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CAOS CON LUZ VERDE EN LAS CARRETERAS


VOXPRESS.CL.- Aunque cronológicamente no correspondió al término oficial de las vacaciones de verano, el fin de semana del 23 y 24 de febrero tuvo una cifra record, difícilmente superada por otro país: 336 accidentes en las carreteras. En rigor, éste no es más que un simple dato estadístico, porque nadie parece interesado en darle una real solución a los atochamientos a causa de colisiones.

Una expresión hasta hace poco desconocida, es hoy una de las más recurrentes en las rutas del país: colisión por alcance. Cuando un vehículo impacta a otro por atrás no es episodio casual, sino consecuencia de lo que la Ley de Tránsito define como "manejo descuidado" y, por ende, sujeto a una infracción con su respectiva citación al tribunal de Policía Local que corresponda. No obstante, estos juzgados, en ninguna parte del territorio, han consignado el ingreso de una sola boleta de Carabineros con esta especificación.

Las autoridades observan con total indiferencia el alarmante incremento de los cada vez más descomunales atascos en las carreteras y, con suerte, los atribuye "al exceso de automóviles" ingresados, y que continúan llegando al país. No deja de ser llamativa y contradictoria esta postura oficial que, por un lado, es sinónimo de progreso -más poder de adquisición de un vehículo-, en tanto, por el otro, se da el más deplorable ejemplo de subdesarrollo, al dejar que los atascos aumenten en forma dramática, con el consiguiente deterioro de la salud mental de conductores y pasajeros que demoran dos, tres y hasta cuatro veces el promedio normal de un viaje.

A veces -no siempre-, la autoridad cree que ofreciendo el 'ofertón" del "peaje a luca" aporta a la descongestión y a la disminución de las colisiones por alcance. El error de todos radica en el convencimiento de que este tipo de anormalidades se debe al exceso de vehículos, y de ahí discurre esta rebaja como una manera de tentar a muchos a que paguen menos, programando su viaje en horarios no masivos. En ese fin de semana -23 y 24- no hubo regalías en la tarifa, y es probable que no vuelva a haberla, dado que la diferencia entre el valor real y los mil pesos no es una gentileza de las concesionarias, sino lo asume el Fisco, el cual debe restituir la diferencia.

Partiendo de la base de que si las carreteras fuesen realmente autopistas y no simples rutas -hasta sin berma-, tendrían, al menos, tres vías de circulación, y ello sí aliviaría el desplazamiento masivo y disminuiría los estrellones. Pero eso no ocurre, y no piensa ocurrir, porque corresponde4 a un desembolso de las concesionarias y éstas, para hacerlo, tienen que incrementar el valor de sus peajes, con la consiguiente molestia de los conductores y la repercusión que ello tiene en cualquier proceso electoral.

De momento, para agilizar los desplazamientos en las carreteras, hay una sola concesionaria que parcialmente puso en ejecución el tag -el mismo que opera en vías urbanas-, pero ocurre que en este país hay 2 millones de deudores por no pagarlo mensualmente o por no utilizar el dispositivo.

En razón de todas estas limitaciones para acercarse al desarrollo vial, hay que discurrir, y aplicar, medidas drásticas a los responsables de originar atascos descomunales: ¡los conductores! De partida debiera convocarse a una revalidación de todos las licencias de conducir, ya que, si bien no existe el relajo de antes, hay sobreabundancia de automovilistas inhábiles y con evidentes taras que limitan sus condiciones naturales. Es indispensable que en este proceso se incluya alguna medición psicológica -rapidez mental- y algún test de inteligencia.

Días atrás, en la ruta 78, en la tercera y exclusiva pista, la contra el tránsito, un vehículo impactó a otro por atrás. Lo ocurrido es insólito, ya que en dicha situación, el conductor sólo tiene que observar a quien lo antecede, sin utilizar los espejos laterales. Así y todo lo embistió.

Al margen de la reevaluación de las condiciones físicas y psíquicas para conducir, resulta imperioso que se establezca una sanción en la Ley de Tránsito para quienes circulen a una menor velocidad de la máxima permitida para la pista izquierda. Según la norma, ésta no es para circular, sino sólo para adelantamiento, y el desplazarse lento por ella obliga a que el sobrepaso sea por la derecha. Es este serpenteo el mayor riesgo de colisiones por alcances. Así como Carabineros fiscaliza los excesos de velocidad, es su deber sacar de las vías rápidas a quienes dificultan el desplazamiento. Pero ello hay que reglamentarlo.

Mientras el subdesarrollo vial continúe vigente y el MOP malgaste sus restringidos fondos, como en el futuro e innecesario bypass por el oriente de Talca, en infraestructura habrá que conformarse con lo que hay. Debe apuntarse a algún tipo de remedio al 'factor humano', de momento el gran responsable de los atochamientos vehiculares y a las tan de moda colisiones por alcance, que no son más que fruto de la estupidez humana.

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