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¿CON QUIÉN CONVERSA EL PRESIDENTE?


VOXPRESS.CL.- Es de tanta liviandad la política de estos tiempos, que el estilo que prevalece es el de los recados. Se ha llegado a un punto en que nadie parece entenderse, ni siquiera al interior de los mismos partidos.

La política de los acuerdos requiere de dos elementos determinantes para que pueda ser realidad: uno, que los contactos tengan un mínimo de discreción y reserva, y el otro es que los interlocutores posean alguna representación, si no unánime, al menos consensuada.

Una causa de que los antiguos colectivos políticos se hayan transformado en las montoneras que hoy conocemos, es su diversidad ideológica, lo que los ha conducido a la ingobernabilidad. La multiplicidad de sensibilidades al interior de los partidos, los tiene a todos en una pugna interna permanente por la confrontación de grupos que, a como dé lugar, tratan de imponer su criterio.

Cuando el Presidente de la República invita a conversar al titular de un partido ¿con quién, realmente, lo está haciendo? ¿Con alguien que tiene el respaldo de todos o sólo de algunos?

En la última cita, el Presidente recibió al Frente Amplio y se llevó una negativas total a algún tipo de entendimiento. Pero la voz cantante la llevaron los dirigentes de Revolución Democrática. ¿Qué piensan los otro siete movimientos que integran el colectivo?

Si se atiende a los comentarios emitidos por los presidentes partidistas a la salida de la ronda de conversaciones con el Presidente en La Moneda, ninguno fue categórico en su evaluación. De quienes aceptaron la invitación del Mandatario, el único que parece sufrir menos de 'olitas' al interior de su colectividad es Carlos Maldonado (PR). Aunque tiene oposición -Ernesto Velasco-, de momento no sufre las marejadas que por estos días azotan, con gran magnitud, al PS, a la DC, al PPD y al FA.

No pasó inadvertido que la conversación más prolongada fue la del Mandatario y Fuad Chaín: 2 horas 45. Hay que recordar el enfrentamiento entre la DC y el Frente Amplio (FA) por la presidencia de la Cámara de Diputados, luego de que los frentistas acusaran a la DC de ser "colaboracionista" con el Gobierno, al votar a favor de algunos de sus proyectos de ley.

Para evitar sospechas por lo prolongado (o preferencial) de la cita Piñera-Chaín, a las pocas horas la DC acordó una reunión con la mesa del PS "para avanzar" en un acuerdo unitario en la oposición. Antes de que ello ocurriera, el ícono de la disidencia a la directiva de Chaín, el senador Francisco Huenchumilla, denunció que "en mi partido hay incapacidad de debatir ideas, porque lo que importa es acceder a cuotas de poder interno". A éste se le suma la postura dura de dos progresistas que se manejan como pez en el agua en el Congreso: el diputado Víctor Torres, cercano al PC y al FA, y la senadora Yasna Provoste, jefe de bancada.

La directiva DC conversó, a su vez, con una mesa, como la del PS, que está cuestionada y amagada. Para las elecciones internas del 26 de mayo, enfrentará a una disidencia aglutinada como nunca antes. El "antielizaldismo" es tan fuerte que hizo posible llegar a una lista de consenso entre casi todos los sectores adversarios al senador por el Maule y exponente del Tercerismo.

Se halla prácticamente amarrado un acuerdo entre Alternativa Socialista -Marcelo Díaz-, Renovación Socialista -Marcelo Schilling- y la Izquierdista Socialista -Fernando Atria. Elizalde sólo cuenta con el apoyo de su Tercerismo y de la Nueva Izquierda, de Camilo Escalona. En compás de espera se encuentra Convergencia Socialista, de Osvaldo Andrade.

La fuerte corriente adversa a Elizalde se hizo evidente por negarse apoyar al diputado Juan Santana, como candidato a presidente de las Juventudes PS, y, más tarde, por desestimar una solicitud de la disidencia, en cuanto a que las modificaciones a los estatutos los tiene que aprobar el Consejo Nacional y no el pleno del Comité Central. Todo apunta a que si se decide a competir, Elizalde se enfrenará a Mahmud Aleuy, un carismático militante y con aprecio transversal, conocido como "Pancho" por su chapa en la época del clandestinaje.

El Presidente también habló largo -2 horas- con el titular del PPD, Heraldo Muñoz, pero ello se atribuye a los vínculos entre ambos surgidos con motivo del fallo de La Haya por el diferendo con Bolivia. Pero el autoproclamado candidato a La Moneda para el 2021, fue de inmediato descalificado por el senador Felipe Harboe, quien lo criticó "porque cree que en el partido lo único que interesa son los temas de política exterior".

Independiente de que los diálogos de Piñera con los presidentes de partidos se estrellarán, indefectiblemente, con las divisiones internas de las colectividades, los recados que siguieron enviándose oficialismo y oposición tras los encuentros, dejan la sensación de que aquéllos poco o nada sirvieron.

La oposición anunció que así como "no ha pescado la reforma tributaria", tampoco lo hará con la previsional, en tanto la ministra de Educación, Marcela Cubillos, enfatizó que "es imposible no hablar de Bachelet al corregir las leyes que ella dejó", en respuesta a la 'parada de carro' del presidente socialista Álvaro Elizalde, quien condicionó al Presidente Piñera que "para dialogar es imprescindible poner fin a las injurias" (?) contra la (ex) Presidenta.

Tocado en su orgullo, el Presidente anunció que "el hecho de buscar acuerdo no significa que se detendrán los proyectos". ¿Cómo avanzarán en medio de este ambiente? Toda una incógnita, si se asume que el diálogo directo pareció no valer mucho.

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