CIRUGÍA PARA ACORRALAR A UN TIRANO

VOXPRESS.CL.- Que los tiempos han cambiado, de ello no caben dudas, luego de constatarse la ingeniosa experiencia socio/política de Venezuela para acorralar a su tirano, anularlo y estrecharle el sitio.
Hace menos de veinte días, no era predecible el modo en que llegaría a su fin Nicolás Maduro como usurpador del poder en Venezuela. La respuesta, casi automática, era unánime: mientras tenga el respaldo de los militares, seguirá allí. Era una reacción natural ante una experiencia conocida, repetida e inevitable: no hay Golpe de Estado posible sin una intervención armada.
Así era. Pero dada la vivencia de la Venezuela dictatorial, parece haber surgido un nuevo tipo de expulsión pacífica de un tirano, sin cruentos enfrentamientos, militares de por medio.
La fórmula utilizada por la mayoritaria oposición venezolana no es una receta para un vademecum, a la cual cualquier país víctima de un totalitarismo eche mano. Para que la cirugía encabezada por Juan Guaidó no fuese abortada, incluso antes de la anestesia, se dieron muchos factores muy particulares y que se entrelazaron, pese a todos los empeños del dictador por trabarlos, como interrumpir el único nexo de interconexión disidente: las redes sociales.
Por décadas, el mundo ha convivido con dictadores y ha sido testigo de cómo los fallidos intentos por derrocarlos terminaron fortaleciéndolos, como la invasión de bahía Cochinos en Cuba y la amenaza de ataque nuclear a Norcorea. A la postre, gracias a la desastrosa doctrina socialistas, terminan reventándose solos, como pasó con la Unión Soviética, su cortina de hierro y su cruel Alemania comunista.
Para que un régimen totalitario estalle tiene que darse, prioritariamente, un factor: que su población no sea forzadamente silenciada. En Corea del Norte y en Cuba, lo están bajo pena de cárcel o muerte, en cambio en Venezuela aún es posible expresarse. Pese al totalitarismo, la disidencia continúa manifestándose, incluso al costo de ir detenida. Hay más de 700 presos políticos.
Con una población valiente y capaz de denunciar todo tipo de ultrajes, atropellos y violaciones, Maduro ha estado permanentemente en la vitrina internacional por tres motivos que al mundo libre le origina irritación: atribuirse todos los Poderes del Estado, elegirse como "Presidente" en una elección sin partidos rivales y causar una crisis humanitaria que a nadie ha dejado indiferente.
Tiene otras "debilidades", como ser causante de la inflación más grande que conozca la historia -más de un millón %- y ofender e insultar a cuanta autoridad le plazca. Hervido en su propia cacerola, ya desprestigiado y sin amigos en el barrio ni en el mundo, a su inestabilidad contribuyó enormemente que los líderes y los movimientos opositores no fuesen de una derecha radical, sino más bien centristas, herederos de la democracia cristiana de Carlos Andrés Pérez, lo que resultó determinante para que, a excepción de la izquierda, Gaidó recibiera un respaldo transversal en Latinoamérica y en el mundo. La Unión Europea, con todas sus diversidades políticas, le dio a Maduro un plazo de ocho días para que llamase a elecciones libres e informadas. Su respuesta fue inmediata: "a mí, nadie me da órdenes".
Consciente de este respaldo gigantesco y creciente en el resto del mundo, la oposición utilizó el único bastión institucional posible en caso de vacío de poder: la Asamblea Nacional (Poder Legislativo). Como poquísimos países reconocieron la viciada asunción al poder de Maduro, la ausencia legal de un Presidente obligó a aquélla a asumir transitoriamente el mando. Fue lo que hizo Juan Guaidó en una conducta audaz y valiente, pues debe recordarse que el Legislativo fue cerrado y sustituido por una Asamblea Constituyente con miembros escogidos de entre los adherentes al dictador.
El vertiginoso reconocimiento de países de todos los rincones al auto asumido "Presidente encargado", sitió no sólo a Maduro, sino también a sus Fuerzas Armadas, porque una cosa es salir a las calles a defender a un amagado Mandatario legítimo que hacerlo por uno ilegítimo, que éste es el caso. Como garantía para perpetuarse en el poder, Hugo Chávez, en su momento, y Nicolás Maduro después, designaron a 2 mil generales, otorgándoles beneficios y regalías que incluyeron un trato económico especial y hasta ingresos por el narcotráfico.. ¿Dónde tienen depositados sus dineros estos oficiales? La respuesta explica porqué ellos, siendo formalmente leales y agradecidos del régimen ilegal, no están dispuestos a arriesgar el bloqueo a sus ahorros en caso de que entren en acción a favor del dictador.
Hábil, Guaidó redacto una ley de amnistía y se las hizo llegar para que confiasen en que nada les pasará por su sabida corrupción y vínculos con el narcotráfico. Para peor, el privilegiado Alto Mando sabe que el cuadro permanente, la suboficialidad, es parte de la clase social que hoy está en la miseria y muriendo de hambre.
Maduro no tiene salida ni escapatoria, y el reducido apoyo de Rusia, China, Turquía e Irán se debe a que estos países le adelantaron millones de dólares por compras a futuro de petróleo, y temen que con su salida nunca reciban el combustible ya pagado. Estados Unidos, su principal comprador del combustible -casi un 50%- le quitó el poco oxígeno que le quedaba, al inmovilizar los activos de la estatal exportadora y el Parlamento Europeo aprobó el reconocimiento como Presidente de Guaidó.
Para peor, ante sus escasos partidarios, Maduro perdió toda credibilidad, al anunciar a gritos que le daba tres días a Estados Unidos para retirar a su personal diplomático desde Caracas y, vencido el plazo, nada de ello ocurrió. Exigió el retorno de su personal diplomático en aquel país y no lo hizo nadie.
La Guardia Nacional -policía militarizada- reprimió las manifestaciones opositoras a que convocó Guaidó, dejando 70 muertos y 800 presos. "No da para más" dijo el Secretario General de la OEA, ante lo cual nuestra "democrática" izquierda guardó silencio, al igual que con la deportación desde Caracas de dos enviados de TVN.
Es histórico y sin precedentes lo que está ocurriendo en Venezuela: la izquierda no puede dar crédito a que uno de sus dictadores esté acorralado, solitario y dando órdenes que nadie cumple. Un connotado socialista chileno, José Miguel Insulza, planteó como solución que Maduro llame con urgencia a un referendum…¿Puede hacerlo un Presidente que ejerce ilegalmente el cargo? ¿Tiene el país recursos para que voten los millones de exiliados venezolanos? El tirano no tiene crédito ni espacio para maniobra alguna. Está acorralado, sin presente ni futro, gracias a una cirugía política hábilmente concebida.