BEATRÍZ SÁNCHEZ ESTÁ DE VUELTA

VOXPRESS.CL.- Esperó a que aminoraran los ‘ruidos’ por las pugnas del Frente Amplio (FA) e incluso se modijeraran los enfrentamientos al interior de su propia coalición para dar un paso que venía pensando desde el año pasado: cambiar su domicilio electoral.
Eligió la tranquilidad de febrero para trasladar su inscripción electoral desde una comuna capitalina a Viña del Mar, ciudad en la cual proyecta presentarse como candidata a alcaldesa en los comicios del 2020.
Beatriz Sánchez, quien encabezó un violento despertar del extremismo joven en las Presidenciales de 2017, parecía una ‘desaparecida en acción’ que sólo se limitaba a observar a la distancia los vaivenes, pugnas y la impotencia de su FA para marcar presencia en la Cámara de Diputados. Su pasajero liderazgo en las votaciones de noviembre de ese año, que dejaron a su movimiento con impensados 20 diputados y un senador, fue, y es, ocupado hoy por otros dirigentes que, al menos públicamente, muestran más interés que ella en volver a ser candidata a La Moneda.
Fue la alborotada dinámica interna del FA la que terminó marginando a Sánchez, la que, si bien siempre estuvo presente, prescindió exponerse al fuego cruzado de la montonera. En el marco de su temperamento transformador exhibido en la campaña presidencial de hace dos años, tuvo el olfato de no embarcarse en una aventura que la arriesgara a perder la buena imagen dejada.
Pese a su estrecha cercanía con Giorgio Jackson y con Revolución Democrática mantuvo una línea afín a la diversidad y radicalidad de las bases -no militantes- y que, en definitiva, fueron quienes por una vez en sus vidas se levantaron temprano un domingo para salir a sufragar por ella.
Ya el año pasado había husmeado que su retorno tendría que ser una real medición de su temperatura política, y el mejor escenario para ello es la elección municipal del próximo año. Dado su feeling con Jorge Sharp, del Movimiento Autónomo y alcalde de Valparaíso, le echó el ojo a Viña del Mar, más aún con la artillería pesada cayéndole a Virginia Reginatto (UDI) por las deudas de la municipalidad.
Sánchez leyó bien la experiencia electoral vivida por el alcalde porteño: nunca figuró entre los favoritos, pero terminó imponiéndose por una goleada. A Sharp lo eligió el mundo joven que vive descontento con todo y su mensaje de cirugía profunda fue acogido por el inmenso universo de estudiantado universitario móvil del puerto.
Aunque Beatriz Sánchez tiene claro que el espectro electoral de Valparaíso no es el de Viña del Mar, se sentía en la obligación de medir fuerzas para aclarar su futuro político. No hay que olvidar que todavía se piensa que ella sólo fue un fenómeno pasajero que estrujó al máximo la disconformidad generalizada en la izquierda más dura por la imposición que el PC hizo de Alejandro Guillier.
Ante un eventual éxito en un teatro de operaciones teóricamente muy complejo, Beatriz Sánchez podría terminar transformándose en el pegamento que tanto requiere el FA. Todos sus partidos y movimientos miembros son ultra, con gente muy radicalizada, que proclama y reclama los “grandes cambios” que Chile necesita, como, por ejemplo, “reforzar la democracia”…Aunque nadie conoce proyecto o programa alguno, el FA y el PC aborrecen la institucionalidad vigente, odian al neoliberalismo y ventilan más rabia a medida que presencian cómo el socialismo continúa derrumbándose, y han sentido como una espina en el corazón el desplome de quien fuera uno de sus íconos, Nicolás Maduro.
El retorno de Sánchez a la política activa, ahora con miras a las municipales, puede terminar siendo un factor que disipe la dispersión y las fracturas del FA, pero subsiste el temor –de sus adherentes, desde luego- que desde 2017 a la fecha siga siendo imposible la vida en común de la colectividad, por culpa de los pequeños y disímiles caudillajes que continúan vigentes y haciendo prevalecer su voz.
Tanto recelo tienen sus “amigos” del FA a que pueda ser una fuente aglutinadora que le ‘recomendaron’ que, mejor, se presente a una candidatura senatorial o como futura Intendente de la Quinta Región, éste, un cargo ahora de elección popular, pero carente de visibilidad.
Es valiente Beatriz Sánchez, y ello hay que reconocérselo. Aceptó una aventura que hasta los más avezados expertos electorales consideraron un salto al vacío y una osadía –con el desenlace que sabemos-, y ahora se enfrenta a otro de menor magnitud, pero con más responsabilidades. Una candidatura para una de las municipalidades con más visibilidad en Chile la puede reponer en un primer plano, pero, por sobre ello, esta vez tiene obligaciones y metas.
Una es de índole personal, medir y cotejar en qué peldaño de la escalera política se halla, y la otra es dar pruebas públicas de su liderazgo, al encarnar la candidatura municipal más importante de la que ofrezca el FA en las elecciones del próximo año.
El 2017, como precandidata a La Moneda, no tenía más carga que la incertidumbre. Para las municipales del 2020 sí las tiene, más aún si de acuerdo a los sondeos de las primeras encuestas para el sucesor de
Piñera, es el personaje de la izquierda más mencionado, y eso que estaba en las sombras.