LAS TERMITAS SON INEXTINGIBLES

VOXPRESS.CL.- Al igual como las termitas, que no se ven ni se sienten hasta que han consumado su daño, opera el desempleo. Cualquier Gobierno -del color que sea- sabe que gran parte de su éxito radica en la estabilidad laboral, porque, a la postre, y sea quien sea la autoridad, el cesante pasa la cuenta en las urnas de una elección.
Su drama es tan silencioso como el de las termitas: no quiere explicaciones, sino soluciones.
Conocedora de esta cruel realidad, la (ex) Presidenta socialista "creó" empleos, pero en un 80% fue en la administración pública, financiados todos con dineros del Estado, entre ellos una dotación calculada en 9 mil operadores políticos, esto es, no prestadores de servicios.
Muy al tanto de esta situación, en su campaña presidencial, Sebastián Piñera, como parte de su eslogan de "días mejores", anunció la creación de miles de empleos asalariados, pero la tasa de crecimiento le ha sido esquiva. Razones hay varias: una, es la llamada "estructural" por los economistas; otra es que si bien ha aumentado la inversión y existe confianza empresarial, el incremento de la tecnología no requiere de más mano de obra; una tercera corresponde a la errada formación de profesionales por parte de las universidades y una última es casi de incredulidad: 4 millones 900 mil chilenos mayores de 18 años no han rendido su cuarto medio y, por tanto, no pueden acceder a ningún trabajo con contrato. De éstos, actualmente apenas 140 mil están regularizando su escolaridad para, al menos, acceder a un trabajo si bien de segundo orden, pero legalizado y con acceso a beneficios previsionales y de salud.
Un reciente informe de la Cámara Nacional de Comercio consigna que se incrementó en 6.5% el número de pérdida de puestos de trabajo, precisamente en uno de los sectores de servicios más grande e importantes del país: constituyen el 23% de la provisión de puestos en el mercado laboral regular.
El pobre crecimiento del IMACEC de febrero (1.5) y el consenso nacional e internacional de que este año Chile no crecerá más del 3.5%, contribuyen a robustecer a este enemigo que ningún Gobierno desea.
Los economistas dan cuenta de que "ha habido una precarización en el mercado laboral regular" y lo resumen en que la tasa de desempleo ha sido determinada por "la destrucción del trabajo asalariado en el Gobierno anterior", el cual cayó por cuatro años consecutivos, desembocando en el alza en el empleo por cuenta propia. De no ser por la informalidad, el indicador sería peor.
El empleo por cuenta propia -como se sabe- es básicamente el que asume el despedido o el cesante para tener, al menos, el mínimo dinero para subsistir. Ejemplo claro de ello es el comercio ambulante, el mismo que está en guerra con la Municipalidad de Santiago, la cual, tras su desborde, limitó los permisos para venta callejera. En respuesta, los no autorizados apedrearon y pintarrajearon el histórico edificio consistorial.
La porfía de la tasa de desempleo para descender a niveles por debajo del 5%, se debe, según los economistas, a factores estructurales de la economía chilena, y que dicen relación con la capacidad de ella de incrementar su producción a largo plazo. Desde comienzos de los 2000 se registra un menor crecimiento de la productividad.
Simultáneamente a ello, Chile vive uno de los ciclos de exceso de profesionales en ciertas áreas de especialidad. Ello depende de los planteles de educación superior que, intencionalmente y por motivos comerciales, continúan "vendiendo" opciones de estudio que no tienen futuro alguno, o sea, ofrecen cesantía segura. En la actualidad, un 14% de titulados de educación superior se halla sin trabajo. Profesionales que han desembolsado recursos para adquirir ciertas habilidades no encuentran demanda, porque los escasos empleos no son asignados por mérito, sino según las mejores conexiones y contactos.
Al mismo ritmo del desempleo, aumenta el número de trabajadores que carece de acceso a una capacitación adecuada que le permita reinsertarse en el mercado laboral. Si no es el Estado, nadie los perfecciona.
Un dato más que revelador es que la tasa de cesantía en el Comercio llegó a 6,6% en el trimestre móvil diciembre/febrero, por sobre el promedio de los últimos años.
El 2018 se perdieron en promedio 15.000 empleos en el sector y se puede llegar a 35.000 en 2019, con una mayor pérdida de asalariados privados respecto a los cuenta propia que ganan terreno.
El empleo por cuenta propia -que representa un tercio de la ocupación del comercio-, marca un crecimiento anual de 4,2%, reafirmando la tendencia de los últimos cuatro períodos, con 20.487 personas más que hace un año con empleos que son precarios e inestables.
La promesa de "los días mejores" para el mundo de los trabajadores no se está cumpliendo, y ello porque al momento de hacerla, el Presidente -seguramente por su entusiasmo del momento- no evaluó las condiciones reales con las que iba a encontrase y, con certeza, se confió en que el mundo empresarial, por tener un mejor y garantizado ambiente, iba abrir sus puertas de par en par para la creación de empleos, pero no ha sido así.
El entonces candidato entendió perfectamente cuál era una de las principales inquietudes de la población -el tener un empleo estable-, pero son, muchas las variables que le han salido al camino para impedir hacer realidad su compromiso. En el corto plazo no se prevé una salida a esta tranca que implica una seria amenaza para las aspiraciones electorales del oficialismo…