FARISEOS PUESTOS A PRUEBA POR LA ÉTICA

VOXPRESS.CL.- En la rutina de su retórica, siempre digna de poco crédito, los parlamentarios, en especial los diputados, suelen poner énfasis en conceptos como la ética y la moral. No obstante, y también con cierta frecuencia, no las practican o, simplemente, las atropellan.
La Cámara de Diputados, entre sus muchas Comisiones, tiene una de Ética que, se supone, es la encargada de velar por el prestigio y buen nombre de la Corporación, sancionando a aquellos miembros que no observan un comportamiento afín a su juramento.
Por la diversidad de su componente humano, la Cámara es una vitrina de lo que es el país hoy: una sociedad decayente. Días atrás, la población quedó estupefacta al informarse de los viáticos 'dos en uno' de estos honorables e incluso de la subvención mensual que reciben para que puedan mantener mecánicamente bien sus propios vehículos.
Al ser desafiados por los costosos alojamientos elegidos para sus permanencias en Valparaíso, uno de ellos respondió que "por favor, yo no me veo durmiendo en un hostal…", en una insolente bofetada a una mayoría ciudadana que para sus estadas fuera de su lugar de residencia acceden a residenciales, casas de parientes e incluso a básicas carpas o las cabinas de sus autos.
Conductas y respuestas como éstas deberían ser remitidas a una Comisión de Estupideces -en la cual encajarían todas las acciones y declaraciones del 'honorable' Florcita Motuda-, pero como no la hay, automáticamente tendrían que ser asignadas a la, sí existente, de Ética. Ésta debería, también, ocuparse de los diputados que duermen plácidamente en las sesiones, a los que revenden sus pasajes aéreos gratuitos, a los que chatean en los computadores corporativos y a los que obsequian entradas para las tribunas a correligionarios que sólo insultan y entorpecen las sesiones.
¿Sirve de algo la Comisión de Ética? De vez en cuando se ocupa del o los protagonistas de algún incidente en Sala, pero hace poco ocurrió un hecho repudiable que tal instancia la deslegitimó para siempre: no sancionó, dilató y espera explicaciones de Gabriel Boric y Maite Orsini. Ambos parlamentarios, en el regreso de un viaje a Palestina con todos los gastos financiados por el invitante -igual recibieron viático oficial-, se quedaron un par de días en Paris. El resto de la delegación supuso que era por justificables razones sentimentales, ya que son pareja.
No fue así. La escala de ambos en Francia fue para reunirse secretamente con el asesino del senador Jaime Guzmán, el frentista Ricardo Palma Salamanca, refugiado político en dicho país, luego de una larga permanencia en México, desde donde escapó al ser buscado por secuestros de empresarios y millonarios cobros de recompensa.
Una vez más habrá que recordar que Guzmán fue asesinado hallándose Chile en democracia, y sus autores condenados a perpetuidad por una Justicia también en democracia y huyeron en helicóptero desde la cárcel de Alta Seguridad.
Boric y Orsini sostuvieron dicha reunión a petición de familiares de Palma Salamanca y de un movimiento de solidaridad con el subversivo. Tal encuentro de solicitud de apoyo y de compromiso de una visita en París se realizó -ni más ni menos- en la sede del Congreso Nacional, el paraíso de la democracia según la izquierda. ¿Es un demócrata un asesino político y secuestrador profesional?
Cofundador del Frente Amplio y, por ende, del "hombre nuevo", poco después, sonriente, recibió de regalo, y públicamente, una polera con una gráfica del senador asesinado con una bala en su cabeza.
Ambos parlamentarios fueron citados por la Comisión de Ética y ésta, con mayoría izquierdista, los absolvió en uno de los fallos más aberrantes que se tenga memoria por parte del Legislativo y que, para peor, quedó en Actas para siempre.
Días después, con motivo de la Fiesta de los Abrazos del PC, la diputada del PRO, Marisela Santibáñez, embriagada por la pasión, se refirió al crimen del senador como "el perro bien muerto está". Una Comisión de Ética queda chica ante la barbarie de su expresión. Citada a tal instancia, dio parte de enferma…
Una Comisión de Ética sin ética no sirve, y de ahí que se haya presentado un proyecto para poner fin a su existencia. Como la izquierda, mayoritaria en todas las Comisiones, carece del concepto de justicia, ignora -intencionalmente, claro- el de neutralidad y nunca ha logrado comprender qué es la objetividad, esta inútil instancia, que carece de correlación con algún ministerio, no tiene razón de ser.
Se ha propuesto que la reemplace una Comisión de Hombres Buenos, seleccionados, se dice, con pinzas y ajenos al devenir del Parlamento, para que no se contamine con la más asquerosa de las politiquerías, como en este caso.
Es ésta una buena oportunidad, quizás única, para poner a prueba a esta tropa de fariseos. ¿Actuarán, aunque sea por una vez en sus vidas, con honestidad?