UNA LUCHA DE OSCURO PRONÓSTICO

VOXPRESS:CL.- Equivocadamente, porque es un símbolo del idealismo, se suele presentar los embates de don Quijote contra los molinos como concepto de lucha. Pero hay un ejemplo muy real y cruento de batalla desigual, y que se viene a la memoria tras el anuncio presidencial de un plan nacional de combate al consumo de drogas entre los escolares.
El primer enfrentamiento bélico de la Segunda Guerra Mundial, en 1938, fue la invasión nazi a Polonia: loa tanques alemanes despedazaron la defensa de la caballería polaca. Al conocerse las cifras oficiales de los niveles de drogadicción juvenil en el país y las medidas, muy bien intencionadas, para, al menos, aminorarlos, queda la sensación de que las fuerzas que se enfrentarán son tremendamente desiguales, como aquel episodio de la guerra…
Los jóvenes chilenos presentan índices de consumo de marihuana, fármacos tranquilizantes y cocaína en niveles superiores a los de toda Latinoamérica, concluyó el Estudio nacional de Drogas en Población Escolar elaborado por el SENDA.
La investigación realizada entre octubre y diciembre de 2017 en jóvenes entre 13 y 17 años, demostró que uno de cada tres adolescentes consume marihuana, mientras que el 64% aseguró haberse embriagado en el último mes.
La población escolar en el país es de 4.259.000 niños y jóvenes, de tal modo que aproximadamente 1.400.000 ya está atrapado por las drogas o el alcohol. Como de esa cifra, el 51% corresponde a varones, se concluye que la gran mayoría de quienes son adictos pertenecen al sexo masculino. En esta estadística no están incluidos los niños y jóvenes entregados al cuidado del SENAME que confesaron ser consumidores.
El Presidente Sebastián Piñera interrumpió tres teleseries y un noticiero para acceder a todos los hogares del país por cadena nacional de televisión y anunciar el plan Elige Vivir Sin Drogas: "jamás nos rendiremos frente a este maligno y destructivo enemigo", dijo.
Hoy, los escolares chilenos se encumbran en lo más alto de Latinoamérica en consumo de marihuana, cocaína, pasta base y tranquilizantes sin receta médica.
Mientras la juventud chilena vive esta trágica realidad, Islandia exhibe al mundo sus logros en esta materia y ha sido tomada como ejemplo por otros 22 países. En 1997, un 17% de los menores de edad de dicho país habían consumido marihuana una vez en su vida. Después de una década, esa cifra disminuyó a un 7%. El avance fue el mismo en el caso del alcohol y el tabaco, disminuyendo desde un 42% y 23%, respectivamente, al 5% y 3%.
El responsable fue el plan Planet Youth, una política pública basada en el fortalecimiento de los contextos de desarrollo ambiental, sociocomunitario y familiar. Dicho programa es aplicado por la Universidad de Chile desde 2018 en seis comunas, lo que motivó el interés del Gobierno en extenderlo a nivel nacional. Costará $500 millones-
La ejecución del plan, copia de lo que hicieron los islandeses, es el siguiente: el uso del tiempo libre es protegido, guiado y supervisado. En el caso de Islandia se tradujo en techar e iluminar todas las canchas de fútbol y asignar a cada una de ellas un entrenador fulltime.
Enseguida, interviene el rol familiar, esto es, la obligación de los menores de permanecer, al menos, una hora al día alternando con sus padres, y la tercera fase del plan es "convencer a los jóvenes" de que… ¡deben esperar hasta los 18 años para consumir drogas y beber alcohol!...
Sin el menor ánimo de menoscabar la buena intención de las autoridades por frenar la deserción escolar, el mal rendimiento estudiantil, el microtráfico, las agresiones a profesores, el comportamiento iracundo en manifestaciones y la progresiva participación adolescente en el crimen organizado, el plan islandés poco o nada tiene que ver con el Chile de hoy.
Chile e Islandia son tan distintos en todo que el mismo remedio aplicado acá no tiene porqué tener el buen resultado de allá. Dicho país nórdico tiene apenas 350 mil habitantes y durante gran parte del año, casi no hay horas de luz natural, de tal modo que la juventud, en virtud de las bajísimas temperaturas por la cercanía de la isla con el Polo Norte, pasa gran parte del tiempo en sus propios hogares.
La cantidad de habitantes, el clima, los espacios, la realidad social y los tiempos en Islandia nada tienen que ver con las profundas raíces de los males chilenos.
No obstante estas categóricas diferencias, no deja de ser cuestionable y discutible el último punto del plan islandés: "convencer a los menores que recién a los 18 años pueden drogarse y embriagarse"…¿Es ésa la idea de "Elige Vivir sin Drogas? ¿Sólo aplazar su consumo hasta la mayoría de edad?
Cualquiera que, realmente, quiera poner un fin definitivo a este prematuro consumo de alcohol y drogas que está exterminando a niños y jóvenes, tiene que partir asumiendo que la realidad local es radicalmente diferente a la islandesa, empezando por la progresiva descomposición de los hogares y de las familias. Los padres no están presentes, la madre es el único sostén y si a veces no hay ni siquiera qué comer, no existe el menor ánimo en conversar acerca de los caminos correctos de la vida.
El Planet Youth de los islandeses, al aplicarse en Chile, tiene una tremendo similitud con la caballería militar polaca de 1938 que se enfrentó a los tanques alemanes.