ADOPCIÓN, PERO CON PAPÁ Y MAMÁ

VOXPRESS.CL.- Con la reanudación de la actividad legislativa se viene otra batalla de índole valórica, quizás la más brava de todas las que se han librado hasta la fecha en el Congreso. Se debatirá en la sala de la Cámara de Diputados la aprobación, por parte de su Comisión de Familia, de la adopción homoparental. Significa que una pareja de homosexuales puede acceder a un hijo.
Hasta la fecha, la Justicia ha ratificado el rechazo del Registro Civil a inscribir a hijos de dos parejas de lesbianas.
La Comisión de Familia -un nombre, a estas alturas, casi de fantasía- tiene mayoría de diputados de izquierda, y de la más extrema, los mismos que encarnan el libertinaje, la promiscuidad y representan las promesas que la socialista Michelle Bachelet les hizo a los "chiquilles" y que no cumplió durante su período. Responden a la misma sensibilidad de quienes pregonan el aborto libre, desfilan con sus senos al aire y que quisieron obligar a todos los médicos por igual a matar nonatos.
Si bien el último Censo poblacional (2017) demostró una categórica disminución de los nacimientos en el país, continúa siendo altísima la cifra de lactantes abandonados en los hospitales públicos y/o entregados al cuidado (?) del SENAME. Cada año, un promedio de 20 recién nacidos son dejados por sus madres en los recintos médicos, tras el parto. Con el alta médica, desaparecen sigilosamente por su incapacidad de hacerse cargo del hijo, sea por motivos económicos, familiares, de alcoholismo o drogadicción.
Fue el doctor Eduardo Jaar quien, años atrás, reflexionó sobre el sufrimiento psíquico de estas guaguas solitarias, entregadas sólo a la compasión de las enfermeras, y decidió dar vida a un grupo de Familias Cuidadoras que se hicieran cargo, temporalmente, de ellas. Él, en forma personal, dio el ejemplo.
Para poder hacerse cargo temporalmente de un lactante abandonado, el matrimonio que lo acoge debe ser padre, tener una situación socio/económica estable y que no haya sufrido la pérdida de un hijo. Al cabo de un período que se estima de seis meses, el lactante menor deja dicho hogar y es recibido por una nueva familia que postuló a su adopción legal.
Tiempo atrás, un funcionario de Carabinero que cumplió el rol de cuidador, se negó a cumplir la orden del tribunal de entregar a una niña que vivió en su hogar hasta los 4 años. Tras una larga pelea en los tribunales, logró su adopción. Recientemente en Concepción, un matrimonio acogió a un niño de 2 meses severamente enfermo, y ahora, con 2 años y cuando se refiere a papá y mamá, recibió la orden del SENAME de entregarlo a una familia que, vía legal, postuló a su adopción. El Servicio Regional aseguró que nunca "se pusieron a la fila" para quedarse definitivamente con el niño, sin embargo lograron demostrar que sí lo hicieron mediante un e-mail que presentaron a la Corte penquista para que detuviera el desapego forzado.
Las Familias Cuidadoras, y todo el sistema de adopción, saben que el cobijo es temporal y que llegado el momento, deben desprenderse del menor, al cual llegaron a amar como a un hijo natural. Si aspiran a adoptarlo tienen que seguir el mismo procedimiento de cualquier otro interesado, pese a que, al partir con su misión, fueron chequeadas de pies a cabeza como personas confiables para desempeñar su rol.
Más que una contradicción, es una brutalidad que se apruebe la adopción homoparental y que ésta no proceda automáticamente para quienes quieren permanecer con el niño o niña, al que le dieron vida de hogar durantes meses o años.
Las autoridades del sector, algunos llamados "expertos" en el tema, el SENAME y los parlamentarios -algo no extraño- piensan al revés: no está primero la familia, sino el niño y su felicidad. Arrancarlo de un ambiente que lo siente el suyo, es una crueldad.
Es increíblemente absurdo que sólo para cuidar temporalmente a un lactante abandonado haya que acreditar ser familia estable y con hijos, en tanto para entregarlos en adopción a homosexuales no existe requisito especial más que "entregarle cariño".
Por millones de siglos, la humanidad se ha desarrollado gracias a la relación entre un hombre y una mujer, una ley natural que no se puede ignorar ni menos violar, invocando el progresismo y la igualdad, concepto éste que, aunque con dificultades, sí puede alcanzarse, pero jamás para anular la diferencia original entre un hombre y una mujer.
Hace poco, Jordi Castel, fotógrafo gay, le preguntó a un heterosexual, en plena transmisión televisiva, acaso "¿tú crees que los maricas elegimos ser maricas?". Ello, a confesión de parte, revela que los homosexuales se saben anormales de acuerdo a la ley natural. Siendo así, ¿qué puede resultar de un menor criado por dos papás o dos mamás?
Para acceder a la adopción de un hijo, los tiempos son muy largos y los requisitos, tremendos. Incluso, quienes lo tuvieron por meses y años no tienen privilegio alguno para quedarse legalmente con él, lo que es una injusticia a todas luces. Cuando se usa la inteligencia -si es que la hay, claro- se parte siempre por el principio, y éste clama a gritos que el SENAAME sea el primero, y luego la protección a la infancia, los derechos automáticos de las Familias Cuidadoras y la reforma a la ley de adopción, una de las normas legales más engorrosas que se conocen.
La adopción de hijos por parte de homosexuales puede esperar. Ojalá, para siempre.