de los inmigrantes; pleno derecho a huelga y negociación por rama.

Su consigna de lucha popular la resume en su objetivo de "articular con otros sectores del pueblo, para levantar un movimiento popular que pueda golpear al sistema capitalista-patriarcal y abra paso a un nuevo ciclo político".

Es el mismo nuevo ciclo político -otro modelo económico, una Asamblea Constituyente, otra Constitución, otra "democracia"-, pronosticado por la izquierda…para después del que iba a ser exitoso segundo Gobierno de Bachelet.

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